domingo, 28 de febrero de 2010

Book II, Capítulo XIII, El Pacto por un Cuerpo

“Cuando quieres realmente una cosa,
Todo el Universo conspira para
Ayudarte a conseguirla.”
Paulo Coelho
Capítulo XIII
El Pacto por un Cuerpo
El sol de medio día estaba a punto de iluminar la marchita habitación convertida en cárcel por un demente que soñaba con grandeza sin importarle cuánto dolor causara con conseguirla. Seis seres se movían ahora por la recién abandonada estancia. Isis suspiró antes de sentarse en el suelo cubierto de polvo de la habitación, era tiempo de descubrir el secreto del secuestro del Rey de la luz.

-“Estaré en el mundo donde nuestra historia empezó…” –Recitó lentamente Helios que estaba de pie junto a la cama viendo el escrito atentamente –esa parte es clara y ya la han encontrado: Zane está en el Mundo Humano. La siguiente línea también es fácil “Porque es el lugar donde mi corazón fue atado” se refiere a que fue el lugar donde se enamoró de Isis, ambas líneas tienen la misma respuesta.

>>Ahora la siguientes líneas son un poco confusas –continuó Helios mientras caminaba en círculos por la habitación “En un lugar donde el poder sagrado es espeso, el ritual que acabara el orden establecido será realizado”. Lo que tenemos que averiguar es eso, ¿Qué ritual podrá acabar con el orden establecido?

-Rituales de esa clase hay muchos –Mencionó Caleb distraídamente de una manera como quien conoce a la perfección ese tema.

-Sí, lo sé –Dijo Helios dirigiendo su mirada hacia el elfo –lo que tenemos que tener en cuenta es que debe de ser un ritual que reúna lo que Zane nos ha dicho: la luna llena, la fecha de Samhain, poder sagrado espeso y un cementerio.

-Me parece, Helios –Dijo Caleb –que primero deberíamos encontrar al tipo de ser que es la mente maestra de este secuestro.

-¿Por qué lo dices? –preguntó Kristal desde un rincón de la habitación.

-Porque así se nos hará más fácil identificar al ritual del que hablan –explicó Caleb sin mirar a nadie –así podremos saber en qué ambiente se crió ese ser y qué rituales pueden estar en sus manos.

-¿Y qué tipo de ser piensas que es? –Cuestionó Isis con interés, nunca había visto a Caleb tan serio, excepto la noche de la plática con Helios.

-Un Shinigami –respondió Caleb en un suspiro –el trozo de metal lo demuestra, lo que no entiendo es qué tiene que ver la corona con un Shinigami. Nosotros no tenemos Rey.

-¿Nosotros? –Repitió Kevin que acababa de sentarse junto a Isis –Que yo recuerde tú eres un elfo.

-Soy un hibrido mitad doble –dijo Caleb mientras se pasaba las manos con pesadez por el enredado cabello –mi padre era un hibrido entre Shinigami y elfo, mi madre era una princesa élfica. Aunque mi apariencia sea más de elfo que de Shinigami, no puedo desprenderme de mi sangre de ángel de la muerte, por eso puedo decir con certeza de que el metal que dejó Zane junto a la clave, es parte de un arma Shinigami.

Helios lo miró con atención por unos segundos antes de hablar –Tú que vives en el Mundo Oscuro, ¿Has oído algo a cerca de una posible conspiración contra los elfos de parte de los Shinigami?

-Nada –Contestó Caleb, esta vez sosteniéndole la mirada a Helios –inclusive antes de partir del Mundo Oscuro recibimos ayuda de una Shinigami, Hellen. Y si los Shinigami están detrás de esto, seguro que Hellen lo sabría, después de todo ella es la hija del Comandante y me lo habría dicho, después de todo ella le tiene mucho cariño a Zane.

-Entonces, quizás sea otra criatura –argumentó Isis –Quizás un Penumbra, recuerden que habían unos Penumbra en las faldas del volcán Deter.

-Los Penumbra son demasiado torpes como para planear algo tan elaborado como esto, Isis –Dijo Kristal mientras caminaba hacia Helios –Además si mal no recuerdo, ninguna otra criatura aparte de los Shinigami puede empuñar un arma hecha de ese tipo de material aunque la base sea de madera o de oro.

-Sí, y los Shinigami somos los únicos que sabemos cómo se elabora ese material, y un arma hecha por nosotros no se vende –Agregó Caleb a la información de Kristal –Si por alguna razón alguna criatura se hiciera de un arma nuestra no podría herir a nadie ni siquiera podría hacerle un moretón, sólo un Shinigami y los altos Lores tienen el aura necesaria para activar nuestras armas.

-Entonces estamos de acuerdo con que el secuestrador es un Shinigami –Dijo Helios después de que Caleb terminara de hablar –Pero Zane mencionó que la corona y esta pista tendrían relación, pero un Shinigami Rey no existe.

-Zane dejó como pista su corona –susurró Isis sin dirigirse a nadie en especial –él uso esa corona con el propósito de probar que cosas malas también pueden ser renovadas, porque esa corona fue la misma que uso Alberich cuando inicio la guerra, la corona simbolizaba a Alberich.

-Debe de haber una conexión –Dijo April viendo a su amiga –una conexión entre ese tal Alberich y los Shinigami, tal vez él los tenga controlados.

-No lo creo, si los tuviera controlados ellos tendrían la marca en la frente desde que fue efectuado el secuestro –Dijo Caleb a la humana –y cuando estuvimos ahí ninguno de ellos tenía la marca.

-Espera, el hechizo que uso Alberich el año anterior fue un hechizo prohibido de los Shinigami –Comentó Helios mientras caminaba disminuyendo su velocidad hasta detenerse –Ese hechizo era en realidad un ritual sacrificio, pero…

-Pero solo los Shinigami pueden hacer sus hechizos, para otro ser ese trabajo sería imposible…-Continuó Caleb al momento que una misteriosa sonrisa aparecía en su rostro –Ese sacrificio consistía en dar un cuerpo de un Ángel de la muerte, pero los Shinigami raras veces mueren y no pueden ser matados con cualquier arma, por eso…

-El que desea realizar el ritual debe dar su cuerpo –Dijo Helios acompañando la sonrisa de Caleb.

-¿Su cuerpo? –preguntó Kristal viendo un tanto preocupada a Helios –pero eso significaría que ese ser debía morir y con eso no ganaría nada.

-El hechizo solo pide el cuerpo no el alma –explicó Caleb –debes recordar, Kristal, que estos cuerpos sólo son contenedores para el alma, y en los Shinigami es relativamente fácil que sus almas puedan abandonar sus cuerpos.

-Así que el Shinigami que está detrás de esto, debió haber abandonado su cuerpo y haber poseído a alguien que tuviera cierto poder en los Mundos –Concluyó Helios viendo con atención la clave que Zane había dejado –así poder hacer el ritual usando como sacrificio su cuerpo original y así obtener el control de los Mundos sin que nadie sospechara, mientras el hechizo se expandía por todos los mundos. Y el ser que casa en este rompecabezas es…

-¡Alberich! –Exclamó Isis poniéndose de pie de un salto –Alberich fue el ser poseído por ese Shinigami, eso explicaría la actitud tan contrariada que adquirió poco tiempo antes de asumir el trono élfico. Entonces Zane tendría razón, su hermano no era el culpable de todo ese desastre, el culpable era ese ser que lo había poseído.

-Pero entonces ¿Cuál es el ritual en el que usarán a Zane como sacrificio? –preguntó April regresando a todos al tema principal.

-A eso iba –Contestó Helios mientras su sonrisa se ensanchaba más –considerando que el secuestrador es un Shinigami sin cuerpo y las piezas necesarias para el ritual, yo diría que desean realizar un hechizo para recuperar el cuerpo perdido.

-Tienes razón –coincidió Caleb –ese hechizo necesita ser realizado en tierra sagrada, pero no cualquier tierra sagrada, una tierra que complemente las necesidades del hechicero: él necesita un cuerpo, la tierra debe de tener cuerpos, eso nos da como resultado un cementerio.

-El hechizo también especifica que debe ser realizado en el equinoccio más exacto del año –Dijo Helios, para luego sentarse en una de las esquinas de la base de madera de la cama y contemplar a todos con una expresión un tanto cansada en el rostro –ese equinoccio es el de Samhain, es el único equinoccio que se da al mismo tiempo en todos los Mundos mágicos. Y que mejor mundo para llevar a cabo este hechizo prohibido que en la Tierra donde sus suelos están saturados de muertos, y en el equinoccio que ellos llaman Halloween, es cuando las barreras que dividen ese mundo de los demás son tan débiles que hasta el aire es capaz de atravesarlas, además esa misma noche abra luna llena

-Ahora nos falta saber en qué cementerio se hará el ritual –Dijo Isis con el corazón lleno de entusiasmo, pronto encontrarían a Zane, eso no había duda.

-Eso no es tan difícil de saber –Contestó Helios, mientras rebuscaba en la bolsa de su abrigo el libro de mano que había guardo en él antes de salir de la casa –No creo que sus captores hayan llevado a Zane a un lugar demasiado alejado del árbol de los mundos, moverse en el mundo humano es mucho más difícil que en cualquier otro mundo para los seres mágicos, además, mientras más alejados estén del árbol de los mundos, menos efectivo se vuelve el hechizo por las barreras anti-mágicas de la Tierra, y en el área cercana al árbol de los mundos sólo hay un cementerio que está establecido en tierra sagrada, el cementerio de Santa Ester –agregó mientras revisaba el nombre del cementerio en las hojas del libro.

-Entonces tenemos que ir a ese cementerio la noche de Samhain para poder rescatar a Zane –Dijo Caleb mientras caminaba hacia la puerta –Será mejor que avisemos a los gobernantes de lo que hemos encontrado y marchemos de inmediato hacia el Mundo de la Tierra.

-Es lo mejor que pueden hacer –Dijo Helios hacia los tres humanos –Hasta aquí ha llegado la ayuda que yo podía darles, de ahora en adelante la búsqueda de Zane vuelve a quedar solo en sus manos, ya que los asuntos internos de los mundos no me interesan. Así que este es el adiós.

-Preferiría que fuera un hasta pronto –Dijo Isis sonriendo, desde que Helios había aceptado ayudarlos sabía que él no los ayudaría fuera de su territorio y el Mundo humano claramente estaba lejos de su territorio no establecido. Aunque había dicho hasta pronto sabía que si aceptaba no volver a ver a Zane esa sería la última vez que vería a Helios y a Kristal –Gracias por toda la ayuda que nos brindaron, atesoraré todos los recuerdos de esta visita al Mundo del Aire, en especial las sonrisas –agregó viendo a Kristal que aunque la miraba con una sonrisa había cierta tristeza en su mirada.

-Yo también las guardaré en mi memoria –respondió Kristal con una sonrisa alegre y vivaz como tanto la caracterizaban –ahora no sigan perdiendo el tiempo y vayan a tu mundo, deben ver el lugar para poder hacer un buen plan.

-Lo sé, así que adiós –Dijo Isis, entonces camino hacia Kristal y le dio un fraternal abrazo, después se encaminó hacia Helios y beso rápidamente la mejilla del Lord para luego salir rápidamente de la habitación, ella no era muy buena con las despedidas.

Kevin y April la alcanzaron segundos después y montaron sus respectivos pegasos, Caleb los miró con una suave sonrisa, ambos chicos estaban felices, y no era para menos, iban a volver al mundo al que pertenecían, un mundo donde podían demostrar lo que en realidad sabían, en la Tierra ellos serían los guías.

-¿Vendrás con nosotros? –Preguntó April a Caleb alegremente.

-Claro que sí, no podría dejar que se encargaran de todo ustedes –Contestó Caleb un poco distraído aunque con una sonrisa tan propia de él, parecía meditar algo profundamente –Partamos ya.

Con un movimiento de cabeza los tres humanos asintieron a la orden de Caleb y segundos después los cuatro Pegasos en los cuales montaban se abrieron paso por el reluciente cielo, dejando atrás la casa de la última visión que Zane le había mostrado a Isis hacia el último lugar donde llevarían a cabo la búsqueda de Zane, el mundo que desde el principio fue el menos esperado para encontrarlo, el Mundo de la Tierra.

Isis inhaló el dulce viento del Aire, algo en su interior le decía que pronto volvería a ver a su amado elfo, esta vez ella tenía la ventaja del conocimiento del mundo, y eso la hacía sentir segura, el problema se hallaba en qué lugar ocuparían cuando llegaran a su mundo, después de todo, ella había partido de La Tierra el 29 de octubre, el mismo día en el que regresaría, eso les dejaba dos días de estancia en La Tierra. Necesitaban un lugar en donde quedarse y tenía la certeza que ubicarse en la pequeña habitación que compartía con April en la universidad no sería buena idea tomando en cuenta que los hombres no podían entrar a la estancia de las mujeres, y dejar que Caleb fuera a la habitación que Kevin compartía con otro chico llamado Stuart, que tenía fama de genio, no sería buena idea, pues la presencia de Caleb traería demasiadas preguntas de parte de Stuart y terminaría por descubrir que Caleb no era precisamente humano.

El otro lugar que le quedaba era su casa, considerando que era viernes, llegar a casa no traería muchas preguntas, además sus padres solían celebrar Halloween, así que la visita de otro amigo no traería muchas sospechas, Isis diría que lo había llevado para que celebraran juntos Halloween y esperaba que su querida madre no iniciara a interrogar a Caleb sobre si creía o no en la magia, o qué opinaba sobre los diferentes tipos de mitología, después de todo su madre era profesora de mitología y le encantaba hablar del tema, una sonrisa se formó en los labios de Isis, su madre y Caleb se llevarían muy bien.

Entonces estaba decidido, irían a su casa para planear la estrategia con la que rescatarían a Zane en el jeep de Kevin, que se había quedado a la orilla de la carretera, o por lo menos esperaba que se encontrara ahí. El sonido de los cascos de los caballos topando contra el suelo la trajo de vuelta de su meditación. El inmenso árbol de los mundos se encontraba delante de ella, desmontó del Pegaso al igual que sus amigos y caminó hacia el árbol, sin poderlo evitar los recuerdos de la primera vez que miró aquel árbol la golpearon, ahora se encontraba dando lo que quizás sería la última vista que tendría del árbol mágico.

Después de un casi imperceptible suspiro sacó el botecito de diamante elaborado por las hadas lleno de Forisen de Tierra, y sin mucho pensarlo soltó algunas gotas del liquido sobre las inmensas raíces del árbol de los mundos, que no tardó en reaccionar ante la sustancia mágica dándole paso al delicado arco, que daba hacia su mundo.

-Esta será la primera vez que vaya al mundo humano –dijo alegremente Caleb a los chicos al ver el claro mágico del otro lado del arco.

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