viernes, 7 de agosto de 2009

Book II, Capítulo IV, Una Plática con Zane


”Lagrimas, pueden derrotar cualquier razón

Y ablandar, hasta el más difícil corazón

Transmitir, es sentimiento especial

Persuadir, porque convenciendo no tienen rival”

Kaoru Wada

Capítulo IV

Una plática con Zane

Isis se estaba desesperando, ya habían pasado dos horas desde que Hellen había salido de la casa y aunque Caleb había estado platicando con ella de algunas travesuras que solía hacerle a Hellen y a Zane, o como se había criado un elfo como él en un mundo de demonios. Pero aunque Caleb era muy amable, Isis se moría por saber de Zane, mientras más rápido lo encontrara sería mejor.

Volteó y vio a sus amigos que hacía rato que se habían quedado dormidos sobre el sillón, April sobre Kevin. Isis sabía lo difícil que era para sus amigos estar en los mundos mágicos, los seres humanos con bajos niveles de magia, solían debilitarse rápidamente por el denso ambiente mágico que era característico de ellos, y el ambiente del mundo oscuro aun estaba haciendo estragos en ella, pues era aun más denso que el del mundo de la Luz. Se sentía extrañamente cansada, sus ojos le pesaban, había algo que le decía que debía dormir, su cuerpo le estaba haciendo una mala jugada, porque ella deseaba estar despierta cuando Hellen regresara con alguna información de Zane, cualquier cosa que averiguara de él ayudaría mucho, pero su cuerpo le decía que debía dormir, era como si alguien susurrara a su oído que realmente necesitaba dormir.

Caminó de vuelta hacía el sillón en el que estaba sentado Caleb, a lo lejos oía que decía algo, pero estaba demasiado ocupada peleando contra el sueño como para entenderlo, por un momento se le hizo ver en los rasgos de Zane el rostro de Caleb y no pudo evitar que una sonrisa melancólica se formara en su rostro. Se sentó al lado de él y recostó su cabeza en el hombro de Caleb como lo había hecho semanas atrás con Zane, subió las piernas al sillón quedando recostada en el elfo, él paso su brazo por la cintura de ella atrayéndola y así quedarse dormida, por alguna razón se sentía, tan cómoda y tranquila en los brazos de Caleb.

-… Isis…Isis…-susurró una voz familiar, Isis levantó la vista, estaba sentada en una roca rodeada de lo que parecía ser lava, era un sueño, se recordó, pero era demasiado real como para serlo, entonces recordó que ya había tenido un sueño como ese el día que tuvo la visión de su profecía. El calor empezaba a sofocarla, trató de buscar al dueño de la voz pero estaba sola, se puso de pie y vio que un poco más allá habían unas rocas sobre la superficie de lava que parecían ser lo suficientemente firmes como para caminar, siguió revisando con la vista el lugar en el que se encontraba, y vio unas cadenas incrustadas en la roca, a una altura en la que podrían haber estado sujetando a un ser un tanto más alto que ella, a la derecha de las cadenas había un rollo de mantas y restos de comida putrefacta esparcida por el lugar, que empezaba a ser consumida por la creciente lava.

-Memoriza este lugar, Isis -susurró una voz a su espalda, Isis volteó rápidamente y se topó con el rostro que tanto ansiaba ver, el rostro de Zane, los ojos se le humedecieron cuando lo vio y sin esperar, se lanzó hacia él para propinarle un fuerte abrazo que tanto había esperado darle.

Las lágrimas corrieron por sus mejillas y una sonrisa se formó cuando el suave olor a canela se desprendió del cuerpo de Zane, embriagando sus sentidos. Él había levantado una de sus manos y con ella limpió las lagrimas de Isis que empezaban a mojar su hombro, ella se estremeció, nunca espero anhelar tanto la fría piel de Zane, tanto lo amaba, estar a su lado se había vuelto su adicción.

-Isis, -dijo él suavemente en su oído, y la apartó un poco de su cuerpo, solo lo necesario para poder verla a los ojos -Necesito que me escuches, tienes que memorizar este lugar, amor, no puedo decirte donde estoy porque mis captores me lo han prohibido con magia, lo que puedo hacer es darte estas visiones sólo a ti porque nuestros corazones comparten un lazo único. Escucha, me han estado moviendo desde que me atraparon, no sé cuales sean sus planes, pero tengo algunas ideas, en este lugar te he dejado una pista para que sepas el lugar en el que me encuentro ahora, no sé si me hallaré en él cuando llegues, pero es lo único que puedo hacer. No puedo decirte más Isis, pero no olvides que te amo.

Zane acortó la poca distancia que lo separaba de Isis y depositó un suave y delicado beso en los labios de Isis, un beso cargado de sentimiento, un beso que ella no dudó en corresponder, llevaba tanto tiempo ansiando probar esos labios y no tardó en envolver el cuello de Zane con sus brazos en un nuevo abrazo. Él empezó a separarse dejando cortos besos sobre los labios de ella y susurró contra ellos.

-Cuídate por favor, no me perdonaría si algo te pasara.

………………………..

Sus ojos se abrieron de improvisto, se sentía mareada y empezó a respirar fuertemente, su corazón latía a más no poder, se sentó lo más rápido que pudo, lo que alarmó a Caleb.

-Isis ¿Estás Bien? -preguntó preocupado Caleb, mientras se acomodaba en el sillón.

-Yo… -Trato de decir Isis cuando pasaba su mano por su frente, empapada de un frío sudor, respiró profundo tratando de ordenar lo que había soñado, -Zane -logró articular cuando su recuerdo le llegó a la mente.

-Sí, él está secuestrado, pero lo encontraremos -mencionó Caleb, preocupado por el estado en el que se encontraba Isis, así que se hincó frente a ella y colocó sus manos, una a cada lado de la cabeza de Isis, la bajó un poco y él se estiró ligeramente logrando que sus frentes se pegaran -esto te tranquilizara un poco.

Y tenía razón, la confusión que inundaba a Isis desapareció poco a poco, las manos de Caleb se sentían relajantes, era como si le transmitiera paz y tranquilidad a su alma intranquila, una nueva seguridad la envolvió, todo iba a estar bien. Su respiración se fue relajando al igual que el latido de su corazón, que segundos después regresó a la normalidad. Lo que había soñado volvía a su mente poco a poco, lo recordaba todo como si lo hubiese visto en un lugar lleno de una brumosa neblina, recordó el calor y el color rojo, Zane, su mente la atraía a él, debía ordenar sus ideas para contar su sueño, antes de que este se convirtiera en simple espejismo.

La puerta se abrió de improvisto haciendo que Isis diera un respingo y volteo tan rápido el rostro que su cuello dolió. Hellen entró con el mismo semblante serio con el que la había visto salir. Caleb se puso de pie con su sonrisa divertida que lo caracterizaba y camino con paso firme hacia Hellen quien volvía a mirarlo a los ojos de manera fulminante.

-¿Qué averiguaste, Hellen? -preguntó de manera casual Caleb.

-No conseguí mucho -respondió ella sin mover ni un músculo de más de su rostro pálido -Algunos Shinigami me dijeron que vieron una carroza custodiada por dos Penumbra tomar el camino hacia Deter, pero solo eso. Parece que llamas demasiado la atención Caleb.

-¿Por qué lo dices? -quiso saber él.

-Porque ya todos saben que estas aquí, y cuando digo aquí me refiero a mi casa -explicó ella con un pequeño tono molesto en la voz -sabes bien que a nosotros no nos gustan los elfos y más aún, uno con tan buen carácter.

-Lo sé -dijo divertido Caleb - pero ahora no nos interesa mis enemistades, Hellen, ahora lo importante es saber ¿Por qué llevaron a Zane hacia Deter? En ese lugar no hay nada.

-Caleb, piensa un poco más -argumentó Hellen, mientras pasaba al lado del elfo que había puesto cara de ofendido -El volcán Deter es un lugar estupendo para ocultarse por…

-¡Volcán! -soltó de improvisto Isis -eso es, era un volcán

-¿Qué…Qué Volcán? -preguntó Kevin despertando por el inesperado grito de Isis haciendo que una aun dormida April casi cayera al suelo.

-¿Qué era un Volcán? -cuestionó Hellen desorientada por el extraño comportamiento de Isis.

-Tuve una visón -respondió Isis al momento que April se frotaba los ojos -Zane… él me hablo, dijo que sus secuestradores lo estaban trasladando de un lugar a otro, no… no podía decirme donde estaba o quien era su captor porque se lo habían prohibido con magia, también dijo que en el lugar que me mostró había dejado una pista para que lo pudiéramos encontrar, y estoy segura que era el cráter de un volcán, pero hay que ir rápido porque la lava esta por destruir…

-Espera un segundo -Interrumpió Hellen a Isis - ¿Una humana teniendo visiones?, eso es muy extraño para mi gusto, explica que pasa.

-No es nada raro, viniendo de Isis, después de todo es la salvadora -dijo Kevin tímidamente.

-Exacto, además soy nieta de una vidente -Explicó Isis usando la poco calma que acababa de ganar.

-Pero, -comenzó Hellen, no se iba dar por convencida fácilmente -Por lo que dijiste debo suponer que hablaste con él, eso significa que no fue una visión.

Isis hizo una mueca de disgusto, deseaba marchar pronto de esa casa para encontrar a Zane.

-Tal vez fue una conexión -sugirió Caleb -he oído poco de ella, se hacen con un conjuro especial. Con el se pueden transmitir recuerdos, imágenes, sentimientos, olores, lo que sea, pero solo se puede hacer con una persona que sea muy cercana a tu alma o alguien que sea muy sensible a este tipo de señales.

-Eso lo explicaría -dijo April que había estado meditando toda la conversación -después de todo ese sujeto del que hablan es el novio de Isis ¿No?, no es extraño que hubiese deseado hablar con ella.

-Eso es cierto, Hellen -apoyo Caleb.

-Bien, pero eso no arregla las cosas, más bien las complica -dijo secamente Hellen, mientras se sentaba en una silla -el camino hacia Deter es muy largo y si la humana dice que está a punto de entrar en erupción no ayuda en nada.

-Entonces tenemos que irnos ahora -dijo Caleb sujetando a Isis de la mano para guiarla alegremente hacia la puerta de hierro negro que era la salida.

-Nunca cambias, Caleb -susurró Hellen sólo lo suficientemente alto para que los agudos oídos élficos Caleb lo captaran. Él sólo sonrió.

-Oigan chicos, vamos -dijo el de ojos turquesa a Kevin y April que se levantaron en seguida y caminaron hacia la puerta.

Kevin abrió la puerta de la casa de Hellen con cierta dificultad, después de todo era una puerta bastante pesada. El aire frío de exterior hizo enrojecer las pálidas mejillas de Isis, cuando ella y los otros cuatro estuvieron a fuera de la casa.

-Iré por los caballos -dijo Caleb adelantándose junto con Isis a quien aun llevaba de la mano -tú vienes conmigo ¿verdad, Isis?

-Supongo -contestó la aludida para luego alejarse de los demás.

Isis se dejo guiar por él, aun se sentía un poco aturdida, pero la presencia de Caleb le ayudaba, era extraño, pero se sentía segura en compañía de Caleb, quizás su leve parecido físico a Zane, o su alegre actitud, no lo sabía, lo que si sabía era que por el momento aquel vacío que sentía con la ausencia de Zane era llenado por la alegría y vitalidad que emanaba de Caleb, era como si él conociese lo que ella necesitaba en cada ocasión, era una mezcla del conocimiento que tenia Kevin de ella y la inteligente alegría de April. Caleb era el amigo perfecto.

Llegaron pronto al lugar donde habían dejado a los caballos, Caleb se adelantó y desató a los tres animales dándole las riendas de Dorado a Isis. Él estaba realmente callado, eso empezó preocupar a Isis. Caminaron de vuelta a casa, esta vez Isis fue la que inicio una trivial conversación con el chico, era incomodo el silencio ya que sabía que él ansiaba hablar, pero callaba porque sabía lo aturdida que estaba Isis con lo que recién había ocurrido.

La plática resultó siendo muy amena para ambos, ella hablaba de sus amigas de la cabaña, le contó lo divertidas que eran todas ella y alguna que otra travesura que habían logrado hacer en ausencia de Marry y Zane. Le contó la vez que Sefis quería saber lo que era volar, por lo que convenció a Starlyn, Emmy, Myshel, Stacy, Gloria y Holly para que la ayudaran, así subieron a un empinada montaña, que estando cerca de Sefis parecía mas un montón de tierra que una montaña, con una alas hechas de polvo de hada y hojas para que luego Starlyn y Myshel la elevaran un poco del suelo y la dejaran caer al vacío. Se suponía que las alas tenían que hacerla volar pero algo salió mal. Ese día descubrieron varias cosas, uno: las alas de polvo de hada y hojas pueden hacen volar a objetos no tan grandes. Dos: Sefis no podía volar. Tres: Caer de una montaña no es una experiencia digna de repetir. Cuatro para que Sefis estuviera en el aire un poco más de tiempo, necesitaba una montaña más alta y unas cuantas hadas más. Y la cinco más bien era un recordatorio: no estar cerca de las manos de una Sefis asustada o podría romperte el cuello.

Isis supuso que Caleb se llevaría muy bien con Sefis y Myshel. Por alguna razón hablar con Caleb era sumamente sencillo, él daba la suficiente confianza como para hablar de cualquier cosa. No podría imaginarse otra persona como él. Isis se había acostumbrado a Caleb.

Hellen, Kevin y April los encontraron antes de llegar a la casa de ella. Caleb se adelantó para entregarle las riendas del caballo a April y a Kevin y montó rápidamente a su yegua. Isis montó a Dorado y sus amigos montaron rápidamente a Ror, el momento de partir había llegado. Isis volteó a ver a Hellen, pero ella los miraba sin ninguna expresión en el rostro, era de suponerse que ella no iría con ellos.

-Bien, esto es todo lo que puedo hacer por ustedes, cuídense de los Penumbra y de los Vampiros -dijo Hellen y se volteó hacia el camino que daba a su casa.

-Hellen, -llamó Caleb -¿Segura que no quieres venir?

-Segura, recuerda que los Shinigami no nos llevamos con los elfos, y mucho menos con los humanos -respondió Hellen viéndolo por el rabillo del ojo y esta vez se permitió reír -te recuerdo que tengo una reputación que cuidar.

-Eso lo sé -dijo Caleb y su risa se ensanchó.

-Isis, -dijo Hellen antes de que ellos emprendieran su camino -Cuando encuentres a Zane dile que no se atreva a morir cuando no estoy trabajando, porque quiero ser yo la que lo acompañe en su último viaje, y dile que ha encontrado a una excelente novia, sin contar que es muy valiente, no cualquier ser se atreve a pisar el mundo oscuro.

Isis sonrió, Hellen no era mala después de todo, no había que sentir celos de ella.

-Se lo diré, Hellen, no te preocupes -Contestó feliz la castaña y esta vez su sonrisa subió a sus ojos -Gracias por todo.

-No tienes que agradecer -dijo Hellen, aun con la pequeña sonrisa en su rostro -excepto tal vez tú, Caleb.

-¿Yo? -preguntó el aludido -eres muy mala conmigo Hellen.

-No más que tú -contestó ella -Ahora largo.

-Como digas -dijo Caleb, e hizo una señal a los chicos para emprender el camino hacia el volcán -Te visitaré pronto -agregó cuando ya se alejaban.

-Espero que sí -susurró Hellen antes de volver a emprender el camino hacia su casa -Que tengan suerte.

1 comentario:

  1. NO te desanimes si no recibis comentarios, como dice mi abuela, "cantar" hay que cantar porque hace bien al alma; lo mismo vale para escribir, por lo menos en mi mundo ;D
    ¡No hay miel sin hiel!

    Espero seguirte leyendo, un gran saludo!

    Nat

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