lunes, 14 de septiembre de 2009

Book II, Capítulo IX, Tinta y Lágrimas


“El amor es siempre paciente y amable.

Nunca es celoso. El amor nunca es

Jactancioso o presumido. Nunca es

Descortés o egoísta. No es ofensivo

Y no es resentido”.

Corintios

Capítulo IX

Tinta y Lágrimas

El sol de medio día brillaba con frenesí amenazando con dejarlos ciegos, cuando tres pequeñas casas aparecieron ante ellos después de haber pasado una hora sin ver nada más que aves de brillantes colores y pálidas nubes.

La casa del centro estaba pintada de un verde limón y poseía un techo hecho de tejas marrones al igual que las otras dos casas que estaban al lado de la primera, unidas a ella por medio de puentes que tendrían de dos a tres metros de largo. La fachada de aquella casa sin duda era de ensueño, tenía dos pequeñas ventanas que en su alfeizar nacían pequeñas flores de colores alegres, la puerta era de alguna clase de madera que Isis no conocía y estaba tallada con motivos de rosas. Al lado de la casa, Isis podía apreciar un pequeño huerto.

-Ya llegamos a la casa de Helios –dijo Caleb señalando hacia adelante.

-¿Cuál de las tres es la casa de Helios? –preguntó April con un deje de ansiedad en su voz.

-Las tres –contestó Caleb sonriendo –usualmente las casas de este mundo no entran en una sola nube, por eso las construyen en partes sobre varias nubes.

-Es preciosa –murmuró Isis –me encantaría vivir en una casa como esa.

Los pegasos aterrizaron poco después, cerca de la estancia de la izquierda donde se encontraban otros pegasos. La puerta de la casa central se abrió al momento de que pudieran desmontar a los pegasos, una mujer de cabello negro corto hasta los hombros, de piel bronceada, vestida con un extraño vestido hecho de plumas de pavo real salió de ella y se dirigió con paso rápido hasta ellos. Isis la contempló por un momento, al principio pensó que se trataba de Helios, pero luego recordó que Caleb había hablado de Helios refiriéndose a “él” no a “ella”.

-¡Por fin llegaron! –Dijo la mujer alegremente –Helios los espera.

-¡Oye! -Dijo Caleb a la mujer que rápidamente volteó hacia él -¿Qué no me vas a saludar?

-¡Ah, lo siento! –Dijo sonriendo la chica, mientras se apresuraba a caminar hacia Caleb y darle un abrazo –ya te extrañaba, pasaste mucho tiempo sin visitarnos.

-Sí, lo siento –contestó él alegremente para luego voltearse hacia los chicos –Miren ella es Kristal, la esposa de Helios –explicó para luego volver a voltearse hacia Kristal y presentar a los humanos –ellos son: Isis, Kevin y April.

-Un gusto conocerlos –dijo ella, entonces se deslizó con sus pies descalzos sobre la nube hacia ellos y depositó un dulce beso sobre las mejillas de cada uno.

-Oye Kristal, ¿Dónde está Helios? –Preguntó Caleb cuando la chica volvió a caminar hasta él.

-¡Es cierto, por poco se me olvida! –Exclamó Kristal alarmada –Esta esperándolos en la cocina.

-Genial porque muero de hambre –dijo Caleb mientras comenzaba a caminar hacia el puente que comunicaba a la próxima nube -¿Vienen o no? –preguntó al ver como no se movían.

-Claro que sí –contestó April y emprendió el camino junto con Kevin e Isis.

-Oye Caleb, eres un mentiroso –acusó Kristal después de que cruzaron el puente de madera.

-¿Por qué lo dices? –preguntó ofendido el castaño volteando a ver a Kristal.

-Porque dijiste que la salvadora estaba herida y ni siquiera la he visto –dijo ella mientras ponía sus manos en su cintura en ademan de regaño.

-Sí que eres despistada Kristal –dijo un hombre que recién había salido de la casa.

Isis giró sus ojos en dirección al hombre y se sorprendió por unos segundos, el que acababa de salir de la casa era un hombre de tamaño considerable, tanto así que parecía un gigante con su forma reducida, aunque era un poco más bajo que esos, tenía el cabello oscuro y rizado, piel blanca y ojos castaños. Su sola presencia imponía respeto, su rostro era severo pero daba cierta confianza inexplicable, una confianza que resultaba familiar.

-¿Por qué lo dices, Helios? preguntó algo irritada Kristal, viendo al hombre pero aún conservando su aire alegre.

-Porque la salvadora es la humana que tienes a la par y además, mi querida Kristal, si observaras mejor, verías que tiene las manos vendadas, sin duda quemaduras por oro ardiente, contestó Helios simplemente, viendo fijamente a Isis que le sostuvo la mirada Aunque debo admitir que Caleb exágero un poco.

Caleb amplio su risa cuando Helios pronuncio lo último, Isis volteó a verlo, no entendía como Helios había acertado tan bien a lo dicho antes cuando era la primera vez que Isis lo veía, era la salvadora, sí, pero eso no hacía que todos los seres conociesen su rostro y él no la había confundido.

-Bien, Helios, ellos son-Trató de explicar Caleb cuando fue interrumpido por el Lord.

-Sé quienes son, Caleb, y ellos saben quien soy, no te molestes en presentármelos Dijo Helios ahora sosteniéndole la mirada a Caleb, debía estar midiéndolos ahora entremos a la casa, creo que tenemos algunas cosas de que hablar.

Ellos asintieron sin protestar y siguieron a Helios dentro de la casa. Un suspiro se le escapó a Isis al entrar, en verdad que dentro era mucho más hermoso que afuera. Entraron en una habitación que debía ser la cocina al mismo tiempo que comedor, solo bastó un ademán departe de Helios para que los chicos comprendieran que debían sentarse, Helios se sentó a la cabecera de la mesa y se sirvió una taza de café humeante que estaba en una cafetera al centro de la mesa, para luego pasarlo a los demás junto con algunas tazas que eran más grandes de las comunes, Isis se relamió distraídamente los labios, al mismo tiempo que se sentaba, aspiró profundo, la habitación estaba llena de un suave olor dulce, como a frutas en miel y ahora lo acompañaba el olor a café recién hecho.

-Helios, creo que supondrás porque estamos aquí –dijo Caleb para luego tomar un trago de café.

-Sí, lo sé –respondió Helios sin levantar la vista de su taza –Vienen a buscar a Zane y quieren que yo les ayude a encontrarlo, pero ¿Cómo es que están tan seguros de que yo los ayudare?

-Porque sé que tú también quieres que la paz que Zane empezó, continúe, y solo lograremos eso si él permanece en el trono, pero para conseguirlo primero tenemos que encontrarlo –argumentó Caleb y esta vez su rostro se volvió serio, Isis supuso que era porque de otra forma no convencería a alguien como Helios.

-¿Paz?, la paz es pasajera como la felicidad –dijo Helios fijando su vista en el elfo –no importa si el rey que tú buscas regresa al trono ó no, la paz depende de todos no sólo de un ser.

-Pero la presencia de un ser puede cambiar el resultado de una vida –dijo Isis un poco temerosa al introducirse en la conversación.

-¿A que le llamas vida? –Preguntó Lord Helios sin esperar respuesta –lo que tú dices solo suena cierto en boca de un humano, porque solo los humanos pueden decirnos el valor de una vida, porque sólo ellos, ellos que cuya vida es tan corta, pueden apreciar eso, solo ellos añoran la paz pues puede durar una vida humana. Pero para nosotros los seres inmortales, esa paz es como el agua de un rio que no puede ser retenida, porque tarde o temprano ese rey será asesinado por la competencia y otro tomara el poder, que quizás no sea tan bueno como el anterior y el río se volvería lodoso.

-Pues Zane construirá una presa –dijo Isis y sin querer su voz había aumentado de tono –sé que él es capaz de hacerlo y lo hará –agregó más tranquila y llena de seguridad.

Helios sonrió satisfecho mientras volvía a tomar otro trago de café

–Me has probado que eres digna de mi ayuda, Isis Brown, así que tenla asegurada por lo que te reste de vida –dijo Helios viendo a Isis esta vez con una mirada más blanda que la de antes.

Isis soltó el aire que inconscientemente había estado conteniendo y se permitió sonreír con alegría, tenía la leve impresión de que había ganado una de las batallas más difíciles que hubiera enfrentado, una batalla que ponía a prueba todo lo que había aprendido hasta ahora y como premio hubiese ganado un valioso aliado.

-Kristal, ellas ya han llegado –informó el Lord viendo hacía la chica que sonreía hacía Isis, que dio un pequeño respingo al ser llamada por Helios, e inmediatamente se dirigió a abrir la puerta.

-En verdad eres extraordinario, Helios –murmuró Caleb para luego voltear en dirección de la puerta ya abierta por Kristal pero aun sin nadie del otro lado -¿Quiénes son?

-Son algunas de las amigas de Zane –explicó naturalmente Helios.

El murmullo de voces llego a los oídos de Isis, distinguió la risa de Sefis y la voz de Myshel para luego verlas entrar por la puerta. Isis recordó que Eclipse había dicho que ellas buscarían a Zane en el mundo del aire, un halo de esperanza llegó a Isis, tal vez Sefis y Myshel ya hubiesen encontrado una pista que las ayudara a encontrar a Zane. En cuanto ellas los vieron, parecieron sorprendidas, callaron un momento y sin poder evitarlo la mandíbula de Sefis cayó un par de centímetros cortando las palabras que iba a pronunciar antes de que Myshel se abalanzara para saludar a Isis. Ella sonrió, hacia un buen tiempo que no veía a las chicas, se puso de pie y las saludó alegremente.

-Pensé que nos veríamos dentro de unos días –dijo Sefis al separarse del abrazo de Isis.

-Así era, pero encontramos una pista que nos traía hasta esta mundo, así que no quisimos demorar en llegar –respondió Isis mientras volvía a sentarse.

-¿En serio? –Preguntó Myshel para luego sentarse al lado de Kristal –pues nosotras no hemos encontrado nada.

Eso mató prematuramente las pocas esperanzas que había albergado Isis. Sin duda eso los demoraría mucho más.

-Y ¿Quiénes son ellos? –preguntó Sefis mientras señalaba con el cucharon de la sopa que estaba sobre la estufa a April y Caleb.

-Son Caleb y April –contestó Kristal con tal naturalidad que parecía como si conociera a April desde siempre para luego agregar molesta a Sefis -¡Aún no te comas la sopa que no es hora de comer!

-¡Pero tengo hambre! –se quejó ella dejando el cucharon un poco frustrada y luego sentarse en una silla.

-Kristal, no te enfades, creo que ya es hora de servir el almuerzo –dijo Helios.

Isis se mordió el labio, en verdad moría de hambre y el delicioso olor de la casa no ayudaba en nada, pero lo bueno era que pronto comería.

………………………………………

El sol se había ocultado hacía ya varias horas. Isis estaba en una habitación en la estancia de la izquierda donde dormiría con April. Sefis y Myshel estaban en la habitación de al lado y al frente estaba la habitación de Kevin y Caleb. Helios y Kristal dormían en la habitación de la casa principal.

Helios había dicho después del almuerzo que se dividirían para buscar en el mundo del aire a Zane, y había llevado una esfera de cristal a la mesa, donde Isis pudo apreciar que dentro había un mapa en tercera dimensión, con él, Helios les explicó los lugares precisos donde debían buscar.

Después de eso los demás se habían marchado a buscar en sus respectivos lugares, excepto Isis, pues según Caleb debía descansar hasta que sus heridas sanaran por completo, aunque para ella no le miraba el inconveniente a sus heridas hasta que Helios le explicó que si encontraban a algún enemigo ellos la reconocerían por el simple hecho que el color y olor de la sangre humana era diferente al de los demás seres mágicos. Pero eso solo la desesperaba más, ella quería ir y buscar a Zane a donde fuera, quería verlo…o tal vez ¡Pero que estaba diciendo! Ella deseaba encontrarlo con toda su alma, pero algo en el fondo de su corazón decía que no, pues esa sería la última vez que lo vería. Una lágrima corrió por su mejilla, apretó sus rodillas contra su pecho, lo amaba demasiado, y porque lo amaba no podía permitir que él perdiera algo tan valioso como lo era su inmortalidad.

Una vez había escuchado a su madre decirle a su hermano que si en verdad amaba a su novia que la dejara libre y si era para él, ella volvería. Esa vez Isis no había comprendido porque a su hermano le había costado tanto seguir el consejo de su madre, pero ahora lo comprendía, él había tenido miedo de que ella no volviera, al final ella volvió, pero en su caso era diferente, ella no permitiría que él volviera.

Tomó su bolsa y sacó su diario, necesitaba algo que le trajera alegría, necesitaba recordar tiempo felices. Lo abrió, y unas cartas que había escrito para Zane cayeron en su regazo, tomó una y leyó:

Zane:

Hola mi amor quizá en este tiempo no hemos podido compartir lo necesario para poder demostrarnos el amor que sentimos. La distancia nos lastimó porque no podemos es posible escuchar a diario el decirnos que me nos amamos, ya no sé como poder hacer para que el tiempo se alargue y poder estar juntos. Sabes, te amo, sabes que contamos el uno con el otro cuentas conmigo siempre que me necesites, que tu dolor es mi dolor, que tú eres mi pasión, que mis alegrías te las debo, que mis miedos son el poder perderte.

Tras la distancia solo existe algo que me llena de fuerza, valor, esperanza y ese algo eres tú, mi fuerza de voluntad, te amo y te amaré en todo momento, aunque tengamos que estar alejados distanciados, eres mi amor y quiero deseo estar a tu lado. Te amo, nunca dudaré en estar para ti, nunca, nunca te dejare de amar. Gracias a ti, hoy puedo reír y creer en el amor, creer que detrás de un mundo existe otro y saber que en él hay alguien a quien amar, hay alguien por quien reír, llorar, soñar, extrañar y amar.

Te amo nunca lo dudes.

Atte.

Isis

Su rostro se mostró triste, otras lágrimas mojaron sus ojos, arrugó la carta y la lanzó lejos, aquel amor que describía la carta ya no podría ser. Ahora aquel miedo que había tenido al tan solo pensar en perderlo se convertía en realidad, ahora lo perdería y estaría siempre lejos del amor de su vida, el amor que estaba segura no volvería a encontrar pues su corazón siempre seria de aquel elfo de ojos penetrantes. Con las manos temblorosas tomo otra carta, aunque sabía que era doloroso, deseaba recordar.

Zane:

En mi alma mente estás como una adicción, ya que tú te apoderaste de mi ser y de mí, no hago nada más que pensar en ti, en cómo estas, en donde estarás o si estarás pensando en mi como lo hago yo de ti, quisiera compartir todo mi tiempo contigo, a veces siento que no puedo más, que el tiempo la distancia es insoportable, que el tiempo es nuestro peor enemigo, que el saber que existes y no poder tenerte es muy cruel es como si me faltara el aire para respirar y poder vivir.

Mi amor, desde que te conocí, tú estas siempre en mi mente, pienso en ti amor a cada instante, no puedo hacer nada para sacarte, bueno, eso es algo que nunca quiero hacer porque tú eres mi luz, mi iluminación, en el día y en la noche, de día eres mi sol, de noche mi luna y en mi vida mi único amor. Amor, una palabra muy dulce, suave y capaz de hacer palpitar mi alma corazón capaz de hacer, te amo como nunca imaginé amar a alguien, por ti daría mi vida para poder por la tuya sin pensarlo dos veces, porque tú eres mi todo, porque sin ti no soy nada y no quiero nada si tú no estás conmigo porque te amo y te necesito junto a mi por toda la vida, para ser felices por siempre.

Atte.

Isis

Arrugó la nueva carta que había tomado, más promesas que nunca se cumplirían, como había sido tan tonta como para pensar que podía estar para siempre con Zane. Se limpió las lágrimas que se habían deslizado de sus ojos con el dorso de su sudadero. No podía imaginar cómo le diría a Zane que ya no podían estar juntos, que tenía que abandonarlo, tenía que hallar un modo en el que él no se sintiera culpable después, de todo él se lo había ocultado para no hacerla sufrir. Pero a veces la mentira es más dolorosa que la verdad, y es mucho más cuando la verdad demora en llegar. Buscó una página vacía de su diario, escribirle una carta era una buena idea para decirle adiós. Tomó el bolígrafo negro que siempre acostumbraba llevar en el bolsillo de su sudadero y comenzó a escribir.

Zane:

Las cosas pasan por algo, los momentos vividos contigo son los más maravillosos, los más alegres, los más felices que he vivido, nunca terminaré de agradecer la alegría que me das, los besos que me hacen sentir amada. Lamentablemente la mayoría de historias tienen un final triste, y la nuestra tiene un final doloroso porque tú no estarás en el. Te amo y sé que me amas, sin embargo no te dejo porque mi corazón no te ame, porque lo hace, te dejo porque mi alma desea verte vivo y feliz aunque yo ya no sea parte de esa felicidad.

El amor es desear el bienestar de la persona amada aunque eso signifique tu propio sufrimiento y eso es lo que hago yo, prefiero saber que existes, que luchas por un futuro mejor a saber que algún día morirás por mi causa. Debes saber que te amaré por toda la eternidad, tú serás mi gran Amor, el único al que ame como te amo ahora, tú siempre ocuparas un lugar especial en mi corazón, porque tú eres mi verdadero amor. Te pido que me olvides por tu propio bienestar, encuentra la felicidad en alguien más que pueda ser igual que tú.

Te amará por siempre

Isis Brown

Eso tendría que bastar para que él la dejara marchar, pero conocía demasiado bien a Zane como para saber que él no se dejaría convencer con algo como eso. Él insistiría, pero ya se le ocurriría algo. Volteó y vio hacia su amiga que dormía plácidamente, sería bueno seguir su ejemplo y dormir un poco, estos días serían los más largos que hubiera pasado, lo presentía, pero por alguna extraña razón no podía dormir, por lo menos no con tantas cosas atormentando su cabeza.

Se levantó de la cama y caminó hasta la silla que estaba a los pies de su cama, sobre ella Kristal había colocado un hermoso vestido hecho de plumas de cisne para ella. Lo levantó de la silla y se lo pegó al cuerpo, el vestido le llegaba un poco más arriba de las rodillas, eso debía ser porque Kristal era un poco más baja que ella y el vestido le pertenecía. El vestido era de tirantes y un poco escotado, pero eso se debía a que el mundo del aire era bastante cálido y con más magia que cualquier otro mundo, apretó la tela del vestido contra si, cuando atravesara el árbol de los mundos hacia la tierra ya no volvería a ver toda esa magia junta así que por lo que le quedaba de tiempo en los Mundos Mágicos debía disfrutarlos, aunque, llamarle disfrutar a buscar a un secuestrado no tenía nada de cierto.

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