martes, 26 de mayo de 2009

Vampiros


Vampiros

 

 Como escritora, mi nuevo proyecto es escribir un libro de vampiros, así que últimamente empecé a recopilar información de estos seres nocturnos y me topé con esta que en particular esta bastante completa que me gustaria compartir con ustedes. Si se les ocurré un buen nombre para un libro de vampiros avisenme ^_^.

Un vampiro es, según la cultura popular de varios países, una criatura que se alimenta de sangre de seres vivos para mantenerse activo.

Probablemente la figura del vampiro presente en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, proviene de la necesidad de representar uno de los arquetipos primordiales, según la concepción de Carl Jung, como “La sombra”; es decir los instintos ocultos y oscuros y así sería la encarnación del mal como entidad; pero posiblemente el mito básico conexo con esta figura es el de la sangre como fuente de poderío o vehículo del alma, combinado con el temor a la muerte, a la depredación, o la fascinación por la inmortalidad. Algunos estudiosos del vampirismo han sugerido que estas leyendas se hallan relacionadas total o parcialmente con casos de patologías reales como la rabia o la porfiria.

La figura del vampiro se encuentra a lo largo de los siglos no sólo en Europa, sino también en Asia, América y Oceanía. El miedo es una de las fuerzas más poderosas que mueve a las personas, y la experiencia del temor a lo misterioso y desconocido se encuentra profundamente presente en la cultura de todas las naciones del mundo. En esta experiencia, la figura del vampiro, con sus evocaciones antropofágicas de telúrica espiritualidad pagana, irresistible sexo salvaje, sangre caliente derramada y gélida autoridad, ocupa un lugar central. En palabras de Albert Einstein, “fue la experiencia del misterio combinada con el miedo lo que engendró la religión”. Pero también, siguiendo al famoso científico, “la experiencia más hermosa que se tiene a nuestro alcance es el misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y de la verdadera ciencia. El que no la conozca y no pueda ya admirarse, y no pueda ya asombrarse ni maravillarse, está como muerto y tiene los ojos nublados.”

La palabra “vampiro” viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez “ser volador”, “beber o chupar” y “lobo”, además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago.

Otros nombres son: brucolaco en castellano, vurdalak (ruso moderno), vrolok (eslovaco), strigoï o strigoiul (rumano moderno), vampir o vukodlak (serbio), upiro (polaco), nosferatu (del griego nosophoro (νοσοφορος), portador de enfermedad) vampyrus (latín) y Kyuuketsuki (吸血鬼) o Kuei-jin en japonés.

La descripción de estas criaturas varía de autor en autor, de mitología en mitología. La mayoría de las ideas acerca de vampiros que forman parte de la cultura popular contemporánea quizás provengan de la novela Drácula de Bram Stoker, y las películas de cine basadas en ella, como Nosferatu y Drácula de Bram Stoker; pero en tiempos recientes las variaciones imaginadas por los autores de la nueva literatura sobre el tema y de los comics o de diseñadores de videojuegos, que incluso contradicen las características tradicionales, es posible primen en la cultura popular juvenil actual, dado el influjo publicitario de la industria que está detrás de estos medios.

Las siguientes son el conjunto de características que les han sido atribuidas, siendo importante resaltar que tan solo un par de éstas serían las esenciales y comunes en el folclore general, mientras que otras son parte de las creencias de ciertas regiones y otras son atributos originados en licencias literarias o necesidades dramáticas.

* Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, de ahí que se les llame no-muertos.
* Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay descripciones de que también consumen su carne. Antiguamente, en algunas culturas se consideraba que la sangre no era la base de su sustento, sino el “fluido vital” humano, algo tan etéreo como el alma, que en nuestra cultura se identifica con la sangre. Actualmente algunos autores denominan vampiros psíquicos o emocionales a los perpetradores de acoso laboral o “Moobing”.
* No se reflejan en los espejos. Esto no se cumple con el vrykolakas griego, que sí se refleja en ellos.
* Se pueden alejar con ajo, pues lo odian por su fuerte olor. En algunas tradiciones, también pueden ser alejados con rosas silvestres.
* Los vampiros por su naturaleza siniestra o demoniaca no soportan los símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o agua bendita.
* Son indestructibles por medios convencionales y son extremadamente fuertes y rápidos pero se debilitan junto a las corrientes de agua.
* Si se les da sangre de muertos se quedan por un momento paralizados, ya que les quita la fuerza y sus poderes.
* En cuanto al aspecto:

1. Poseen largos y puntiagudos caninos (colmillos) y su piel es muy pálida y fría.
2. Según algunas culturas, un muerto desenterrado era considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía sangre de la boca o la nariz. También si notaban que sus uñas, pelo y dientes eran más largos que cuando había sido enterrado.
3. En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos, y poseían unas largas uñas.
4. En Bulgaria se les puede reconocer por poseer un solo agujero en la nariz.
5. Según algunas culturas, tienen la posibilidad de transformarse en insectos, murciélago, rata, lobo o niebla. Sin embargo, la forma que más referenciada ha quedado en la cultura popular es la del murciélago.

* Aunque en general se supone que la luz del sol mata a los vampiros, en algunas culturas los vampiros no solo pueden resistir la luz del sol, sino que en algunos casos se habla de vampiros que habían viajado a otro pueblo y llevaban una vida normal. En la novela de Bram Stoker, Drácula, el vampiro puede caminar bajo la luz del sol, si bien sus poderes se ven seriamente mermados durante el día.

* En algunas zonas de Centroeuropa, existe la creencia de que el vampiro es un ser lujurioso que vuelve al lecho conyugal y deja embarazada a su esposa. De esta relación nacía un niño de características especiales (que varían en cada región), que se conocía como dhampiro.
* Proyectan sombra, aunque la mueven a placer y según la acción que realicen. Algunos, sin embargo, no poseen dicha sombra.
* Algunos, sin sangre, pueden sufrir de amnesia por un momento.
* Tienen una afinidad natural con la magia, en especial con la magia negra y concretamente la necromancia, capaces de dominarla con mucha más facilidad que el hechicero humano más diestro.

La causas de que un humano se transforme en vampiro son muchas y muy variadas, dependiendo de cada región. Según las tradiciones eslava y china, se temía que un cadáver pudiera transformarse en no-muerto si pasaba por encima de él un animal, especialmente un perro o gato. También corría este riesgo un cuerpo que no hubiera sido debidamente tratado hirviéndolo en agua. En Rusia se decía que los vampiros eran brujas o personas que se habían rebelado contra la Iglesia mientras estaban vivos, vendiendo su alma al diablo.

Según casi todas las tradiciones, toda aquella persona que fuera mordida por un vampiro se convertiría a su vez en uno. Según historias más actuales, semejante transformación solo se consigue cumpliendo una condición específica, desde dar a beber de su sangre a la víctima, hasta que esta tenga un rasgo físico o psicológico en concreto.

Existen numerosos y variados rituales que se utilizaban para identificar a un vampiro. Uno de los métodos para localizar la tumba de uno consistía en guiar a un muchacho virgen montado en un caballo también virgen a través de un cementerio; el caballo se negaría a avanzar sobre la tumba en cuestión. Generalmente se requería que el caballo fuera negro, aunque en Albania era necesario que fuera blanco. Que aparecieran agujeros en la tierra sobre la tumba era tomado como un signo de vampirismo.

Se decía que un cadáver que se pensaba que era un vampiro poseía un aspecto más saludable de lo esperado, mostrando piel sonrosada y pocos o ningún signo de descomposición. En algunos casos, cuando se abrían las tumbas sospechosas, se podía encontrar que el cadáver tenía sangre fresca de una víctima manchando su cara. Otra evidencia de la actividad de un vampiro en la localidad incluía la muerte del ganado, de familiares y conocidos. Algunos podían hacer evidente su presencia mediante pequeños actos similares a los de un poltergeist, tales como mover muebles de la casa.

Prácticas preventivas . Existen muchos ritos tradicionales para evitar que un muerto se convirtiera en un vampiro. Enterrar al cuerpo cabeza abajo era una de las más extendidas, como también colocar hoces o guadañas cerca de la tumba, para evitar que los demonios poseyeran el cuerpo o para apaciguar al muerto y que este no se levantara de su ataúd. Es un método que se asemeja al usado en la Antigua Grecia de colocar un óbolo en la boca del muerto para pagar a Caronte. Esta tradición se ha mantenido en el folclore de la Grecia moderna sobre el vrykolakas, según el cual se pone una cruz de cera y una pieza de cerámica con la inscripción “Jesucristo conquista” sobre el pecho del cadáver para evitar que se convierta en vampiro. Otros métodos que se practicaban comúnmente en Europa incluían cortar los tendones de las rodillas, o esparcir semillas o arena en la tierra de una tumba sospechosa de contener a un vampiro; esto era para mantener al vampiro ocupado durante toda la noche contando los granos caídos. Historias chinas similares relatan que si un ser vampírico se encontraba con un saco de arroz, tendría que contar todos los granos uno a uno; es una temática que se puede encontrar en los relatos del subcontinente indio, así como en Sudamerica, sobre brujas y otros tipos de espíritus malignos o traviesos.

Talismanes y objetos protectores. Hay muchos objetos, sagrados o profanos, capaces de alejar a los no-muertos y que son comunes en las leyendas sobre vampiros, como el ajo o el agua bendita. Estos objetos varían de región en región; se dice que una rama de rosa silvestre o de espino puede dañar al vampiro; en Europa, esparcir semillas de mostaza en el tejado se decía que los mantiene alejados. Otras formas de protección incluyen objetos sagrados, por ejemplo un crucifijo, un rosario, o agua bendita. Se dice que un vampiro no puede caminar por un terreno consagrado, como iglesias o templos, o cruzar una corriente de agua.

Aunque no se considera como un objeto de protección, los espejos han sido utilizados para alejar a los vampiros cuando se situaban en una puerta, mirando hacia afuera (los vampiros no poseen un reflejo y, en algunas culturas, carecen de sombra, tal vez como una manifestación de la carencia de un alma del vampiro). Este atributo, aunque no es universal (el vampiro griego vrykolakas/tympanios poseía tanto sombra como reflejo), fue utilizado por Bram Stoker en Drácula y ha mantenido su popularidad gracias a las diferentes novelas y películas.

Algunas tradiciones sostienen que un vampiro no puede entrar en una casa hasta que es invitado por el dueño, pero que una vez es invitado puede entrar y salir a placer. Aunque los vampiros tradicionales se consideraban más activos durante la noche, generalmente no se consideraba que fueran vulnerables a la luz del sol.

Destrucción de un vampiro. Los métodos para la destrucción del vampiro variaban, siendo clavar una estaca el método más citado, particularmente en las culturas eslavas al sur. El fresno era la madera preferida en Rusia y en los estados bálticos, el espino en Serbia, y el roble en la región de Silesia. La estaca solía clavarse en el corazón de los cadáveres sospechosos de ser vampiros, aunque se apuntaba a la boca en Rusia y en el norte de Alemania, y al estómago en el noreste de Serbia. Atravesar la piel del pecho era una manera de “desinflar” al vampiro hinchado; es similar al acto de enterrar objetos afilados, como hoces, junto al cadáver, de forma que penetrara en la piel si el cuerpo se hinchaba lo suficiente mientras el cuerpo se transformaba en un no-muerto.

La decapitación era el método preferido en las áreas germanas y eslavas del oeste, enterrando la cabeza junto a los pies, tras las nalgas o alejada del cuerpo. Este acto se veía como un modo de acelerar la marcha del alma, que, en algunas culturas, se creía que permanecía en el cuerpo.

La cabeza, el cuerpo o las ropas del vampiro también podían ser clavadas al suelo para evitar que se alzara. Los gitanos clavaban agujas de hierro y acero en el corazón del cadáver y colocaban pequeños fragmentos de acero dentro de la boca, sobre los ojos, en las orejas y entre los dedos durante el entierro. También introducían espino en el calcetín del muerto, o le clavaban una estaca de espino en las piernas.

Medidas adicionales incluían rociar agua hirviendo sobre la tumba o la completa incineración del cadáver. En los Balcanes, el vampiro también podía morir si se le disparaba o ahogaba, repitiendo el funeral, rociando agua bendita sobre el cadáver, o con un exorcismo. En Rumanía se podía colocar un ajo en el interior de la boca, y en una época tan reciente como el siglo XIX, se tomaba la precaución de disparar una bala a través del ataúd. Para casos recalcitrantes, se desmembraba el cuerpo y se quemaban las partes, mezclándolas con agua y administrándoselas a los familiares a modo de cura. En las regiones sajonas de Alemania, se colocaba un limón en la boca del sospechoso de ser un vampiro.

Si bien existen sugerentes leyendas en todas las civilizaciones de la Antigüedad, desde Egipto a Sumeria, la primera referencia histórica del vampiro se encuentra en la obra de Lucio Apuleyo, un escritor y filósofo romano, que vivió entre los años 125 y 180. Su novela De Asino Aureo cuenta la historia de dos hermanas malignas, Meroe y Panthia, que bebieron la sangre de un tal Sócrates (ninguna relación con el gran filósofo griego). Las hermanas cerraron las heridas de Sócrates con una esponjilla para que éste no se diera cuenta de la pérdida de sangre, pero cuando al día siguiente se inclinó para beber agua de un río, la esponjilla se cayó al agua, y tras ella la última gota de vida.

El vampiro como muerto viviente bebedor de sangre ya era conocido en las leyendas de algunos países, siendo posible encontrar relatos en Inglaterra y Dinamarca durante el siglo XII que nos hablan de seres parecidos. Con el tiempo, y especialmente gracias a las novedades que aportaba el llamado Siglo de las Luces, donde se vive el triunfo de la razón y el desprestigio de las supersticiones, fueron poco a poco desapareciendo. Pero años más tarde surgió una de las personas que más hizo para avivar estas creencias en el vampirismo, aunque su idea inicial era rebatir su existencia: el padre benedictino Dom Augustin Calmet (1672-1757). Calmet vulgarizó en el siglo XVIII las leyendas y fábulas de Centroeuropa sobre los vampiros, exponiendo en su obra Tratado sobre los vampiros (1746) las historias de estos seres en tierras de Austria, Hungría, Polonia, Serbia, Moravia, Silesia y Prusia, aunque también anotó casos de lugares tan distantes como Perú, Laponia o Inglaterra.

También han existido las leyendas de vampiros en España, como muestran las guaxas en Asturias, las guajonas en Cantabria y las meigas chuchonas en Galicia, todas ellas con un solo colmillo para succionar la sangre de sus víctimas, sobre todo niños.

En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utuhu y a los Maskin, seres muy similares a los vampiros que eran los culpables de las enfermedades y las pestes, por parte del pueblo. Estos seres junto con las huestes de Alal y Telal, pueden considerarse como antecesores de los vampiros.

En el Antiguo Egipto encontramos deidades vampíricas como Srun, caracterizada por tener aspecto de lobo y largos colmillos. Solían alimentarse de los cuerpos de sus víctimas humanas. Los fenicios tenían la creencia de que la mortandad de niños era debida a los ataques de Lilitu, espectro errante que se alimentaba de la sangre de los infantes. Se hicieron exorcismos para devolver a los chupasangres (también llamados chtonios, “amigos de la sangre”) a sus tumbas.

En la religion Judia estaba Lilith la primera mujer de Adàn.se decia que se alimentaba de la sangre de los niños no circundados

Kali Ma, en la India era una diosa sanguinaria y feroz, con cuatro brazos y una larga cabellera. Se le ofrecían sacrificios humanos en los que la sangre era el elemento principal. Otros seres eran los butchas.

En la antigua China se consideraba que se convertían en vampiros aquellos que habían cometido crímenes en vida. Cuando éstos morían, se les exhumaba y se les cortaban todos sus miembros a trozos.

En América, el pueblo amerindio Mapuche tiene entre sus creencias la existencia de un ser vampírico conocido como el Pihuychen que atacaría principalmente a animales, pero también a humanos. Igualmente creían en la existencia de una criatura vampírica acuática conocida como Trelke-wekufe (El cuero). Posteriormente ambos seres formarían también parte de la tradición chilena. También los Aztecas creían en un ser vampírico conocido como Civatateo que atacaba a los niños que después morían de una extraña enfermedad. También se dice que atacaba en las noches y especialmente en los cruces de caminos. También en la cultura Maya se creía que el guardian de Xibalba era un murciélago con rasgos humanos llamado Camazotz que decía arrancaba las cabezas de los extraños.

Ya en Europa, más concretamente en la antigua Grecia, existía en su mitología la leyenda de Lamia, que era hija del rey oriental Belus y cuyos hijos fueron asesinados por la diosa Hera al conocerse que Lamia tuvo un romance con Zeus. Para vengarse, Lamia comenzó a perseguir a todos los niños que se encontraba para extraerles la sangre para alimentarse. Esta leyenda se convirtió en superstición que se transmitía en las zonas rurales de Grecia y que contaba que Lamia atacaba a todos los viajeros extraviados, seducidos por la belleza de la “chupasangre”. Este caso es el más parecido a la concepción histórica de vampiro. También en la mitología griega se encuentra el caso de Empusa, hija de la diosa Hécate, un ser con pies de bronce y monstruoso que podía transformarse en una bella mujer y conquistaba a los hombres para aprovecharse de su sangre. Además en la Hélade existían en sus leyendas las striges, deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de los humanos mientras estos dormían. También existía un ser llamado Vrycolaka, que atacaba a su familia después de muerto.

Los romanos tenían a los larvae, no-muertos que no habían pagado sus crímenes en vida, y se vengaban de su estado esquelético y fantasmal absorbiendo la vida de los vivos.

En la Edad Media, en los países de religión musulmana se hablaba de unos vampiros llamados gul, en el caso de ser varón, y gola siendo mujer, que se convertían en tales por haber tenido una muerte violenta. Estos seres tienen su aparición en uno de los relatos de Las mil y una noches llamado Honor de un Vampiro.

En la primera expedición de los vikingos hacia Islandia en diferentes grupos, ocurrió que en la primera noche allí, uno de los grupos (que se componían de una treintena cada uno) fue masacrado por una especie de vampiros que les absorbieron la sangre.

La palabra upier (también como en polaco significa vampiro) llegó a utilizarse por primera vez en Rusia en el año 1047 para referirse a un príncipe ruso.

En 1190 Walter Map escribe De Nagis Curialium, en donde escribe hechos ocurridos por ataques vampíricos en Inglaterra. También recoge casos ingleses William de Newburgh en sus Chronicles, en 1196.

Durante la Edad Media, las pulgas, que son también chupadoras de sangre, se consideraban un ser vampírico por su implicación a la hora de extender la Gran Peste Negra de 1348. De aquí surgieron varias referencias literarias sobre “el Señor de las Pulgas” y, por extensión, “el Señor de los Insectos” y “el Señor de las Moscas”. Los celtas enterraban a sus muertos boca abajo, para que entraran en el “otro mundo” mirando en la dirección correcta: hacia abajo. En Europa Oriental, era frecuente introducir un diente de ajo en la boca de los muertos antes de inhumarlos.

También en la Edad Media y en Cataluña se encuentra la historia del Conde Arnau de Mataplana. Este conde prometía una medida de trigo a todo aquel que le suministrara una medida de piedra para la construcción de su castillo. Una vez construido el mismo, Arnau no cumplió con lo dicho respecto a sus súbditos. La población en venganza avisó a las brujas del lugar para que realizara hechizos sobre el conde y estos se realizaron. El conde, no enterado de estas conjuras contra él, estaba enamorado de una abadesa del convento de San Juan de las Abadesas, a quien, después de haber sido rechazado, violó y secuestró para llevársela a su nuevo castillo. Era noche de difuntos. Cuando a la mañana siguiente fueron unos hombres a parlamentar con Arnau, se encontraron con la espantosa imagen del conde y la abadesa despedazados por lo que dijeron unos perros vampíricos. Se dijo que hasta el siglo XIX cada noche de difuntos el conde, la abadesa y la jauría de perros salían del más allá para chupar la sangre y despedazar a todo aquel que se encontraran por la noche en aquellos lares catalanes.

En Pratdip, existe la leyenda de que unos perros vampíricos atacaban a los habitantes de esta población, además de historias de conjuros y hechizos.

Otro vampiro en Cataluña, también en el Ampurdán, es el caso de Ugarés. Fue un hombre que vivió en un megalito y que fue poseído por espíritus malignos por extraños personajes venidos desde el Mar Caspio. Se dice que murió en el siglo X en una batalla, en la que sufrió un ataque de posesión que descargó contra sus enemigos. Luego en el siglo XV se construyó un castillo donde había sido enterrado, justo en el megalito en donde vivió. Durante las obras y luego ya construido hubo toda clase de desgracias, como enfermedades plagas y muertes extrañas. El que rigió el castillo también ha pasado a la historia con el nombre de Ugarés y se dedicó a realizar todo tipo de tropelías como asesinar niños y luego beberse la sangre de estos y comerse sus cuerpos (decían que le había poseído el espíritu del antiguo Ugarés). Todos los habitantes de la villa decían que nunca envejecía y que adivinaba el futuro. En 1427 hubo un terremoto en la zona y todos creyeron que Ugarés había muerto, pero en 1483 aparecieron de nuevo las epidemias y las desapariciones de personas y durante siglos la leyenda de los Ugarés pervivió.

En el siglo XV existió una familia vampírica que vivía en East Lothiam, Escocia. Primero fueron una pareja que ingerían la sangre y comían a los viajeros que se hospedaban en su casa. Luego sus hijos heredaron estas actuaciones de vampiros.

Existen personajes reales cuyas actividades han inspirado la figura del vampiro mítico en el folclore contemporáneo sobre todo el alimentado por la imaginación de los novelistas.

Vlad Draculea
También conocido como Vlad III o Vlad Tepes, es un noble héroe nacional rumano que en el siglo XV luchó contra la invasión de los otomanos, famoso por la fiereza y crueldad de sus métodos y es el personaje que inspiró la novela “Drácula” de Bram Stoker.

Draculea significa hijo de Dracul que a su vez significa el dragón y que era apodo del voivoda (príncipe) valaquio -la idea de que era transilvano es aportación de Bram Stoker- Vlad II Dracul, caballero de la Orden del Dragón, y padre de Vlad III, que es apodado Tepes (”Empalador” en rumano) por su método mas famoso para escarmentar a su enemigos. Debido a su capacidad para expulsar a los turcos de Valaquia, por lo cual vivió en constante estado de guerra durante 1431 y 1476, y liberar la comarca de la delincuencia, se le considera un héroe nacional en Rumania y el salvador de Europa pues Valaquia junto con la vecina Transilvania, constituyen la puerta meridional de Europa que todo invasor procedente de Asia, tenía que pasar obligatoriamente si intentaba conquistar por el sur las fértiles llanuras del continente europeo. Michel Beheim, un juglar germánico, compuso en 1463 una canción con el título Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei donde relataba la historia de Vlad Draculea. Beheim era súbdito del rey húngaro Matías Corvino, en cuya corte se refugió Draculea cuando tuvo que huir de su natal Valaquia.

La leyenda siniestra de Draculea, pudo surgir como mínimo desde 1460, cuando sus enemigos en el exterior y en el interior estaban convencidos de que Vlad disponía de poderes necrománticos, pues sólo así podía explicarse su conducta, y pensaban que su reducido ejército diurno quedaba reforzado durante la noche por las cien mil almas de sus víctimas convertidas en raptores de niños y doncellas, chupadores de sangre, fantasmales guerreros de la oscuridad en busca de implacable venganza contra los vivos.

Condesa Elizabeth Bathory
Llamada la (La Condesa Sangrienta), inspiró a Joseph Thomas Sheridan Le Fanù para crear a su famosa vampiresa Carmilla (Condesa Mircalla Karnstein) en 1872.

Cuenta la historia que Elizabeth, perteneciente a la alta aristocracia húngara, vivió entre los siglos XV y XVI y era famosa en su época en toda Europa por su belleza. Después de quedar viuda en 1604, sola en su castillo, vanidosa en exceso y muy temerosa de perder su juventud y hermosura, se rodeó de brujas con las cuales se instruyó y practicó la magia negra, pero sobre todo considerando que la sangre de doncellas vírgenes la conservarían bella y lozana, sembró el terror en sus dominios, secuestrando y engañando a aproximadamente 650 jóvenes campesinas a quienes torturaba y desangraba para obtener sangre para sus baños o para beberla. El numero de sus crímenes llegó a extremos intolerables para el pueblo que terminó por exigir justicia al emperador Matias II y al parlamento o palatinado que iniciaron una investigación y juzgamiento.

Después de un proceso, que dejó al descubierto sus crímenes, terminado el 7 de enero de 1611, mientras su corte de brujas fue condenada a pena de muerte en la hoguera, Elizabeth, Señora de Cathrice, dada su condición aristocrática y la importancia política de su estirpe, solo fue condenada a cumplir cadena perpetua en sus aposentos que fueron sellados para siempre y en los cuales en agosto de 1614 uno de sus carceleros la encontró muerta.

Su leyenda no terminó allí, las gentes de sus tierras aseguraban entre susurros que la bella Condesa regresó de su muerte convertida en vampiresa, se transformaba en gato e invocaba gatos negros para lograr sus propósitos siguiendo así con su estela de asesinatos.

Henry Fitzroy
Este personaje histórico inspiró a la escritora Tanya Huff autora de La saga de Sangre (Blodd ties) convertida en serie de televisión, el personaje del mismo nombre, un vampiro “bueno” que escribe novelas y se convierte en detective.

El personaje verdadero fue hijo bastardo de Enrique VIII, nombrado I conde de Nottingham y duque de Richmond y Somerset, y murió a la edad temprana, aunque no para la época, de 17 años, posiblemente de tuberculosis y aunque su muerte no está esclarecida no hay referencias históricas a actividades criminales o a vampirismo.

Gilles de Rais
Este aristócrata francés del siglo XV, que luchó en los años finales de la Guerra de los Cien Años junto a Juana de Arco, buscando en la sangre el secreto de la piedra filosofal torturó y dio muerte a unos 300 niños durante 8 años hasta que en el año 1440 fue capturado, procesado y ejecutado.

En el siglo XVIII y en el contexto de la Ilustración surgieron escritos críticos buscando desvirtuar el mito del vampiro. Voltaire dedica al tema, con su ironía característica, un aparte en su “Diccionario Filosófico” y Fray Benito Jerónimo Feijoo dedica igualmente con tono crítico al tema de “Vampiros y brucolacos” una de sus “Cartas eruditas y curiosas”(1774) a propósito del tratado escrito por un contemporáneo suyo, el fraile Augustin Calmet. Con el tiempo, diversos eruditos y científicos han tratado de explicar los orígenes del mito y explicar los fenómenos que lo componen a la luz de las ciencias exactas y sociales.

Unas de las más recientes y exitosas (2005) sagas sobre Vampiros adolescentes modernos es la escrita por Stephenie Meyer

En noviembre de 2008 se estrenó la película “Twilight” o Crepúsculo basada en la primera novela de la exitosa saga escrita por Stephenie Meyer.

* Televisión.

Con intención de entretener a un público preferentemente adolescente, ha destacado recientemente la serie Buffy, la cazavampiros, de la cual se desprendió un personaje secundario (Ángel), en una nueva serie con el mismo nombre que su protagonista.

La imagen, sobre todo lúdica, del vampiro está presente en la cultura contemporánea juvenil principalmente de dos maneras: como paradigma o referencia de ciertas subculturas o tribus urbanas como la Subcultura gótica y como personaje de los videojuegos y de los comics o de la literatura popular. Igualmente la imagen del vampiro, sobre todo la que popularizó Hollywood y que encarnó Bela Lugosi, es un ícono y disfraz infaltable en Halloween.

4 comentarios:

  1. hola!!! encontre tu blog de casualidad y veo q esta nuevito!!!

    te deseo mucha suerte!!

    tambien veo q no tienes boton para afiliar o si lo tienes no lo encuentro!!
    suerte besos!!

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  2. Hola soy luna de Circulo colmillos claro q te afilio y publico tu historia besos!!

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  3. Almita ya publique tu promocion pasa y dime que opinas besos luna v.

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  4. Que decir aparte de que es increible? Pues que me ENCANTA :) Vi la promocion de Circulo Colmillos, yo estoy en el compromiso. Bueno todo lo que he leido me ha encantado y sobre titulo para un libro de vampiros...que te parece "Sombras de otro mundo" ?
    Bueno cuidate y besos ;)

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