miércoles, 14 de octubre de 2009

Book II, Capítulo XI, La Celda Oscura

"La grandeza inspira envidia,

La envidia engendra rencor

y el rencor genera odio

A veces la indiferencia y la frialdad

hacen más daño que la averción declarada"

J.K. Rowling

Capítulo XI

La Celda Oscura

Abrió los ojos con pesadez, la magia que le había costado días en juntar se había acabado minutos después de invocarla, pero era de esperarse no podía desear mucho del deplorable estado en el que se encontraba y más porque su celda estaba rodeada de hechizos que le prohibían hacer magia, más bien debería estar orgulloso de poder hacer algo de magia, miró su celda, su cárcel era esa habitación oscura donde a penas la luz de la bella luna de que era dueño ese mundo podía entrar. Se sentó con dificultad en la cama, la herida de su hombro lo estaba matando, la puerta de su celda se abrió segundos después, un Penumbra entró con una bandeja que debía ser su cena. No podía evitar sentirse asqueado, aunque no sabía si era la repugnante apariencia de aquel ser o lo detestable que era la comida que le daban, después de todo era un elfo, amaba la belleza y la perfección.

-Aquí tiene su cena, mi rey –dijo sarcástico el Penumbra haciendo una torpe reverencia que hizo derramar un buen tanto del liquido que había en el vaso sobre el azafate.

-Gracias –contestó Zane recibiendo el azafate de las deformes manos del ser.

El Penumbra no dijo nada, aunque hizo un mohín de asco, Zane sonrió, sabía muy bien que aquellos seres odiaban la cortesía. El Penumbra salió de la habitación y otra vez volvió a quedarse solo, dejó el azafate en el suelo junto a la cama, no tenía ganas de comer algo como eso, su cuerpo estaba un tanto entumecido y eso lo ayudaba a seguir moviéndose, estiró sus brazos sobre su cabeza y su rostro se turbó de dolor ante la acción que no había resultado agradable, las heridas de su espalda que se habían vuelto abrir. Haló la silla que estaba a los pies de la cama hacia la pared de la derecha y se subió en ella para poder alcanzar la minúscula ventana que se encontraba en el lugar, miró a través de ella y se fijó en la luna, era menguante, faltaba muy poco para que el destino de su vida fuera decidido.

Jamás pensó que su destino se encontraría en manos de su hermano, no, no era su hermano, era solo otra bestia que se había apoderado de la frágil alma de su hermano, ¡¿Cómo no se había dado cuenta antes de eso?! ¿Por qué no había confiado más en él cuando pidió su ayuda? Pero ahora ya no valía la pena hacerse esas preguntas, ahora lo único que podía desear era que Isis descifrara las pistas e ideara un plan para vencer a sus captores y liberarlo.

El sonido de pasos lo trajo a la realidad, alguien caminaba hacia su celda, se bajó de la silla y la volvió a colocar en su lugar lo más rápido que pudo antes de que la puerta se volviera a abrir y diera paso a la mente maestra detrás de su secuestro, al ser que desde hacía más de un año traía desgracias a los mundos mágicos, Alberich.

-¿Qué haces aquí? –Preguntó despectivamente Zane al sentarse en la cama –si tengo que estar atrapado en este inmundo lugar prefiero estar sin tu compañía.

Alberich sonrió con demencia reflejada en el rostro, caminó por la habitación revisando con la vista cada rincón como si fuese la primera vez que entraba a ese lugar y luego volteó hacia Zane aun con esa demencial sonrisa surcando su rostro.

-Oye, tú no puedes exigir nada, recuerda que eres nuestro prisionero, hermano –dijo lentamente Alberich disfrutando de cada sílaba.

-¡Tú no eres mi hermano! –Exclamó Zane con el tono aun poco más fuerte que el de costumbre mientras el labio inferior le temblaba por la rabia –fui un estúpido al no darme cuenta antes de que eras un demonio, que se había aprovechado de la fragilidad mental de Alberich para poseerlo.

-No debes culparte, Zane, -dijo despreocupadamente Alberich mientras jalaba la silla en la que antes había estado Zane, hasta colocarla delante del elfo –Todos los elfos confían ciegamente los unos en los otros porque piensan que son la raza perfecta. ¡Ni siquiera tu Madre se dio cuenta de que su querido hijo estaba siendo poseído! Ja ella solo pensó que Alberich estaba actuando extraño porque estaba preocupado por la salud de su padre, ¡Todos lo pensaron! Y así me dejaron tomar el control de su tonta raza elfica, cuando tú los abandonaste.

-Pero ahora no podrás hacer lo mismo, ahora todos saben que eres un farsante –le recordó Zane aun más molesto que antes, él reconocía su estupidez al haberse dejado engañar por la apariencia, y que esa criatura se lo recordara le irritaba –No podrás volver a usar ese truco.

-Esta vez no necesitaré de ningún truco, -Dijo el demonio en el cuerpo de Alberich elevando los brazos - esta vez yo, Roren, me hare del poder del mundo de la luz con mi propia fuerza y esta vez sin usar un tonto disfraz como lo es el cuerpo de tú hermano, gracias a ti.

-¡Maldito! –gritó Zane antes de propinarle un golpe en el rostro a Roren lo que hizo que este cayera de la silla, Zane estuvo de pie un rato sujetándose con fuerza el hombro herido mientras el otro se ponía de pie y estallaba en risas limpiándose el hilo de sangre que manaba de la comisura de sus labios.

-Parece que aun te quedan demasiadas fuerzas, Rey –dijo burlescamente Roren –haré que mis Penumbra se encarguen de eso pronto.

-No puedes matarme, por lo menos no si quieres llevar a cabo tu estúpido ritual –contestó Zane con desdén.

-No, no puedo matarte, pero hay cosas peores que la muerte, Zane, -dijo Roren mostrándole los dientes a Zane con una mueca de odio contenido- y yo me encargaré de que las vivas antes de convertirte en el sacrificio para que pueda recuperar mi antiguo cuerpo.

-Si has tenido el cuerpo de Alberich desde hace más de un año ¿Por qué no lo usaste a él como sacrificio?, después de todo él también es parte de la familia real –Preguntó Zane de la manera más calmada que pudo hallar, enojarse con un ser como Roren no daría ningún resultado.

-Porque tu hermano no era hábil en la magia, lo que tú haces muy bien –respondió el ser en el cuerpo de Alberich -el hechizo exige claramente: sangre y alma reales llenas de magia y me temo que Alberich no llenaba las expectativas, era un completo inútil, y yo que me había sentido tan feliz cuando me di cuenta de que había poseído a un príncipe élfico cuando recién había perdido mi cuerpo. Me llevé una gran decepción cuando lo descubrí, así que planeé secuestrar a tu agonizante padre pero para mi mala suerte el murió mucho antes de que pudiera hacerlo y con él, tu madre también pereció, así que solo me quedabas tú a la mano, pero huiste, así que no me quedó de otra más que asumir el cargo de rey con el cuerpo de tu hermano, entonces decidí lanzar una maldición para que todos los habitantes de los mundos mágicos cayesen bajo mi poder y así poder encontrarte, o por lo menos encontrar a otro descendiente real, después de todo la realeza élfica es por línea materna y tu madre tenía una hermana que había tenido un hijo, pero todo salió mal, por alguna razón tu al igual que tu primo se libraron de mi maldición, tu guiaste a la rebelión y él se escondió para enviarte información del mundo de la oscuridad. Ja, quien iba a decir que en la realeza élfica corriese sangre de los míos.

-Caleb no es como tú –afirmó decidido Zane, sabía que el padre de su primo era un hibrido, una mezcla de Shinigami y elfo, por eso se le había negado el derecho a su primo a vivir en el mundo de la Luz como elfo y con el todo derecho de nobleza, la raza élfica era muy severa con las mezclas y más aun tomando en cuenta que era una combinación con la raza con la que tenían más dificultades y a la que más odiaban, los Shinigami –No sé porque tú deseaste cometer tal crimen hacia nuestra raza, los Shinigami y nosotros, somos enemigos por naturaleza pero nunca hemos creado una guerra por eso. Cada raza respeta las actitudes de la otra. ¿Por qué atentar contra nosotros?

-Porque los elfos ya se han dado demasiada gloria, ¡por todas partes se oye el nombre de los elfos y sus reyes! –gritó él con odio contenido, para después soltar una carcajada –ya era hora de que mi raza tomara el lugar que les correspondía, después de todo nosotros somos los que mantenemos el orden en este mundo, ya era hora que adquiriéramos nuestro lugar de dioses.

-¡Ustedes no son dioses! –exclamó Zane dando unos pasos hacia Roren – ¿No se supone que el lema de los Shinigami es no tener nada en este mundo, solo dedicarse a su trabajo para que cuando les llegue el momento de morir, poder partir sin despedirse de nada para no guardar remordimientos?

-Es una tontería – dijo Roren en un susurro para luego elevar su voz -¡Yo me encargaré de cambiar ese lema! ¡Yo me encargaré de destruir a todos los demás seres y adquirir el lugar que nos corresponde!

-Los Shinigami no te seguirán porque es una locura –dijo Zane viéndolo con asco.

-¿Cómo sabes que no me seguirán? –Preguntó él, caminando en círculo por la habitación.

-Porque si quisieran seguirte serian ellos los que estarían aquí, no esos asquerosos Penumbra –acotó Zane para luego ver la cara de sorpresa de Roren disfrazada con los rasgos de su hermano –solo eres un tonto que ha llegado demasiado lejos, te haré pagar por todo lo que has hecho y eso incluye lo que le hiciste a mi hermano.

-Para hacer eso primero tendrás que liberarte de nosotros con vida y eso nunca pasará, Zane –dijo Roren sonriendo con suficiencia.

-Claro que lo haré, eso lo tengo muy seguro –contestó Zane con firmeza.

-y ¿Cómo lo harás? –cuestionó el Shinigami.

-Mis amigos me salvaran, en ellos estoy confiando mi vida, porque yo si tengo alguien que desee ayudarme sin que yo lo obligue o chantajeé como tú lo haces con esos Penumbra –dijo Zane con una sonrisa de medio lado en el rostro.

-Tonto –susurró Roren –aunque te encuentren, para poder liberarte primero tendrían que matarme y si me matan tan bien matarán a tu hermano menor.

-Mi hermano ya está muerto, Roren, lo mataste en el momento que lo poseíste – dijo Zane, aunque un poco de duda lo invadió.

-No, Alberich sigue vivo, no quise matarlo antes –mencionó Roren en un tono inocente que irritó a Zane.

-Ya habías pensado en esta situación, mantuviste vivo a mi hermano para salvar tu vida –dijo el elfo, por lo menos ahora tenía un poco de esperanza para salvar a su hermano y enmendar su error.

-Así es –mencionó Roren mientras se dirigía hacia la puerta –me encargaré de matar a tus amigos uno por uno –susurró antes de cerrar la puerta de la habitación con cerrojo a su espalda.

……………………………………………..

-¿Eso significa que tenemos que buscarlo en el mundo del aire? –preguntó Eclipse cuando Sefis y Myshel terminaban de contarle lo de la visión y la pista que posteriormente habían encontrado Caleb, Kevin, April e Isis.

-Pues según lo que indica la pista, si –respondió Myshel con un tono de aburrimiento en su voz.

-Pero no sabemos si aún esta en ese mundo así que será mejor esperar información de Isis, después de todo ellos encontraron la pista hace dos días y medio –Dijo la Reina Akassia desde el balcón del palacio real de la Luz.

-Opino lo mismo –apoyó la Reina Kora que estaba con su forma humana en esos momentos.

-Pero no podemos quedarnos sin hacer nada –opinó Sefis a los gobernantes.

-Lamentablemente nuestra salida al mundo del aire sería muy sospechosa, Sefis –explicó suavemente la Reina Driada –recuerda que el secuestro de Zane es un secreto para protección de los mundos.

-Pero hubiera sido más fácil encontrarlo si todos los seres mágicos estuvieran ayudando –Dijo Myshel mientras se sentaba en uno de los sillones que formaban parte de la sala real.

-Te equivocas, todos habrían entrado en pánico, después de todo Zane era la última esperanza que les quedaba y eso les hubiera dejado libre el camino a esos extraños –dijo Eclipse sin ver a las chicas.

-No hubiera ayudado mucho que todo los mundos los estuvieran buscando, al final Isis iba a ser la única capaz de resolver las pistas de Zane –dijo la Reina Akassia viendo hacia el vacío mientras el viento jugaba con sus cabellos –al final solo nos queda poner nuestras esperanzas en ella.

-Estoy de acuerdo contigo, Akassia –Agregó la Reyna Kora, comenzando a caminar hasta colocarse al lado de la Driada –me temo que tendremos que informarle la desaparición del Rey de la luz a los demás gobernantes o nos culparán de traición, y en este tiempo lo que menos quiero es una acusación de esas en mi contra.

-No sabemos cómo van a reaccionar los reyes ante esto –mencionó Sefis desde su lugar en el sillón junto a Myshel.

-Pero tendremos que arriesgarnos, la Reina Kora tiene razón, si les ocultamos algo tan importante como esto a los reyes nos culparan de alta traición –apoyó Eclipse.

-Lo que podemos hacer es informarle sólo a los reyes necesarios –opinó Akassia mientras se daba media vuelta para quedar viendo a las demás –sólo avisemos a los reyes de la oscuridad y los reyes del aire que son los mundos involucrados en todo este embrollo.

-La condición real del mundo del aire a estado muy complicada desde que murió su ultimo Sumo Monarca –informó la Reina Kora –para mí bastaría que le informáramos a los Altos Lores del aire y a la realeza angelical, dejemos fuera a los Lores inferiores.

-Pero se molestarán si hacemos eso y no nos conviene tenerlos como nuestros enemigos –dijo Eclipse –además no podemos saber si los reyes del mundo oscuro estarán de nuestra parte o tomarán la ventaja de que estamos sin rey para atacarnos, después de todo, la vez anterior los Penumbra, los vampiros y algunos ángeles oscuros que se libraron del control mental de Alberich se quisieron sublevar contra él pero no consiguieron nada porque él los mandó a amenazar por unos poderosos hechiceros que habían caído presas de su hechizo.

-Pero es nuestro deber informarles –dijo Akassia después de un largo suspiro –le avisaremos al Conde de los vampiros, al Capitán de los Shinigami y al Señor de los ángeles oscuros.

-¿Y los Penumbra? –Preguntó Sefis al notar que faltaban esos monstruos.

-No, a ellos no les informaremos, después de todo ellos son nuestros enemigos declarados –explicó tranquilamente Eclipse.

-Será mejor empezar a informar a los gobernantes –dijo la Reina Akassia –será mejor empezar a viajar.

-No, será mejor que convoquemos una reunión de líderes –opinó la Reina Kora –será más sencillo que viajar hasta cada uno de los líderes.

-Entonces sería más fácil decírselos en la reunión de Samhain, después de todo ese es el tiempo límite, démosle hasta entonces a los chicos para encontrar a Zane –dijo la Reina Akassia para volverse a voltear hacia el paisaje del mundo de la luz –espero que lo encuentren antes de que llegue ese día, es nuestra última esperanza.


1 comentario:

  1. ahh hace tiempo q no pasaba por aqui
    disculpa, es q no tengo tiempo en este momento
    prometo q leere todo, comenzare ahoar donde me quede y si no me acuerdo, lo leere denuevo!!
    cuidate y sigue escribiendo!!!

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