lunes, 14 de septiembre de 2009

Book II, Capítulo IX, Tinta y Lágrimas


“El amor es siempre paciente y amable.

Nunca es celoso. El amor nunca es

Jactancioso o presumido. Nunca es

Descortés o egoísta. No es ofensivo

Y no es resentido”.

Corintios

Capítulo IX

Tinta y Lágrimas

El sol de medio día brillaba con frenesí amenazando con dejarlos ciegos, cuando tres pequeñas casas aparecieron ante ellos después de haber pasado una hora sin ver nada más que aves de brillantes colores y pálidas nubes.

La casa del centro estaba pintada de un verde limón y poseía un techo hecho de tejas marrones al igual que las otras dos casas que estaban al lado de la primera, unidas a ella por medio de puentes que tendrían de dos a tres metros de largo. La fachada de aquella casa sin duda era de ensueño, tenía dos pequeñas ventanas que en su alfeizar nacían pequeñas flores de colores alegres, la puerta era de alguna clase de madera que Isis no conocía y estaba tallada con motivos de rosas. Al lado de la casa, Isis podía apreciar un pequeño huerto.

-Ya llegamos a la casa de Helios –dijo Caleb señalando hacia adelante.

-¿Cuál de las tres es la casa de Helios? –preguntó April con un deje de ansiedad en su voz.

-Las tres –contestó Caleb sonriendo –usualmente las casas de este mundo no entran en una sola nube, por eso las construyen en partes sobre varias nubes.

-Es preciosa –murmuró Isis –me encantaría vivir en una casa como esa.

Los pegasos aterrizaron poco después, cerca de la estancia de la izquierda donde se encontraban otros pegasos. La puerta de la casa central se abrió al momento de que pudieran desmontar a los pegasos, una mujer de cabello negro corto hasta los hombros, de piel bronceada, vestida con un extraño vestido hecho de plumas de pavo real salió de ella y se dirigió con paso rápido hasta ellos. Isis la contempló por un momento, al principio pensó que se trataba de Helios, pero luego recordó que Caleb había hablado de Helios refiriéndose a “él” no a “ella”.

-¡Por fin llegaron! –Dijo la mujer alegremente –Helios los espera.

-¡Oye! -Dijo Caleb a la mujer que rápidamente volteó hacia él -¿Qué no me vas a saludar?

-¡Ah, lo siento! –Dijo sonriendo la chica, mientras se apresuraba a caminar hacia Caleb y darle un abrazo –ya te extrañaba, pasaste mucho tiempo sin visitarnos.

-Sí, lo siento –contestó él alegremente para luego voltearse hacia los chicos –Miren ella es Kristal, la esposa de Helios –explicó para luego volver a voltearse hacia Kristal y presentar a los humanos –ellos son: Isis, Kevin y April.

-Un gusto conocerlos –dijo ella, entonces se deslizó con sus pies descalzos sobre la nube hacia ellos y depositó un dulce beso sobre las mejillas de cada uno.

-Oye Kristal, ¿Dónde está Helios? –Preguntó Caleb cuando la chica volvió a caminar hasta él.

-¡Es cierto, por poco se me olvida! –Exclamó Kristal alarmada –Esta esperándolos en la cocina.

-Genial porque muero de hambre –dijo Caleb mientras comenzaba a caminar hacia el puente que comunicaba a la próxima nube -¿Vienen o no? –preguntó al ver como no se movían.

-Claro que sí –contestó April y emprendió el camino junto con Kevin e Isis.

-Oye Caleb, eres un mentiroso –acusó Kristal después de que cruzaron el puente de madera.

-¿Por qué lo dices? –preguntó ofendido el castaño volteando a ver a Kristal.

-Porque dijiste que la salvadora estaba herida y ni siquiera la he visto –dijo ella mientras ponía sus manos en su cintura en ademan de regaño.

-Sí que eres despistada Kristal –dijo un hombre que recién había salido de la casa.

Isis giró sus ojos en dirección al hombre y se sorprendió por unos segundos, el que acababa de salir de la casa era un hombre de tamaño considerable, tanto así que parecía un gigante con su forma reducida, aunque era un poco más bajo que esos, tenía el cabello oscuro y rizado, piel blanca y ojos castaños. Su sola presencia imponía respeto, su rostro era severo pero daba cierta confianza inexplicable, una confianza que resultaba familiar.

-¿Por qué lo dices, Helios? preguntó algo irritada Kristal, viendo al hombre pero aún conservando su aire alegre.

-Porque la salvadora es la humana que tienes a la par y además, mi querida Kristal, si observaras mejor, verías que tiene las manos vendadas, sin duda quemaduras por oro ardiente, contestó Helios simplemente, viendo fijamente a Isis que le sostuvo la mirada Aunque debo admitir que Caleb exágero un poco.

Caleb amplio su risa cuando Helios pronuncio lo último, Isis volteó a verlo, no entendía como Helios había acertado tan bien a lo dicho antes cuando era la primera vez que Isis lo veía, era la salvadora, sí, pero eso no hacía que todos los seres conociesen su rostro y él no la había confundido.

-Bien, Helios, ellos son-Trató de explicar Caleb cuando fue interrumpido por el Lord.

-Sé quienes son, Caleb, y ellos saben quien soy, no te molestes en presentármelos Dijo Helios ahora sosteniéndole la mirada a Caleb, debía estar midiéndolos ahora entremos a la casa, creo que tenemos algunas cosas de que hablar.

Ellos asintieron sin protestar y siguieron a Helios dentro de la casa. Un suspiro se le escapó a Isis al entrar, en verdad que dentro era mucho más hermoso que afuera. Entraron en una habitación que debía ser la cocina al mismo tiempo que comedor, solo bastó un ademán departe de Helios para que los chicos comprendieran que debían sentarse, Helios se sentó a la cabecera de la mesa y se sirvió una taza de café humeante que estaba en una cafetera al centro de la mesa, para luego pasarlo a los demás junto con algunas tazas que eran más grandes de las comunes, Isis se relamió distraídamente los labios, al mismo tiempo que se sentaba, aspiró profundo, la habitación estaba llena de un suave olor dulce, como a frutas en miel y ahora lo acompañaba el olor a café recién hecho.

-Helios, creo que supondrás porque estamos aquí –dijo Caleb para luego tomar un trago de café.

-Sí, lo sé –respondió Helios sin levantar la vista de su taza –Vienen a buscar a Zane y quieren que yo les ayude a encontrarlo, pero ¿Cómo es que están tan seguros de que yo los ayudare?

-Porque sé que tú también quieres que la paz que Zane empezó, continúe, y solo lograremos eso si él permanece en el trono, pero para conseguirlo primero tenemos que encontrarlo –argumentó Caleb y esta vez su rostro se volvió serio, Isis supuso que era porque de otra forma no convencería a alguien como Helios.

-¿Paz?, la paz es pasajera como la felicidad –dijo Helios fijando su vista en el elfo –no importa si el rey que tú buscas regresa al trono ó no, la paz depende de todos no sólo de un ser.

-Pero la presencia de un ser puede cambiar el resultado de una vida –dijo Isis un poco temerosa al introducirse en la conversación.

-¿A que le llamas vida? –Preguntó Lord Helios sin esperar respuesta –lo que tú dices solo suena cierto en boca de un humano, porque solo los humanos pueden decirnos el valor de una vida, porque sólo ellos, ellos que cuya vida es tan corta, pueden apreciar eso, solo ellos añoran la paz pues puede durar una vida humana. Pero para nosotros los seres inmortales, esa paz es como el agua de un rio que no puede ser retenida, porque tarde o temprano ese rey será asesinado por la competencia y otro tomara el poder, que quizás no sea tan bueno como el anterior y el río se volvería lodoso.

-Pues Zane construirá una presa –dijo Isis y sin querer su voz había aumentado de tono –sé que él es capaz de hacerlo y lo hará –agregó más tranquila y llena de seguridad.

Helios sonrió satisfecho mientras volvía a tomar otro trago de café

–Me has probado que eres digna de mi ayuda, Isis Brown, así que tenla asegurada por lo que te reste de vida –dijo Helios viendo a Isis esta vez con una mirada más blanda que la de antes.

Isis soltó el aire que inconscientemente había estado conteniendo y se permitió sonreír con alegría, tenía la leve impresión de que había ganado una de las batallas más difíciles que hubiera enfrentado, una batalla que ponía a prueba todo lo que había aprendido hasta ahora y como premio hubiese ganado un valioso aliado.

-Kristal, ellas ya han llegado –informó el Lord viendo hacía la chica que sonreía hacía Isis, que dio un pequeño respingo al ser llamada por Helios, e inmediatamente se dirigió a abrir la puerta.

-En verdad eres extraordinario, Helios –murmuró Caleb para luego voltear en dirección de la puerta ya abierta por Kristal pero aun sin nadie del otro lado -¿Quiénes son?

-Son algunas de las amigas de Zane –explicó naturalmente Helios.

El murmullo de voces llego a los oídos de Isis, distinguió la risa de Sefis y la voz de Myshel para luego verlas entrar por la puerta. Isis recordó que Eclipse había dicho que ellas buscarían a Zane en el mundo del aire, un halo de esperanza llegó a Isis, tal vez Sefis y Myshel ya hubiesen encontrado una pista que las ayudara a encontrar a Zane. En cuanto ellas los vieron, parecieron sorprendidas, callaron un momento y sin poder evitarlo la mandíbula de Sefis cayó un par de centímetros cortando las palabras que iba a pronunciar antes de que Myshel se abalanzara para saludar a Isis. Ella sonrió, hacia un buen tiempo que no veía a las chicas, se puso de pie y las saludó alegremente.

-Pensé que nos veríamos dentro de unos días –dijo Sefis al separarse del abrazo de Isis.

-Así era, pero encontramos una pista que nos traía hasta esta mundo, así que no quisimos demorar en llegar –respondió Isis mientras volvía a sentarse.

-¿En serio? –Preguntó Myshel para luego sentarse al lado de Kristal –pues nosotras no hemos encontrado nada.

Eso mató prematuramente las pocas esperanzas que había albergado Isis. Sin duda eso los demoraría mucho más.

-Y ¿Quiénes son ellos? –preguntó Sefis mientras señalaba con el cucharon de la sopa que estaba sobre la estufa a April y Caleb.

-Son Caleb y April –contestó Kristal con tal naturalidad que parecía como si conociera a April desde siempre para luego agregar molesta a Sefis -¡Aún no te comas la sopa que no es hora de comer!

-¡Pero tengo hambre! –se quejó ella dejando el cucharon un poco frustrada y luego sentarse en una silla.

-Kristal, no te enfades, creo que ya es hora de servir el almuerzo –dijo Helios.

Isis se mordió el labio, en verdad moría de hambre y el delicioso olor de la casa no ayudaba en nada, pero lo bueno era que pronto comería.

………………………………………

El sol se había ocultado hacía ya varias horas. Isis estaba en una habitación en la estancia de la izquierda donde dormiría con April. Sefis y Myshel estaban en la habitación de al lado y al frente estaba la habitación de Kevin y Caleb. Helios y Kristal dormían en la habitación de la casa principal.

Helios había dicho después del almuerzo que se dividirían para buscar en el mundo del aire a Zane, y había llevado una esfera de cristal a la mesa, donde Isis pudo apreciar que dentro había un mapa en tercera dimensión, con él, Helios les explicó los lugares precisos donde debían buscar.

Después de eso los demás se habían marchado a buscar en sus respectivos lugares, excepto Isis, pues según Caleb debía descansar hasta que sus heridas sanaran por completo, aunque para ella no le miraba el inconveniente a sus heridas hasta que Helios le explicó que si encontraban a algún enemigo ellos la reconocerían por el simple hecho que el color y olor de la sangre humana era diferente al de los demás seres mágicos. Pero eso solo la desesperaba más, ella quería ir y buscar a Zane a donde fuera, quería verlo…o tal vez ¡Pero que estaba diciendo! Ella deseaba encontrarlo con toda su alma, pero algo en el fondo de su corazón decía que no, pues esa sería la última vez que lo vería. Una lágrima corrió por su mejilla, apretó sus rodillas contra su pecho, lo amaba demasiado, y porque lo amaba no podía permitir que él perdiera algo tan valioso como lo era su inmortalidad.

Una vez había escuchado a su madre decirle a su hermano que si en verdad amaba a su novia que la dejara libre y si era para él, ella volvería. Esa vez Isis no había comprendido porque a su hermano le había costado tanto seguir el consejo de su madre, pero ahora lo comprendía, él había tenido miedo de que ella no volviera, al final ella volvió, pero en su caso era diferente, ella no permitiría que él volviera.

Tomó su bolsa y sacó su diario, necesitaba algo que le trajera alegría, necesitaba recordar tiempo felices. Lo abrió, y unas cartas que había escrito para Zane cayeron en su regazo, tomó una y leyó:

Zane:

Hola mi amor quizá en este tiempo no hemos podido compartir lo necesario para poder demostrarnos el amor que sentimos. La distancia nos lastimó porque no podemos es posible escuchar a diario el decirnos que me nos amamos, ya no sé como poder hacer para que el tiempo se alargue y poder estar juntos. Sabes, te amo, sabes que contamos el uno con el otro cuentas conmigo siempre que me necesites, que tu dolor es mi dolor, que tú eres mi pasión, que mis alegrías te las debo, que mis miedos son el poder perderte.

Tras la distancia solo existe algo que me llena de fuerza, valor, esperanza y ese algo eres tú, mi fuerza de voluntad, te amo y te amaré en todo momento, aunque tengamos que estar alejados distanciados, eres mi amor y quiero deseo estar a tu lado. Te amo, nunca dudaré en estar para ti, nunca, nunca te dejare de amar. Gracias a ti, hoy puedo reír y creer en el amor, creer que detrás de un mundo existe otro y saber que en él hay alguien a quien amar, hay alguien por quien reír, llorar, soñar, extrañar y amar.

Te amo nunca lo dudes.

Atte.

Isis

Su rostro se mostró triste, otras lágrimas mojaron sus ojos, arrugó la carta y la lanzó lejos, aquel amor que describía la carta ya no podría ser. Ahora aquel miedo que había tenido al tan solo pensar en perderlo se convertía en realidad, ahora lo perdería y estaría siempre lejos del amor de su vida, el amor que estaba segura no volvería a encontrar pues su corazón siempre seria de aquel elfo de ojos penetrantes. Con las manos temblorosas tomo otra carta, aunque sabía que era doloroso, deseaba recordar.

Zane:

En mi alma mente estás como una adicción, ya que tú te apoderaste de mi ser y de mí, no hago nada más que pensar en ti, en cómo estas, en donde estarás o si estarás pensando en mi como lo hago yo de ti, quisiera compartir todo mi tiempo contigo, a veces siento que no puedo más, que el tiempo la distancia es insoportable, que el tiempo es nuestro peor enemigo, que el saber que existes y no poder tenerte es muy cruel es como si me faltara el aire para respirar y poder vivir.

Mi amor, desde que te conocí, tú estas siempre en mi mente, pienso en ti amor a cada instante, no puedo hacer nada para sacarte, bueno, eso es algo que nunca quiero hacer porque tú eres mi luz, mi iluminación, en el día y en la noche, de día eres mi sol, de noche mi luna y en mi vida mi único amor. Amor, una palabra muy dulce, suave y capaz de hacer palpitar mi alma corazón capaz de hacer, te amo como nunca imaginé amar a alguien, por ti daría mi vida para poder por la tuya sin pensarlo dos veces, porque tú eres mi todo, porque sin ti no soy nada y no quiero nada si tú no estás conmigo porque te amo y te necesito junto a mi por toda la vida, para ser felices por siempre.

Atte.

Isis

Arrugó la nueva carta que había tomado, más promesas que nunca se cumplirían, como había sido tan tonta como para pensar que podía estar para siempre con Zane. Se limpió las lágrimas que se habían deslizado de sus ojos con el dorso de su sudadero. No podía imaginar cómo le diría a Zane que ya no podían estar juntos, que tenía que abandonarlo, tenía que hallar un modo en el que él no se sintiera culpable después, de todo él se lo había ocultado para no hacerla sufrir. Pero a veces la mentira es más dolorosa que la verdad, y es mucho más cuando la verdad demora en llegar. Buscó una página vacía de su diario, escribirle una carta era una buena idea para decirle adiós. Tomó el bolígrafo negro que siempre acostumbraba llevar en el bolsillo de su sudadero y comenzó a escribir.

Zane:

Las cosas pasan por algo, los momentos vividos contigo son los más maravillosos, los más alegres, los más felices que he vivido, nunca terminaré de agradecer la alegría que me das, los besos que me hacen sentir amada. Lamentablemente la mayoría de historias tienen un final triste, y la nuestra tiene un final doloroso porque tú no estarás en el. Te amo y sé que me amas, sin embargo no te dejo porque mi corazón no te ame, porque lo hace, te dejo porque mi alma desea verte vivo y feliz aunque yo ya no sea parte de esa felicidad.

El amor es desear el bienestar de la persona amada aunque eso signifique tu propio sufrimiento y eso es lo que hago yo, prefiero saber que existes, que luchas por un futuro mejor a saber que algún día morirás por mi causa. Debes saber que te amaré por toda la eternidad, tú serás mi gran Amor, el único al que ame como te amo ahora, tú siempre ocuparas un lugar especial en mi corazón, porque tú eres mi verdadero amor. Te pido que me olvides por tu propio bienestar, encuentra la felicidad en alguien más que pueda ser igual que tú.

Te amará por siempre

Isis Brown

Eso tendría que bastar para que él la dejara marchar, pero conocía demasiado bien a Zane como para saber que él no se dejaría convencer con algo como eso. Él insistiría, pero ya se le ocurriría algo. Volteó y vio hacia su amiga que dormía plácidamente, sería bueno seguir su ejemplo y dormir un poco, estos días serían los más largos que hubiera pasado, lo presentía, pero por alguna extraña razón no podía dormir, por lo menos no con tantas cosas atormentando su cabeza.

Se levantó de la cama y caminó hasta la silla que estaba a los pies de su cama, sobre ella Kristal había colocado un hermoso vestido hecho de plumas de cisne para ella. Lo levantó de la silla y se lo pegó al cuerpo, el vestido le llegaba un poco más arriba de las rodillas, eso debía ser porque Kristal era un poco más baja que ella y el vestido le pertenecía. El vestido era de tirantes y un poco escotado, pero eso se debía a que el mundo del aire era bastante cálido y con más magia que cualquier otro mundo, apretó la tela del vestido contra si, cuando atravesara el árbol de los mundos hacia la tierra ya no volvería a ver toda esa magia junta así que por lo que le quedaba de tiempo en los Mundos Mágicos debía disfrutarlos, aunque, llamarle disfrutar a buscar a un secuestrado no tenía nada de cierto.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Book II, Capítulo VIII, El Secreto de Tú Vida y la Mía

Quienes descubren significados ruines

En cosas hermosas están corrompidos

Sin ser elegantes, lo que es un defecto.

Quienes encuentran significados bellos

En cosas hermosas son espíritus cultivados.

Para ellos hay esperanza”.

Oscar Wilde

Capítulo VIII

El Secreto de tu vida y la mía

-Mala noche ¿eh? –preguntó Caleb apareciendo atrás de Isis que dio un ligero respingo al ser sorprendida por el elfo.

-¡Caleb! –Exclamó ella tratando de librarse del susto recién propinado por el joven -¿Te he despertado?

-No, porque nunca he estado dormido, recuerda que nosotros los elfos no dormimos, por lo menos no como ustedes lo hacen –respondió él, sentándose a las raíces del gigantesco árbol, él tenía razón Zane le había mencionado lo del sueño elfico antes, ellos simplemente cerraban los ojos y entraban en una especie de trance donde se conectaban con todo a su alrededor.

-¿Cuándo me dirás el secreto? –cuestionó ella después de un momento de silencio.

-Te lo diré ahora, así que siéntate a mi lado –contestó Caleb tranquilamente, dando ligeras palmadas al suelo a su lado.

Ella se sentó al lado del chico y una fría brisa alborotó su cabello, haciendo que el bello de la nuca se le erizara, apretó contra sus manos vendadas el delgado sudadero que llevaba puesto, esa fría brisa le advirtió que venían malas noticias. Sobó ligeramente sus antebrazos, sin duda hubiese preferido el vestido antes que la ligera ropa que llevaba puesta, pues después de ser sanada había tenido que quitarse el vestido manchado de lava y ponerse la ropa con la que había estado en la universidad.

-Dime –susurró Isis a Caleb.

-Bien, veras…, cuando Zane fue nombrado Rey y tú regresaste a tu mundo, él vino a buscarme, dijo que había estado muy preocupado por mí y por Hellen –empezó Caleb y esta vez su semblante no era el mismo divertido de siempre, más bien se tornaba meditabundo. –Charlamos un buen rato en mi casa de todo lo que había pasado en los mundos durante el reinado de Alberich, y luego él empezó a hablar acerca de ti, se veía tan feliz mientras hablaba acerca tuya, de cómo habías despertado tu verdadero poder en el bosque maldito y de cómo habías peleado con Alberich hasta derrotarlo. Y también mencionó lo mucho que te amaba –Caleb hizo una ligera pausa antes de continuar –Por eso, cuando fue secuestrado y Eclipse me dijo que vendrías me tranquilicé, si tú ibas a venir todo iba a estar bien, Zane estaría a salvo…eso es todo.

Él había terminado sonriendo, Isis volteó a verlo, él no la miraba, aunque lo conocía muy poco ella podía jurar que Caleb le estaba ocultando algo, aunque no sabía qué. Él estaba demasiado nervioso y eso era poco característico de él. Caleb estaba jugando con una pequeña hoja que había caído del árbol, la pasaba de mano en mano rápidamente sin siquiera verla. Aquel ambiente alegre y seguro que siempre acompañaba a Caleb se había evaporado y eso la empezaba a preocupar. Él detuvo en seco el movimiento de la hoja y volteó a verla, Isis pudo ver duda en los ojos del elfo, ¿Qué era tan malo como para no querer decírselo?

-Hay algo más ¿Verdad? –Preguntó Isis poniéndose tensa, fuera lo que fuera quería saberlo –vamos dímelo.

Él la contempló unos segundos más antes de empezar a hablar totalmente serio –Zane mencionó que no le importaría unir su vida con la tuya para vivir juntos mientras esta durara.

-¿Y eso no es bueno? –Isis no sabía si reír o no.

-No cuando él es un elfo, y más aun un Rey y tú una humana, Zane ha estado ocultándotelo pero yo no puedo ocultártelo –dijo Caleb dejando caer la hoja destrozada al suelo y llevando una mano hacía su frente.

-¿Y qué es lo que me está ocultando? –Isis empezaba a perder la paciencia y una ráfaga de miedo empezó a devorarla.

-Las bodas élficas no son iguales a las bodas humanas –explicó él, mientras quitaba la mano de su frente y su voz se tornaba amarga –en nuestras bodas se une el alma de los esposos, se une de verdad, no solo una unión simulada como lo hacen ustedes los humanos. La vida de un esposo se convierte en la vida del otro, la frase sola la muerte puede separarlos toma sentido cuando si uno muero el otro también. Solo entonces se pone verdadero empeño en proteger la vida del otro y proteger la tuya porque si tú mueres también lo hará tu esposo.

>>Isis, para nosotros los inmortales la vida de los humanos es tan corta como el tiempo que tarda un relámpago en cruzar el cielo, si Zane llegara a casarse contigo, y estoy seguro que te lo pedirá pronto, perdería su inmortalidad pues lo que tu vivas, él vivirá, tú que sabes usar la magia tendrás una vida mucho más larga que la de cualquier humano, pero aunque sea así acortaras terriblemente la vida de Zane, él envejecerá al igual que tu lo harás, el día en que la vida te abandone también lo abandonara a él, ese será el precio de tu unión con Zane.

-Eso no…no…-trató de decir Isis sin embargo la voz se le cortó. Lo que decía Caleb era horrible, si algún día decidía casarse con Zane la vida de él…, él se volvería mortal, un simple mortal como ella, un ser atado a las leyes de la vida, un ser que debía morir. Ella no podía permitir eso, debía de haber otra forma – ¿Y si no nos casamos?

-Las casas nobles de los mundos mágicos no aceptaran eso, Zane me escribió una carta hace poco en la que me decía que los nobles empezaban a molestarse por el simple hecho que él pasaba demasiado tiempo contigo, alguien con quien no tenía ningún compromiso. En la carta él también expresaba el deseo de los nobles por ver la descendencia de su Rey y eso…bueno…ellos jamás dejaran que un elfo tan importante como lo es el Rey de la luz tenga hijos fuera del matrimonio. Y estoy seguro que Zane no quiere a otra mujer más que tú para esa labor, él te ama.

-Caleb, yo…yo…no…podría –De nuevo las palabras no salían, su corazón era un remolino de emociones, era una mezcla entre tristeza, terror y pánico. Tenía ganas de gritar hasta desgarrarse la garganta. Ella no dejaría que Zane acortara su vida por ella, si estar juntos significaba que él moriría no lo estarían más. Si ese era el caso, sería mejor que Zane estuviera con R…-No tienes de que preocuparte, yo…cuando encontremos a Zane será la última vez que lo vea. Yo no puedo permitir que él sacrifique su inmortalidad por mí.

-Yo…-Caleb despegó la vista de Isis y la dirigió hacia el frente –eso será lo mejor. Zane ha sido uno de los mejores reyes que ha visto el mundo de la luz, ha hecho más que cualquier otro Rey y eso que sólo lleva un año en el trono, por eso todos sus súbditos quieren que permanezca todo el tiempo posible reinando.

-Yo no me atrevería a robarle su vida –mencionó Isis y frías lagrimas de deslizaron por sus pálidas mejillas –lo amo demasiado como para hacerlo.

-Lamento haber tenido que decirte esto de manera tan cruel –dijo Caleb y el ambiente tenso que habían estado presente entre ambos se suavizo de inmediato.

-No, me alegro que me lo dijeras, seguro que Zane me hubiera dicho cuando ya fuera demasiado tarde –dijo Isis tratando de contener las lagrimas que salían sin control de sus ojos. Dolía demasiado saber que lo tenía que abandonar.

Caleb pasó una de sus manos por los hombros de ella acercándola a él y cuidadosamente seco las lagrimas de la chica con su mano. Ella soltó un sollozo ahogado y se abrazó fuertemente a él, mientras las lágrimas no dejaban de correr. Un lo siento fue lo único que pudo susurrar Caleb antes de dejarla que mojara su hombro con lagrimas que él había hecho salir.

…………………………………………….

La mañana los sorprendió a todos, sin duda la iluminación cambiaba bastantes, con la llegada de ese sol opaco. Caleb fue el primero en abrir los ojos, aunque no osó moverse pues Isis se había quedado dormida recostada en él. La joven humana necesitaba descansar para afrontar lo que venía y no se podía decir que la noche anterior hubiese descansado. April fue la segunda en despertar y se sorprendió al ver a su amiga con Caleb aunque bastaron unas cuantas señas de parte de Caleb para explicarle a April que no hiciera ruido para no despertar a Isis, aunque el ruido que siguió, tiro a la basura los esfuerzos de Caleb, pues con estruendo el árbol de los mundos se abrió dejando a la vista a cuatro hermosos pegasos de pelaje y plumas blancas quienes se pusieron a relinchar ferozmente en cuanto cruzaron el arco del árbol.

-¿Qué…está pasando? –Preguntó aturdido Kevin mientras se levantaba de un salto aun medio dormido.

April contuvo la risa –Ha venido nuestro transporte…eso creo –contestó sin poner mucha atención.

-¿eh? –murmuró Isis aun somnolienta mientras se incorporaba con ayuda de Caleb.

-Bien, será mejor que ustedes terminen de despertarse para irnos –dijo Caleb sonriendo e inconscientemente, Isis restregó sus irritados ojos tratando de despertar por completo.

-Yo recogeré todo mientras ustedes comen algo y se arreglan –continuó Caleb, y seguido le pasó una bolsa con otro escrito cuneiforme a April que era la más despierta de los tres humanos. –Ahí hay comida.

Isis no pudo evitar recordar la plática de la noche anterior, y una nueva lágrima corrió por su mejilla. Odiaba ser tan sentimental, pero no era para menos, regresaría a su mundo y no volvería a ver al amor de su vida por el bien de él y por su propio bien. No quería que él abandonara alga tan valioso como lo era su inmortalidad por ella. Caleb tenía razón, con Zane en el trono de la luz significaba un nuevo amanecer de paz, y si la vida de él se volvía corta también sería corta la nueva paz. Recordaba que Zane había dicho algo que cuando su padre murió su madre también lo había hecho, esa vez Isis había pensado que había sido simple coincidencia, pero ahora sabía que había sido por el juramento que habían hecho en su boda, el juramento que hacía que sus vidas estuvieran atadas hasta la muerte.

Dios, todo era tan complicado. Isis sabía desde el inicio que su amor con Zane era imposible, desde el principio sabía que no seria fácil, primero había aparecido Rose, luego el problema de la distancia y el corto tiempo que tenían para verse sin contar que él era un príncipe elfo y ella una simple humana que había jugado a ser una heroína. Además no podía llegar simplemente un día a su casa y decirles a sus padres y hermanos que tenía un novio elfo que vivía en otro mundo y que era el Rey de ese otro mundo. Sin duda la tratarían como a una loca sin importar si vieran o no a Zane.

Suspiró por enésima vez y caminó hacia April que desde hacía un rato la había estado llamando sin respuesta. Su amiga le estaba tendiendo una manzana, pero lo que menos tenía Isis en ese momento era hambre. April refunfuñó, después de varios intentos logró que Isis tomara la manzana y le diera unos cuantos mordiscos sin ganas. Isis se alejó de la rubia y se apresuró a ir hacia los perfectos pegasos que tenía delante, sí que eran hermosos.

-Oye Kevin –llamó Isis mientras acariciaba el pelaje tan suave como el terciopelo de los pegasos –A que sería fantástico una fotografía de estos preciosos pegasos.

-Tienes razón –apoyó Kevin para luego sacar una cámara digital de su bolsillo.

-Pensé que los aparatos electrónicos no servían en los mundos mágicos –mencionó Isis cuando la luz del flash se disparaba.

-Sólo sirven cerca del árbol de los mundos –le recordó él –es una verdadera lástima que no pueda mostrar estas fotos a nadie más que a ti.

-Ahora puedes mostrármelas a mí –dijo April caminando hacia Kevin.

Isis no pudo evitar reír, aunque April y Kevin pasaran el día peleando, Isis podía jurar por algunos comentarios que hacía April, que ella sentía algo más que simple amistad por Kevin, aunque este no se daba cuenta de ello, si que su amigo era un poco despistado para ese tipo de cosas.

-¿Están listos? –preguntó Caleb después de unos minutos.

-Sí –contestó Isis, que aún estaba parada acariciando al Pegaso –pero debo decirte algo: jamás hemos viajado en pegasos.

-Eso no será problema –le dijo Caleb –ni siquiera notaras la diferencia entre cabalgar en el cielo ó en la tierra, lo único es que no le arranquen el pelo a los pegasos, o los tiraran.

-Entonces ¿Cómo quieres que nos mantengamos arriba de esas cosas? –cuestionó Kevin que había caminado hacia los pegasos junto con April.

-Monten a los pegasos y sabrán de lo que les hablo –dijo Caleb mientras caminaba hacia el Pegaso que estaba al lado de Isis.

-Como digas –dijo Isis, e intentó subirse al Pegaso, aunque aquello no resultó tan fácil como subir en un caballo ensillado. Caleb notó el problema que presentaba, acortó la distancia que los separaba, la tomó por la cintura elevándola para que pudiese montar –gracias –susurró ella cuando ya estaba arriba del Pegaso.

Él solo sonrió y caminó hacia otro Pegaso, y lo montó tan ágil como siempre, volteó y vio a Kevin y a April que ya habían subido a sus respectivos pegasos, al parecer Kevin había ayudado a April a montar, y luego él había usado una raíz cercana a su Pegaso para poder montar.

-Bien, los pegasos sabrán cuando despegar y a donde llevarnos, así que no tendrán que hacer nada –explicó Caleb para luego inclinarse hacia la oreja de su Pegaso para susurrarle –vamos dulzura.

Entonces el bello Pegaso en el que Caleb montaba dio un relincho para luego galopar hacia el arco de los mundos que recientemente se había abierto con el relincho del Pegaso. El Pegaso se lanzó hacia el vacío, al igual que los pegasos en los que iban montados los chicos. Isis ahogó un grito cuando caían, por un momento pensó que se estrellarían haciendo que inconscientemente se abrazara fuertemente del cuello del animal, este agitó sus alas y con un suave impulso de ellas se empezó a elevar al igual que los demás.

-Dan un buen susto ¿Verdad? –bromeó Caleb desde su Pegaso que ya se hallaba unos cuantos metros arriba de ellos.

-Eso no lo dudes –dijo con voz temblorosa Isis.

Caleb sonrió, ella volteó y miró a su alrededor, el mundo del aire era increíble, a donde mirara estaba lleno de blancas nubes y cielo azul, un sol brillaba suavemente filtrándose por entre las nubes, dando un efecto de eterno atardecer. El viento era tibio y agradable, después de tanto tiempo en aquel fuerte y helado viento del mundo oscuro, aquel viento empezaba a dar color a las pálidas mejillas de Isis.

Ahora que estaba montando al Pegaso, comprendía lo que había dicho Caleb, montar a aquellos pegasos era mucho más cómodo que montar un caballo, se sentía como si se estuviera deslizando por las nubes suavemente, ni siquiera notaba el impulso que se daban con las inmensas alas los pegasos, podría estar así todo el día. Se soltó despacio del cuello de su Pegaso y llevó sus manos hacia la parte de atrás de su cabeza para soltar su cabello que había atado la noche anterior.

El Pegaso se elevó unos cuantos metros más por sobre las blancas nubes, esta vez Isis contempló un paisaje diferente, pero igual de sorprendente que el primero. A la lejanía podía apreciar casas que se erguían sobre las nubes, cada una de esas casas estaban acompañadas de otras, en su mayoría dos o más, casas en nubes continuas comunicadas con puentes. Las casas parecían hechas de azúcar y al frente de ellas algunas tenían un hermoso jardín de flores y frutos que llenaban el ambiente con un exquisito aroma.

-Isis –llamó April extasiada con la vista de aquel mundo –aquí se cumple literalmente lo de hacer castillos en las nubes.

Isis sonrió, April tenía razón, ahora solo faltaba conocer a los habitantes de ese fantástico mundo donde sin duda los sueños volaban.

martes, 1 de septiembre de 2009

Frase de la Semana


Ya tengo la nueva frase de la semana, esta al igual que la que puse semanas antes la escribió una de mis amigas, La Meches con la ayuda de la amiga que aportó algunos versos para mi libro, Maria.

"La vida es como un rosal donde se ven las mariposas posar de flor en flor y así llegar a un mundo real"