viernes, 2 de octubre de 2009

Book II, Capítulo X Piedras Negras

Hola a todos, se que esta vez he roto el record de retraso, lo siento sinceramente, es solo que había estado muy ocupada con las tareas del colegio, pero ya me pongo al día y esta vez, espero de todo corazón ver sus comentarios.

besos a todos mis lectores.

“El dolor es el megáfono que Dios utiliza

Para despertar a un mundo de sordos;

Porque somos como bloques de piedra,

A partir de los cuales el escultor poco a

Poco va formando la figura de un hombre,

Los golpes de su cincel que tanto

Daño nos hacen también nos hacen

Más perfectos."

C.S. Lewis

Capítulo X

Piedras Negras

Isis desmontó el Pegaso por decima vez ese día, estaba exhausta, otro día más de larga búsqueda estaba acabando y acababa sin ninguna pista de Zane otra vez. Caminó sin mucha prisa hasta la casa central, después de todo no había nadie que la estuviera esperando, era la primera en llegar de la búsqueda diaria porque Helios, con quien había estado buscando, pues se habían dividido en parejas, había dicho que iba a ir a buscar información a un lugar donde ella no podía ir. Caleb estaba buscando con Kevin en el otro lado del mundo del aire así que tardarían en llegar, al igual que April y Kristal, Sefis y Myshel habían viajado al mundo de la luz para informar a las demás de la visión que le había mostrado Zane a Isis.

Entró en la casa sin mucha reverencia, era una suerte que las casas de ese mundo nunca estuvieran cerradas con cerrojo, pues ningún ser debía preocuparse por ladrones. Caminó a la cocina y tomó una manzana del tazón de frutas que acostumbraba a dejar Kristal en la mesa, sin duda lo que menos faltaba en esa casa tan hermosa era comida deliciosa. Volvió a salir de la casa, sería buena idea dormir un rato antes de que los demás llegaran y se pusieran a platicar de lo visto durante el día.

El viento corría suavemente esa tarde, aumentando levemente la temperatura ya alta del mundo del aire, Isis se quedó parada en el puente que iba hacia su estancia y miró hacia abajo, había una hermosa replica de su mundo, sonrió, recordaba claramente la extraña explicación que le había dado Kristal el día anterior cuando había preguntado sobre la rara vista.

-“Imagina el mundo del aire como una dona” –había dicho Kristal cuando las dos estaban paradas en ese mismo puente.

-“¿Cómo una dona?” –preguntó Isis viendo confundida a Kristal, que sonreía con ganas, como si disfrutara la explicación que le habían dado.

-“Si, como una dona” –contestó Kristal señalando hacia abajo donde se podía ver claramente la Tierra como si se estuviera viendo desde el espacio –“escucha, imagina que ahora nosotras estamos dentro de la dona, somos su relleno dulce y los demás mundos son como canicas que están rellenando el agujero del centro”.

-“Bien ¿Y?” –cuestionó Isis escuchando con atención a Kristal.

-“Ahora imagina que la masa de la dona es transparente” –continuó Kristal –entonces nosotras, el relleno, podemos ver las canicas del centro que son los mundos mágicos, pero sin poder salir de la dona por más que trataras”.

-“Entonces ¿Desde cualquier punto del mundo del aire puedes ver los mundos mágicos?” –preguntó Isis sin levantar la vista de su mundo

-“No, solo puedes ver cierto mundo desde cierto lugar” –explicó la chica dándole la espalda al paisaje –“Helios buscó por mucho tiempo un lugar para hacer su casa donde se viera el mundo humano”.

-“Y ¿Por qué el mundo humano? Después de todo no tiene nada de especial” –dijo Isis aunque después tuvo que admitir que su mundo era hermoso y que después de todo siempre sería su hogar.

-“Porque es hermoso y es el único de los mundos que es tan colorido” –dijo Kristal, y luego agregó con un tono melancólico –“me gustaría ir algún día a ese mundo”.

-“No tiene nada de especial, para mí, son mucho mejores los demás mundos pues están llenos de magia” –mencionó Isis viendo a Kristal.

-“En verdad que los humanos no aprecian lo que tiene” –agregó un tanto molesta Kristal y esta vez volteó hacia el paisaje –“Tu mundo está lleno de una magia especial, una magia que no encontraras en ningún otro lugar”.

-“Al mundo humano se le negó la magia” –le recordó Isis a la chica.

-“Isis, no solo hay un tipo de magia” –dijo Kristal mientras se sentaba en la baranda del puente viendo la Tierra –“A tu mundo se le negó la magia visible, esa magia que tú conoces, pero en cambio los humanos pueden crear otro tipo de magia mucho mejor que la que nosotros usamos”

Isis volteó hacia Kristal intrigada por las palabras de la muchacha –“¿Cuál es esa magia?”

Kristal sonrió –“Tú amigo humano la conoce muy bien”.

-“¿Hablas de la tecnología?” –Preguntó incrédula Isis, eso no era magia.

-“Si, creo que así la llaman” –Contestó Kristal mientras movía distraídamente las piernas.

-“Kristal, créeme que la magia es mucho mejor que la tecnología y es menos dañina” –explicó Isis viendo comprensivamente a la chica, después de todo nosotros apreciamos más lo desconocido que lo conocido.

-“No, tu magia tiene más valor porque es hecha con esfuerzo y es dañina porque los humanos aun no han encontrado el balance entre una cosa y la otra, a nosotros, los seres mágicos nos llevó siglos encontrar el balance” –dijo la chica sonriendo para luego pararse en la baranda –“de todas formas me encantaría ir a tu mundo, aunque nunca podría ir porque me reconocerían de inmediato”.

Isis observó con atención a Kristal siguiendo cada movimiento de sus pies temiendo que la chica callera hacia el vacio, respiró profundo, Kristal no caería a menos que la empujaran con fuerza, después de todo los seres mágicos poseían un increíble equilibrio

-“¿Por qué serías reconocida?, tú luces igual que cualquier humano” –preguntó Isis un tanto nerviosa.

-“Tú también eres despistada” –dijo entre risas Kristal –“no podría ir porque tengo algo que ningún humano tiene”.

Y tan pronto como pronunció las palabras se lanzó hacia adelante, Isis emitió un grito y se inclinó para ver a Kristal, pero ella ya no estaba donde por lo menos debería estar viendo su silueta, una risa llego a sus oídos y volteó enseguida, Kristal estaba parada en la otra baranda del puente con dos alas desplegadas saliendo de su espalda. Isis lo comprendió, los vestidos de Kristal en realidad tenían la espalda descubierta para que sus alas la cubrieran y pasaran desapercibidas para el ojo inexperto.

Isis sonrió meditabundo y arrojó el corazón de la manzana que acababa de comer, se preguntaba qué pasaría con el trozo de manzana, no le había preguntado a Kristal esa posibilidad, pero se lo preguntaría cuando la volviera ver, ahora sería mejor entrar a la estancia y descansar un poco, pues esos últimos días no había dormido tan bien como hubiese deseado. El sol ya estaba cayendo, eso significaba que no faltaba mucho para que los demás regresaran a la casa, aunque podría ser que regresasen mucho más tarde que eso si encontraban una pista. Estiró sus brazos con pereza y se permitió bostezar, giró sobre sus talones y emprendió su camino hacia la estancia, o por lo menos lo trató, porque muy de repente una ola abrumadora de cansancio la invadió, una ola tan poderosa que ya ni siquiera era capaz de levantar sus pies para dar un paso. Sus ojos empezaron a pesar, reconocía la sensación, ya la había tenido antes, la vez en la que Zane le había mostrado la visión, aunque la vez anterior no había sido tan intensa.

Trató de caminar, después de todo no podía quedarse dormida en ese lugar o podría caer del puente con cualquier movimiento, pero le fue imposible, el cansancio se estaba apoderando por completo de su cuerpo y se le hacía cada vez más difícil controlar sus pensamientos, su mente luchaba contras las señales de pesadez. Sus ojos se cerraron sin poder evitarlo más y su cuerpo no tardó en desplomarse sobre la dura madera del puente.

Sus ojos se abrieron lentamente, y se encontró de pie dentro de una casa bastante más grande que la de Helios, pero vacía. Era una visión; así que debía memorizar cada rincón del lugar, estaba de frente a un largo pacillo con dos puertas a cada lado y una al fondo, por un momento se preguntó si debería revisar que había detrás de las puertas pero su respuesta llegó cuando una voz familiar la llamó.

-Isis –dijo Zane a su espalda, ella no pudo evitar que la alegría llenara su alma y con el corazón en las manos se volteó hacia él.

Zane estaba de espaldas a una ventana donde el sol se colaba iluminando la habitación haciendo que algunas partes de su perfil quedaran a oscuras, tenía los codos recostados en el alfeizar de la ventana y la miraba de un modo en que pocas veces la había visto, la miraba con amor infinito, lágrimas de felicidad corrieron por las mejillas de Isis, él también la había extrañado tanto como ella a él y eso que solo llevaban algunos días sin verse, no podía imaginar estar para siempre sin verse.

-Ven aquí, amor –dijo él con un tono dulce en su voz, en verdad la había extrañado, ella obedeció sin replicar y caminó hacia él más rápido de lo que hubiese deseado, tanto así que en realidad corrió hacia él y lo abrazo.

-Te extraño mucho –dijo ella mientras él escondía su rostro entre su hombro y su cuello.

-Pronto estaremos juntos –susurró Zane sin separarse de Isis, como deseaba que ese momento durara para siempre –Debo suponer que encontraste la pista o sino no estarías en este mundo y no podrías ver esta visión –agregó mientras se separaba de ella y la volteaba hacia la ventana para luego abrazarse a su cintura.

Él dejó de hablar y besó su mejilla, por primera vez en días Isis se sintió tranquila y segura, no había nada mejor que estar en los brazos de Zane, observó por unos segundos el paisaje que estaba al otro lado de la ventana, desde donde estaba podía apreciar la silueta de lo que debía ser el palacio del Aire, a ambos lados de la casa donde estaban, había una estancia que complementaba la casa, estaban pintadas de blanco lo que hacía que pareciera como si se fundieran con las nubes en las que estaban construidas, un pequeño molino de paredes rojas estaba ubicado a la izquierda y hacia girar sus aspas con pereza. Si Zane no estuviera secuestrado ese paisaje hubiera sido perfecto para el final de un día tan pesado como ese, un paisaje perfecto para sentarse a descansar abrazada con la persona a quien más amaba, pero ahora debía conectar su mente a la situación actual, sabía que tenían poco tiempo así que tenía que preguntar todo lo que fuese indispensable.

-Sé que la corona significa algo, pero no sé qué –dijo Isis tristemente sin dejas de ver por la ventana –no sé porque me muestras esto a mí, yo no soy buena para resolver enigmas.

-Si lo eres, solo que no confías en ti –le regañó Zane sin soltarla – ¿Qué te sucede? No pareces la misma Isis a la que conozco.

-Eso es porque no estás conmigo, no soy nada sin ti –contestó ella mientras apretaba las manos de Zane con las suyas.

-Te equivocas, se que tu podrás encontrarme, sólo tienes que esforzarte un poco más, todos confían en ti –dijo él mientras volvía a besar su mejilla.

-Eso es lo que me preocupa ¿y si fallo? –preguntó ella, por fin estaba siendo sincera y eso aliviaba un gran peso que se había estado acumulando desde el inicio del viaje.

-No, no lo harás, estoy seguro –dijo él, y esta vez la volteó para que lo viera con atención –en esta casa te he dejado otra pista que va de la mano con la corona, eso te dirá quién es mi captor y también te dirá donde estoy, así que…

Él se llevó una mano hacia su boca y se separó rápidamente de Isis, una tos ahogó cualquier intento de hablar, Isis lo observó preocupada, la tos aumentaba tanto que Zane se dobló de dolor, y lentamente separó la mano que cubría su boca.

-¡Zane! –exclamó preocupada Isis, al ver la boca y la mano de Zane manchadas de un espeso liquido rojo oscuro casi negro, sangre élfica.

-Escucha Isis –Dijo él con la respiración entrecortada –mi tiempo se acaba...

No pudo continuar hablando, un grito se le escapó de la garganta. Isis pudo ver como cortes irregulares aparecían en su rostro, los labios de Zane adquirieron un color morado y una mueca se formó en su cara como si estuviera pasando por un terrible dolor, Isis se acercó a él lo más rápido que pudo, colocó sus manos sobre los hombros de él y sintió como su mano izquierda se empapaba de sangre, giró rápidamente la mirada hacia el hombro, tenía un corte realmente profundo, la herida debía llegar hasta el hueso. Zane la abrazó, él debía haber creado una ilusión en su cuerpo para que Isis no viera esas heridas, sin duda él siempre se preocupaba por ella mucho antes que por sí mismo.

-No…no…te preocupes por mí –dijo Zane en un susurro ahogado sobre su oído.

-¿Cómo quieres que no me preocupe por ti? Si estás demasiado herido –argumentó Isis sintiendo como él se aferraba cada vez más fuerte contra ella –Por favor, Zane, dime donde estas antes de que termines muerto.

-Si…pudiera…te lo diría –dijo él usando sus últimas fuerzas –escucha…, por el momento estaré bien, mis captores me necesitan vivo para la próxima luna llena del mundo donde me encuentro, así que tienes hasta entonces para poder encontrarme. No olvides lo mucho que te amo, Isis.

Ella sólo alcanzó a asentir con la cabeza antes que él la besara, fue un beso demasiado delicado considerando el estado en el que se encontraba, un beso suave en el que rosó sus labios con los de Isis apenas ejerciendo presión para después posesionarse por completo de sus labios. Zane se separó de Isis muy a su pesar, pero ya no quedaba tiempo, la magia de su hechizo se estaba acabando.

Isis vio sin poder hacer nada como Zane se alejaba de ella y caminaba hasta el centro de la habitación y segundos después todo a su alrededor comenzaba a descolorarse como si todo estuviera hecho de tinta y empezara a llover. Todo a su alrededor se volvió negro, sólo Zane e Isis quedaron en la habitación iluminada de un lugar que no podía reconocer, él le sonrió débilmente pues el dolor de las heridas no le dejaba pensar con claridad, levantó el brazo izquierdo, e hizo un ademan de despedida antes de desaparecer.

Isis escuchó que la llamaban pero estaba demasiado aturdida como para identificar de donde venia la voz, estaba mareada, no podía decir ni siquiera donde se encontraba solo que sus ojos aun se sentía demasiado pesados como para abrirlos. El ser que le hablaba volvió a llamarla, esta vez sonaba desesperado, sintió como sacudieron su hombro fuertemente, trató de despertarse pero su cuerpo se negaba a responderle, hizo un esfuerzo en entreabrir los ojos. Un cielo estrellado le dio la bienvenida, volvió a ser llamada y con una mueca de dolor giró su vista hacia el ser que la llamaba, era Caleb que la miraba preocupado, con un poco de dificultad logró sentarse siendo ayudada por Caleb.

-¿Estás bien? –Preguntó él viéndola con atención.

Ella no respondió, trató de ordenar sus ideas y la imagen de Zane llegó a ella, miró sus manos y un grito se escapó de su garganta, recordó la sangre que las había manchado, guió temerosa sus manos hasta su cuello y sostuvo el dije de mariposa, dudó unos segundos antes de decidirse a mirarlo, lágrimas empezaron a derramarse de sus ojos, dos de las ocho perlas de la mariposa estaban totalmente negras, sin duda Zane estaba muriendo, tenía que hacer todo lo posible para encontrar a Zane.

Caleb repitió la pregunta que le había hecho a Isis pero ella no contestó, Caleb dirigió su mirada hacia el collar y no falto explicar su llanto, él colocó una mano en su hombro y por alguna razón ella se tranquilizó.

-Tuve otra visión –dijo Isis con voz temblorosa –será mejor que encontremos a Zane pronto si es que queremos encontrarlo vivo.

-Nos la contarás dentro de la casa –dijo Helios que había estado de pie detrás de Caleb y observaba a Isis con atención.

Ella asintió con la cabeza y Caleb le ayudó a ponerse de pie, elevó la vista, Kristal estaba de pie delante de la puerta de la casa central, todas las luces de las tres estancias estaban encendidas, debía ser ya muy tarde y los demás debían estar ya en la casa. Se sintió guiada dentro de la casa, pero estaba demasiado aturdida como para oponerse o colaborar, las luces del estudio de Helios la cegaron en cuanto entró a la habitación, no recordaba haber entrado en esa habitación antes, era una habitación realmente extraña, tenía una forma circular y estaba llena de largos estantes repletos de libros, miró hacia abajo y por un momento la sensación de vértigo la invadió, el piso de la habitación era de cristal, lo que le permitía tener una perfecta visión de su mundo. Caleb la guió hacia una silla y dejó que se sentara, sin duda esa sería una larga noche.

1 comentario:

  1. meeeeeeee encanta lo de la frase... esta genial... te lo juro atte la meches

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