lunes, 17 de agosto de 2009

Emica


Es un hada mitad ninfa de bosque, es bastante mas hermosa que un hada común, Isis piensa que Emica es el ser más hermoso y frágil que haya visto. Emica tiene el cabello rubio platino largo y liso hasta los codos, usa hermosa peinetas hechas de flores que parecen de plata u oro, sujeta su cabello lo mejor que puede aunque siempre termina con rebeldes mechones escapando de su moño lo que le da a su cara una apariencia aun mas juvenil de lo que su rostro expresa, tiene unos ojos celeste y labios rosa fuerte sin llegar a rojo, la piel blanca con un ligero tono rosado en las mejillas, suele parecer una muñeca de porcelana, usa vestidos ligeros que están hechos de hojas de arboles del Mundo de la Luz que le proporcionan sus primas las Ninfas de bosque o Driadas, hilos de oro le recorren el cuerpo haciendo que brille. Es sincera, sumamente amigable y divertida.


viernes, 14 de agosto de 2009

Book II, Capítulo V, El Hechizo de Caleb


“Me fui a los bosques porque

Quería vivir intensamente

Absorber la sabia de la vida

Y desterrar todo lo que no era esencial

Para no descubrir en el momento de la muerte

Que no había vivido.”

H. D. Thoreau

Capítulo V

El Hechizo de Caleb

Isis levantó la vista hacia el cielo oscurecido del mundo nocturno, llevaban ya horas de extenuante viaje, el pálido sol, similar a una luna, estaba desapareciendo y en su lugar apareció un disco plateado que parecía humo reluciente de plata fundida. La poca luz que les había brindado aquel sol opaco les estaba abandonando, lo que hacía que aquel largo viaje a caballo fuese más difícil de lo que ya era por ese camino plagado de enormes rocas sueltas.

Caleb había insistido en tomar un camino alterno en lugar de la carretera principal por seguridad de los cinco, pues podían ser atacados por vampiros o Penumbra en cualquier momento. Pero Isis hubiera preferido pelear contra Penumbra y vampiros a la tortura que le resultaba ese camino, le dolían los muslos y la espalda, si eso sufría ella que tan solo estaba montando a los caballos, no podía imaginarse lo que estos estarían sufriendo los pobres. El camino era estrecho, por lo que tenían que ir en fila, Caleb iba al frente de Kevin y April con Isis cerrando la marcha.

Isis debía ir al final para que si había una emboscada, ella y Caleb pudieran acabar con los enemigos y proteger a los chicos con mayor facilidad. Estaban básicamente en territorios enemigos, si Zane había estado en el volcán, sus secuestradores tendrían que haber dejado trampas para evitar intrusos por lo que el avance era lento, pero era preferible lento a peligroso.

Caleb había convocado un hechizo de luz que iluminaba pobremente el camino en un tono plateado similar a aquella luna incorpórea, que aun con ayuda de aquel hechizo sólo iluminaba lo suficiente para ver lo que tenían delante, pero era todo lo que podían poner de iluminación por posibles predadores.

Para Isis el viaje se le hacía eterno, se estaba desesperando, solo ansiaba encontrar algo que le dijese donde estaba Zane, y eso lo encontraría en aquel volcán. Desde donde estaban podían ver las faldas del volcán, lo que la alentó para seguir adelante, estaba cansada y no se podía decir que la pequeña siesta que había tomado en casa de Hellen hubiese sido relajante. Su cuerpo pesaba, elevó su vista y pudo apreciar el tamaño del Volcán Deter, que aun estando a una prudencial distancia era inmenso y amenazante. No se podía imaginar lo que Zane había pasado estando dentro de ese cráter lleno de lava en ebullición. Sería mejor que se apresuraran en llegar a Deter, Isis recordó su visión y la cantidad de lava que poco a poco iba aumentando, sabía que tenía que llegar antes de que todas las pistas fueran consumidas por la brutal roca fundida.

Un sonido a su izquierda atajó su atención, volteó rápidamente y lo único que pudo ver fue una sombra de forma extraña que volaba con rapidez a unos cuantos metros sobre sus cabezas, miró hacia el frente y notó que Caleb también se había fijado en la sombra y ya tenía un arco y una aljaba llena en las manos. Ella sonrió, era de esperarse que un elfo actuara de manera tan rápida como lo había hecho Caleb aunque ella no recordaba que él llevase arco y aljaba, “magia” susurro.

-oc is ego uslorsep[i] -Dijo Caleb a Isis – cu sac bapocyes gecyere ise Lpomze, sa yo froamifoc[ii].

-Osyuosda –Contestó Isis, era una suerte que por fin hubiese aprendido a hablar la lengua elfica.

Kevin y April voltearon hacia Isis, ella les sonrió y ambos se tranquilizaron, por un momento había olvidado que sus amigos no comprendían la lengua elfica. A veces envidiaba a esos humanos que vivían en la Tierra, aquellos que solo se preocupaban por problemas comunes, en cambio ella debía preocuparse por una guerra entre los mundos mágicos, aunque la envidia se le iba tan pronto como recordaba a la persona que era dueña de sus sueños: Zane, no cambiaría nada de su pasado porque cada paso dado la había llevado a conocer a ese elfo de ojos penetrantes que se había robado su corazón.

Un graznido horrendo la trajo a la realidad, el ave infernal se había lanzado hacia ellos en un abrir y cerrar de ojos, los caballos habían tratado de oponerse pero el miedo les había ganado y se habían detenido, Caleb cargó el arco con una de las flechas del carcaj y la lanzo en cuanto tuvo en la mira a la gigantesca ave negra, sin embargo su tiro falló y tan solo rozó al ave en las alas.

Isis reunió la magia de su cuerpo en sus manos, debía ayudar a Caleb, iba a lanzar un hechizo destructor pero Caleb le advirtió que no lo hiciera, esa ave se alimentaba de energía mágica, ella maldijo por lo bajo, odiaba cuando debía pelear cuerpo a cuerpo pues no era muy buena en ese tipo de lucha. Convocó un hechizo escudo para ella y sus amigos, por lo menos debía de asegurarse que nada les pasara a Kevin y April.

Caleb desmontó ágilmente a Carly y se acercó al ave mientras le lanzaba dos flechas cargadas de un brillo verdoso pero ninguna de ellas les dio, el ave volvió a lanzarse esta vez hacia él, Caleb no hizo ningún movimiento, Isis estaba a punto de lanzar un hechizo cuando él levantó el perfecto arco tallado de alguna madera tan brillante como la plata y lo incrusto en el cuello del ave sin mucho esfuerzo, el ave emitió un infernal graznido para después ser rodeada por una energía verdosa, similar a la que había estado presente en las flechas y luego desvanecerse dejando una rastro de un polvo gris que olía a azufre.

-Continuemos nuestro camino –Dijo sonriendo Caleb mientras se sacudía el polvo de la ropa –ya estamos cerca de las faldas del volcán.

-¿Que le hiciste al ave? –Preguntó un tanto desconcertada Isis, recordaba haber visto algo similar el día en que habían peleado contra Alberich el año anterior.

-Solo purifiqué al ave –explicó tranquilamente el elfo para luego volver a montar a Carly –deberías saberlo – Isis negó con la cabeza –bueno, entonces debó suponer que Zane se limito enseñarte a usar la magia, entonces ya hallaremos tiempo para enseñarte las técnicas de pelea cuerpo a cuerpo élficas.

-Eso sería bueno –Dijo Isis sonriendo, sabía que Zane no le había enseñado eso porque dijo que la manera de pelear de una maga era usando la magia no la fuerza corporal, pero no le caería mal aprender de Caleb una o dos de esas técnicas.

Después de eso, continuaron el trayecto sin ningún contratiempo y el camino no tardó en empezar a ensancharse, las faldas del volcán les dieron la bienvenida. Caleb se detuvo bruscamente antes de salir siquiera del acantilado por el que habían venido, y desmontó de un ágil movimiento para luego voltearse hacia Isis y los demás, algo andaba mal pensó Isis pero Caleb sonrió y eso la tranquilizo.

-Será mejor dejar a los caballos aquí -dijo Caleb mientras ataba a Carly a un flaco y ennegrecido árbol -veo que hay unos Penumbra adelante, y esos demonios tiene un olfato excelente.

-Que malo eres -se quejó Carly -¡últimamente me tratas como a un simple caballo!

-No, yo te trato como a una hermosa yegua -contestó Caleb con una gran sonrisa en el rostro.

-Muy gracioso -dijo dolida Carly.

Isis sonrió, y pronto tanto ella como sus amigos imitaron la acción de Caleb y ataron cuidadosamente los caballos a sendos árboles. Dorado relinchó indignado, él también debía sentirse ofendido porque lo estaban atando, después de todo los caballos parlantes podían quedarse en el lugar que su amo les dijera e Isis no recordaba que Zane lo hubiese atado ni siquiera una vez.

-Carly, no te enojes -dijo Caleb mientras acariciaba las suaves crines de la yegua -sabes que los tenemos que atar para que cualquiera que los vea piense que son caballos comunes y corrientes.

-Lo sé -torció la yegua.

-¿Cómo es que hay Penumbra? -quiso saber April después de un inusual silencio.

-Porque los puedo ver -contestó simplemente Caleb -los elfos tenemos una excelente vista, diez veces mayor que la de los humanos, así que me fue fácil ver a esos monstruos. Ahora, yo distraeré a los Penumbra y ustedes subirán al cráter del volcán.

-¿Cómo haremos eso? -preguntó Kevin.

-Subirán con un hechizo para llegar en un segundo -dijo Caleb caminando hacia Isis, se le estaba habiendo costumbre estar junto con ella.

-¿Qué hechizo? -cuestionó ella -yo no conozco ningún hechizo de tele transporte.

-No importa, ya te lo mostraré -respondió Caleb -Es un poco complicado ¿Ya has despertado a tu arma?

-¿Arma? -repitió Isis incrédula.

-Bueno, con eso me has respondido, yo los mandaré al cráter -dijo Caleb al momento que extendía su palma y susurraba unas palabras, entonces una hermosa flecha tallada con punta de plata apareció en su mano -Cuando haya más tiempo y estemos lejos de aquí te explicare lo de las armas. Puede que este viaje sea un poco ajetreado, nunca he sido tan bueno como Zane en la magia, él sí que es un mago por excelencia.

-No importa, Pero, ¿Qué hacemos para bajar? -preguntó ágilmente April, sin duda su amiga pensaba en todo.

-He ahí el problema -dijo Caleb rascándose distraídamente la nuca -tendrán que bajar a la antigua.

-Genial -exclamó sarcástico Kevin.

-No importa, lo único que deseo es llegar lo antes posible al cráter, según mi visión la lava esta por inundar el volcán -les recordó Isis y se colocó al lado de Caleb.

-¿Ya han hecho esto antes? -cuestionó Caleb mientras estiraba la flecha delante suyo.

-Sí, Isis y yo, Zane usó el mismo hechizo para transportarnos al árbol de los mundos, pero April no -dijo Kevin parándose delante de Caleb y colocando a April a su derecha justo enfrente de Isis.

-Bueno, April, te diré que el hechizo suele ser mucho más cómodo de lo que será hoy pero… no tenemos otra opción -dijo suspirando Caleb, deposito la flecha que descansaba en su mano sobre el ennegrecido suelo, se separó un poco de ellos sólo lo suficiente como para estirar los brazos y no tocarlos -Ep mreyor[iii] -susurró y con un abrupto tirón Caleb desapareció de vista.

Isis había viajado ya demasiadas veces en ese hechizo como para contarlas, a veces Zane lo usaba para ir desde el árbol de los mundos, donde la esperaba cada vez que ella lo iba a visitar, al palacio de la luz, donde pasaba algún tiempo, para luego regresarla con el mismo hechizo cuando ella tenía que volver a casa. Isis se había acostumbrado completamente a los bruscos giros, el suave vértigo y la ligera ingravidez que provocaba el hechizo que rompía el tiempo y el espacio. Pero ahora que viajaba con el hechizo de Caleb, comprendió lo cuidadoso y delicado que era Zane con sus hechizos. Si en el hechizo de Zane se viajaba a doscientas revoluciones por segundo, con el hechizo de Caleb se viajaba a mil, y había una gran presión sobre el cuerpo, tanto que parecía que estuvieras probándote ropa dos tallas más pequeña que la que usabas.

Entre giro y giro logro ver a April y a Kevin, ellos estaban igual de incómodos con el hechizo como ella, se alegró que aquel hechizo durara poco tiempo porque si no, sin duda ella vomitaría en cualquier momento y eso de vomitar no se le daba.

Cuando sus pies tocaron tierra, Isis se sintió aliviada, pero no así sus piernas que se doblaron por la fuerza del impacto, cosa que la hizo caer de rodillas sobre una empedrada superficie haciendo que sus rodillas se magullaran, su cabeza parecía estar aun en el hechizo de Caleb pues giraba y giraba, cerró los ojos y respiró profundo tratando de desaparecer el vértigo que albergaba su cuerpo. Se puso de pie tambaleando y buscó con la vista a sus amigos.

Kevin estaba de pie junto a April que vomitaba detrás de una roca, era de esperarse, April no estaba acostumbrada a tan brusco trato, si ni siquiera Isis podía mantener su estomago estático, volteó su vista un segundo antes de ver a April para que no le diera a su estomago una idea de lo que tenia que hacer con su contenido.

-Ugh, ya se te pasara -le animó Kevin ayudándola a ponerse de pie -la primera vez siempre es así.

April sonrió sin ganas, trató de decir algo pero la nausea volvió a invadirla y tuvo que voltear de nueva hacia la roca, Kevin hizo una mueca y volvió a ayudarla a ponerse de pie, esta vez más tranquila. Isis se relajó, sus amigos estaban completos, se quedó de pie esperando a que Kevin y April llegaran a su lado y comprobó el paisaje: el calor era bastante alto comparado con el frío que había abajo pero Isis lo atribuyó fácilmente a la gran cantidad de humo que salía del volcán. Estaba de pie en una empinada pendiente, miró por encima de su hombro y vio que estaban a unos pocos metros de la orilla del cráter, era un alivio, no tendrían que caminar mucho para entrar a un seguro infierno.

-¡Eh chicos! Esto si va a ser memorable, me alegro de haber venido -dijo April cuando los tres se echaban a caminar hacia la orilla del cráter -no todos los días se entra al cráter de un volcán a punto de entrar en erupción y más aun en otro mundo.

-Eso no lo dudes, April -dijo Kevin mientras esquivaba una roca suelta -esto está mucho mejor que el año anterior.

-Aunque también más peligroso que la vez anterior, Kevin -le recordó Isis desde delante.

-Ya lo sé, pero ¡Esto es mejor, que esperar a que estalle una guerra en la que no participarás! -fue lo único que soltó el chico.

Isis los vio por unos momentos, era realmente bueno tenerlos con ella en esos momentos, tener a alguien que volvería con ella cuando la aventura terminara, alguien que le pudiera recordar que todo lo que había pasado era real, alguien en quien confiar, alguien que cuando quisiera hablar de cosas que habían pasado en su estadía en aquellos mundos no la creyera loca, y era mejor cuando ese alguien no solo era uno, sino dos buenos amigos.

Regresó su vista hacia el frente, ya se encontraban en el borde del cráter, vio bullir la lava a punto de arrasar el interior de lo que había sido la celda de Zane, quedaban muy pocas piedras en las cuales poder caminar hacia los grilletes enclavados en la pared y por lo menos unos cinco metros de duro descenso hasta el borde de la primera roca que flotaba en la lava, sin duda esa sería una difícil tarea, una tarea que no podía dejar de hacer.


[i] Oc is ego uslorsep = es un ave infernal

[ii] Cu sac bapocyes gecyere ise lpomze, sa yo froamifoc = si nos molestan bastara una flecha, no te preocupes

[iii] Ep mreyor = al cráter

lunes, 10 de agosto de 2009

Kevin Morgan

Un joven de cabello azabache liso no muy largo ni muy corto, es alto, aunque a comparación de Zane y otros elfos, parece de estatura promedio, posee ojos azul claro y tiene una piel muy blanca. Tiene 17 años igual que Isis, su cumpleaños es el 25 de abril, su signo es Tauro, es amante de la electrónica, por lo que a veces ayuda a Rafael con sus usuales softwares, pero su máxima pasión son las cámaras, él piensa que podría llegar a ser un grandioso camarógrafo, fotógrafo, o inclusive un buen director. Usa ropa un poco grande para él, pues no posee un físico del que alardear, además que le gusta ese estilo que lo hace parecer aun más desgarbado que un adolescente normal. Le tiene pánico a las enfermedades por lo cual es muy delicado con lo que como o quien está a su lado.

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He estado revisando la página estos días y parece que ya no hay muchos visitantes, con el paso del tiempo yo había pensado que el numero aumentaria, pero simplemente esta descendiendo, no hay comentarios, nisiquiera los que no comentan se dignas a dar un click en interesante, guay o cualquiera de las demas opciones, así que me gustaría saber si es que les gusta la historia, si desean que la continue, si tienen cualquier idea de lo que les gustaria agregarle, cosas que les gustaria leer.

Para mi leer y escribir es mi pasion, paso horas escribiendo, revisando, corrigiendo y a veces reescribiendo, todo eso porque me fascinan las letras, pero de vez en cuando es agradable que alguien te diga que lo estas haciendo bien, que te gusta lo que escribes, que tu historia es buena y que te gustaria leerla de inmediato, pero no hay nada de ello.....después de la saga de La Magia del Verdadero Amor tengo preparado un libro de Vampiros, si es que esta historia de hadas no les gusta desidmelo para que ya no lo siga subiendo y quizas el otro les llame mas la atencion.

Espero sus comentarios.....

viernes, 7 de agosto de 2009

Book II, Capítulo IV, Una Plática con Zane


”Lagrimas, pueden derrotar cualquier razón

Y ablandar, hasta el más difícil corazón

Transmitir, es sentimiento especial

Persuadir, porque convenciendo no tienen rival”

Kaoru Wada

Capítulo IV

Una plática con Zane

Isis se estaba desesperando, ya habían pasado dos horas desde que Hellen había salido de la casa y aunque Caleb había estado platicando con ella de algunas travesuras que solía hacerle a Hellen y a Zane, o como se había criado un elfo como él en un mundo de demonios. Pero aunque Caleb era muy amable, Isis se moría por saber de Zane, mientras más rápido lo encontrara sería mejor.

Volteó y vio a sus amigos que hacía rato que se habían quedado dormidos sobre el sillón, April sobre Kevin. Isis sabía lo difícil que era para sus amigos estar en los mundos mágicos, los seres humanos con bajos niveles de magia, solían debilitarse rápidamente por el denso ambiente mágico que era característico de ellos, y el ambiente del mundo oscuro aun estaba haciendo estragos en ella, pues era aun más denso que el del mundo de la Luz. Se sentía extrañamente cansada, sus ojos le pesaban, había algo que le decía que debía dormir, su cuerpo le estaba haciendo una mala jugada, porque ella deseaba estar despierta cuando Hellen regresara con alguna información de Zane, cualquier cosa que averiguara de él ayudaría mucho, pero su cuerpo le decía que debía dormir, era como si alguien susurrara a su oído que realmente necesitaba dormir.

Caminó de vuelta hacía el sillón en el que estaba sentado Caleb, a lo lejos oía que decía algo, pero estaba demasiado ocupada peleando contra el sueño como para entenderlo, por un momento se le hizo ver en los rasgos de Zane el rostro de Caleb y no pudo evitar que una sonrisa melancólica se formara en su rostro. Se sentó al lado de él y recostó su cabeza en el hombro de Caleb como lo había hecho semanas atrás con Zane, subió las piernas al sillón quedando recostada en el elfo, él paso su brazo por la cintura de ella atrayéndola y así quedarse dormida, por alguna razón se sentía, tan cómoda y tranquila en los brazos de Caleb.

-… Isis…Isis…-susurró una voz familiar, Isis levantó la vista, estaba sentada en una roca rodeada de lo que parecía ser lava, era un sueño, se recordó, pero era demasiado real como para serlo, entonces recordó que ya había tenido un sueño como ese el día que tuvo la visión de su profecía. El calor empezaba a sofocarla, trató de buscar al dueño de la voz pero estaba sola, se puso de pie y vio que un poco más allá habían unas rocas sobre la superficie de lava que parecían ser lo suficientemente firmes como para caminar, siguió revisando con la vista el lugar en el que se encontraba, y vio unas cadenas incrustadas en la roca, a una altura en la que podrían haber estado sujetando a un ser un tanto más alto que ella, a la derecha de las cadenas había un rollo de mantas y restos de comida putrefacta esparcida por el lugar, que empezaba a ser consumida por la creciente lava.

-Memoriza este lugar, Isis -susurró una voz a su espalda, Isis volteó rápidamente y se topó con el rostro que tanto ansiaba ver, el rostro de Zane, los ojos se le humedecieron cuando lo vio y sin esperar, se lanzó hacia él para propinarle un fuerte abrazo que tanto había esperado darle.

Las lágrimas corrieron por sus mejillas y una sonrisa se formó cuando el suave olor a canela se desprendió del cuerpo de Zane, embriagando sus sentidos. Él había levantado una de sus manos y con ella limpió las lagrimas de Isis que empezaban a mojar su hombro, ella se estremeció, nunca espero anhelar tanto la fría piel de Zane, tanto lo amaba, estar a su lado se había vuelto su adicción.

-Isis, -dijo él suavemente en su oído, y la apartó un poco de su cuerpo, solo lo necesario para poder verla a los ojos -Necesito que me escuches, tienes que memorizar este lugar, amor, no puedo decirte donde estoy porque mis captores me lo han prohibido con magia, lo que puedo hacer es darte estas visiones sólo a ti porque nuestros corazones comparten un lazo único. Escucha, me han estado moviendo desde que me atraparon, no sé cuales sean sus planes, pero tengo algunas ideas, en este lugar te he dejado una pista para que sepas el lugar en el que me encuentro ahora, no sé si me hallaré en él cuando llegues, pero es lo único que puedo hacer. No puedo decirte más Isis, pero no olvides que te amo.

Zane acortó la poca distancia que lo separaba de Isis y depositó un suave y delicado beso en los labios de Isis, un beso cargado de sentimiento, un beso que ella no dudó en corresponder, llevaba tanto tiempo ansiando probar esos labios y no tardó en envolver el cuello de Zane con sus brazos en un nuevo abrazo. Él empezó a separarse dejando cortos besos sobre los labios de ella y susurró contra ellos.

-Cuídate por favor, no me perdonaría si algo te pasara.

………………………..

Sus ojos se abrieron de improvisto, se sentía mareada y empezó a respirar fuertemente, su corazón latía a más no poder, se sentó lo más rápido que pudo, lo que alarmó a Caleb.

-Isis ¿Estás Bien? -preguntó preocupado Caleb, mientras se acomodaba en el sillón.

-Yo… -Trato de decir Isis cuando pasaba su mano por su frente, empapada de un frío sudor, respiró profundo tratando de ordenar lo que había soñado, -Zane -logró articular cuando su recuerdo le llegó a la mente.

-Sí, él está secuestrado, pero lo encontraremos -mencionó Caleb, preocupado por el estado en el que se encontraba Isis, así que se hincó frente a ella y colocó sus manos, una a cada lado de la cabeza de Isis, la bajó un poco y él se estiró ligeramente logrando que sus frentes se pegaran -esto te tranquilizara un poco.

Y tenía razón, la confusión que inundaba a Isis desapareció poco a poco, las manos de Caleb se sentían relajantes, era como si le transmitiera paz y tranquilidad a su alma intranquila, una nueva seguridad la envolvió, todo iba a estar bien. Su respiración se fue relajando al igual que el latido de su corazón, que segundos después regresó a la normalidad. Lo que había soñado volvía a su mente poco a poco, lo recordaba todo como si lo hubiese visto en un lugar lleno de una brumosa neblina, recordó el calor y el color rojo, Zane, su mente la atraía a él, debía ordenar sus ideas para contar su sueño, antes de que este se convirtiera en simple espejismo.

La puerta se abrió de improvisto haciendo que Isis diera un respingo y volteo tan rápido el rostro que su cuello dolió. Hellen entró con el mismo semblante serio con el que la había visto salir. Caleb se puso de pie con su sonrisa divertida que lo caracterizaba y camino con paso firme hacia Hellen quien volvía a mirarlo a los ojos de manera fulminante.

-¿Qué averiguaste, Hellen? -preguntó de manera casual Caleb.

-No conseguí mucho -respondió ella sin mover ni un músculo de más de su rostro pálido -Algunos Shinigami me dijeron que vieron una carroza custodiada por dos Penumbra tomar el camino hacia Deter, pero solo eso. Parece que llamas demasiado la atención Caleb.

-¿Por qué lo dices? -quiso saber él.

-Porque ya todos saben que estas aquí, y cuando digo aquí me refiero a mi casa -explicó ella con un pequeño tono molesto en la voz -sabes bien que a nosotros no nos gustan los elfos y más aún, uno con tan buen carácter.

-Lo sé -dijo divertido Caleb - pero ahora no nos interesa mis enemistades, Hellen, ahora lo importante es saber ¿Por qué llevaron a Zane hacia Deter? En ese lugar no hay nada.

-Caleb, piensa un poco más -argumentó Hellen, mientras pasaba al lado del elfo que había puesto cara de ofendido -El volcán Deter es un lugar estupendo para ocultarse por…

-¡Volcán! -soltó de improvisto Isis -eso es, era un volcán

-¿Qué…Qué Volcán? -preguntó Kevin despertando por el inesperado grito de Isis haciendo que una aun dormida April casi cayera al suelo.

-¿Qué era un Volcán? -cuestionó Hellen desorientada por el extraño comportamiento de Isis.

-Tuve una visón -respondió Isis al momento que April se frotaba los ojos -Zane… él me hablo, dijo que sus secuestradores lo estaban trasladando de un lugar a otro, no… no podía decirme donde estaba o quien era su captor porque se lo habían prohibido con magia, también dijo que en el lugar que me mostró había dejado una pista para que lo pudiéramos encontrar, y estoy segura que era el cráter de un volcán, pero hay que ir rápido porque la lava esta por destruir…

-Espera un segundo -Interrumpió Hellen a Isis - ¿Una humana teniendo visiones?, eso es muy extraño para mi gusto, explica que pasa.

-No es nada raro, viniendo de Isis, después de todo es la salvadora -dijo Kevin tímidamente.

-Exacto, además soy nieta de una vidente -Explicó Isis usando la poco calma que acababa de ganar.

-Pero, -comenzó Hellen, no se iba dar por convencida fácilmente -Por lo que dijiste debo suponer que hablaste con él, eso significa que no fue una visión.

Isis hizo una mueca de disgusto, deseaba marchar pronto de esa casa para encontrar a Zane.

-Tal vez fue una conexión -sugirió Caleb -he oído poco de ella, se hacen con un conjuro especial. Con el se pueden transmitir recuerdos, imágenes, sentimientos, olores, lo que sea, pero solo se puede hacer con una persona que sea muy cercana a tu alma o alguien que sea muy sensible a este tipo de señales.

-Eso lo explicaría -dijo April que había estado meditando toda la conversación -después de todo ese sujeto del que hablan es el novio de Isis ¿No?, no es extraño que hubiese deseado hablar con ella.

-Eso es cierto, Hellen -apoyo Caleb.

-Bien, pero eso no arregla las cosas, más bien las complica -dijo secamente Hellen, mientras se sentaba en una silla -el camino hacia Deter es muy largo y si la humana dice que está a punto de entrar en erupción no ayuda en nada.

-Entonces tenemos que irnos ahora -dijo Caleb sujetando a Isis de la mano para guiarla alegremente hacia la puerta de hierro negro que era la salida.

-Nunca cambias, Caleb -susurró Hellen sólo lo suficientemente alto para que los agudos oídos élficos Caleb lo captaran. Él sólo sonrió.

-Oigan chicos, vamos -dijo el de ojos turquesa a Kevin y April que se levantaron en seguida y caminaron hacia la puerta.

Kevin abrió la puerta de la casa de Hellen con cierta dificultad, después de todo era una puerta bastante pesada. El aire frío de exterior hizo enrojecer las pálidas mejillas de Isis, cuando ella y los otros cuatro estuvieron a fuera de la casa.

-Iré por los caballos -dijo Caleb adelantándose junto con Isis a quien aun llevaba de la mano -tú vienes conmigo ¿verdad, Isis?

-Supongo -contestó la aludida para luego alejarse de los demás.

Isis se dejo guiar por él, aun se sentía un poco aturdida, pero la presencia de Caleb le ayudaba, era extraño, pero se sentía segura en compañía de Caleb, quizás su leve parecido físico a Zane, o su alegre actitud, no lo sabía, lo que si sabía era que por el momento aquel vacío que sentía con la ausencia de Zane era llenado por la alegría y vitalidad que emanaba de Caleb, era como si él conociese lo que ella necesitaba en cada ocasión, era una mezcla del conocimiento que tenia Kevin de ella y la inteligente alegría de April. Caleb era el amigo perfecto.

Llegaron pronto al lugar donde habían dejado a los caballos, Caleb se adelantó y desató a los tres animales dándole las riendas de Dorado a Isis. Él estaba realmente callado, eso empezó preocupar a Isis. Caminaron de vuelta a casa, esta vez Isis fue la que inicio una trivial conversación con el chico, era incomodo el silencio ya que sabía que él ansiaba hablar, pero callaba porque sabía lo aturdida que estaba Isis con lo que recién había ocurrido.

La plática resultó siendo muy amena para ambos, ella hablaba de sus amigas de la cabaña, le contó lo divertidas que eran todas ella y alguna que otra travesura que habían logrado hacer en ausencia de Marry y Zane. Le contó la vez que Sefis quería saber lo que era volar, por lo que convenció a Starlyn, Emmy, Myshel, Stacy, Gloria y Holly para que la ayudaran, así subieron a un empinada montaña, que estando cerca de Sefis parecía mas un montón de tierra que una montaña, con una alas hechas de polvo de hada y hojas para que luego Starlyn y Myshel la elevaran un poco del suelo y la dejaran caer al vacío. Se suponía que las alas tenían que hacerla volar pero algo salió mal. Ese día descubrieron varias cosas, uno: las alas de polvo de hada y hojas pueden hacen volar a objetos no tan grandes. Dos: Sefis no podía volar. Tres: Caer de una montaña no es una experiencia digna de repetir. Cuatro para que Sefis estuviera en el aire un poco más de tiempo, necesitaba una montaña más alta y unas cuantas hadas más. Y la cinco más bien era un recordatorio: no estar cerca de las manos de una Sefis asustada o podría romperte el cuello.

Isis supuso que Caleb se llevaría muy bien con Sefis y Myshel. Por alguna razón hablar con Caleb era sumamente sencillo, él daba la suficiente confianza como para hablar de cualquier cosa. No podría imaginarse otra persona como él. Isis se había acostumbrado a Caleb.

Hellen, Kevin y April los encontraron antes de llegar a la casa de ella. Caleb se adelantó para entregarle las riendas del caballo a April y a Kevin y montó rápidamente a su yegua. Isis montó a Dorado y sus amigos montaron rápidamente a Ror, el momento de partir había llegado. Isis volteó a ver a Hellen, pero ella los miraba sin ninguna expresión en el rostro, era de suponerse que ella no iría con ellos.

-Bien, esto es todo lo que puedo hacer por ustedes, cuídense de los Penumbra y de los Vampiros -dijo Hellen y se volteó hacia el camino que daba a su casa.

-Hellen, -llamó Caleb -¿Segura que no quieres venir?

-Segura, recuerda que los Shinigami no nos llevamos con los elfos, y mucho menos con los humanos -respondió Hellen viéndolo por el rabillo del ojo y esta vez se permitió reír -te recuerdo que tengo una reputación que cuidar.

-Eso lo sé -dijo Caleb y su risa se ensanchó.

-Isis, -dijo Hellen antes de que ellos emprendieran su camino -Cuando encuentres a Zane dile que no se atreva a morir cuando no estoy trabajando, porque quiero ser yo la que lo acompañe en su último viaje, y dile que ha encontrado a una excelente novia, sin contar que es muy valiente, no cualquier ser se atreve a pisar el mundo oscuro.

Isis sonrió, Hellen no era mala después de todo, no había que sentir celos de ella.

-Se lo diré, Hellen, no te preocupes -Contestó feliz la castaña y esta vez su sonrisa subió a sus ojos -Gracias por todo.

-No tienes que agradecer -dijo Hellen, aun con la pequeña sonrisa en su rostro -excepto tal vez tú, Caleb.

-¿Yo? -preguntó el aludido -eres muy mala conmigo Hellen.

-No más que tú -contestó ella -Ahora largo.

-Como digas -dijo Caleb, e hizo una señal a los chicos para emprender el camino hacia el volcán -Te visitaré pronto -agregó cuando ya se alejaban.

-Espero que sí -susurró Hellen antes de volver a emprender el camino hacia su casa -Que tengan suerte.

lunes, 3 de agosto de 2009

Zane


Aquí les traigo la descripción de Zane, estuve buscando a alguien que se pareciese a mi principe de la luz pero el que más se acercó fue Gaspard, veamos que opinan ustedes, quizas sepan de alguíen que tenga el toque de Zane.

Zane, el príncipe:

Es el príncipe elfo, como primogénito de los reyes es él el que heredaría el trono elfico, algo por lo que no esta muy feliz. Posee un caballo parlante llamado Dorado, en alusión a su color de pelaje, este fue regalo de su madre, ella les regalo sendos caballos a él y a su primo Caleb. Aparenta tener entre 18 y 20 años humanos, aunque su verdadera edad son 60 años, nació un 7 de septiembre, su signo es Virgo, pero los elfos no le dan mucha importancia a la edad. No le gusta que alguien mencione su posición como príncipe de su raza y heredero del trono. Tiene un hermano menor, Alberich, con quien nunca a tenido mucho en común, todo lo contrario con su único y favorito primo, Caleb, con quien a pesar de ser completamente opuestos, tienen una relación de envidiar, se cuentan todo por lo que a veces reciben hasta dos cartas diarias el uno del otro. La Reina solía decir que eran demasiado comunicativos para ser elfos. Zane posee el cabello negro, como su madre, y ojos de un azul tan oscuro que en algunas ocasiones parece negro, su piel tan blanca como la de cualquier elfo sus rasgos son delicados sin llegar a ser femeninos, más bien le dan un aire felino propio de su raza, aunque es mas bello de cualquier otro elfo, razón por la cual tal como menciona Caleb todas las mujeres que están a su alrededor terminan enamorándose de él a pesar de ser un tempano de hielo andando, lleva consigo una espada con empuñadura de zafiro y filo de metal Shimigami que heredó de su padre, es un mago excelente y es muy hábil con las armas pero no le gusta usarlas, por lo que suele pelear solo con magia. Su faroclare es fue una de las mejores magas de la historia, la Maga Mariza, su primer amor, Rose, aunque luego se enamora perdidamente de Isis, por quien se siente sumamente atraído desde el primer momento que la ve, con ella él puede actuar libremente dejando atrás su estoica apariencia. La primera vez que Isis lo ve le llama “hombre bello”, por su apariencia de semi-dios.

(Gaspard Ulliel)
El proximo sera Kevin

viernes, 31 de julio de 2009

Book II, Capítulo III, Hellen



Un hermano puede no ser un amigo,

Pero un amigo será siempre un hermano.”

Demetrio de Falero


Capítulo III

Hellen



El camino empedrado se ensanchaba cada vez más conforme avanzaban, Isis se alegró que también aumentara su visibilidad, supuso que empezaba a acostumbrarse a esa densa oscuridad propia del mundo nocturno. Un suave rumor a música les llegó, ese rumor le recordó a cuando escuchó a Zane cantar en el camino a su casa. Era una melodía sumamente triste, que hizo que la melancolía inundara el ambiente, aun estaba demasiado lejos para comprender las palabras en lengua, que apenas distinguió, era la élfica.

Poco más de cuatro metros los separaba de lo que parecía ser un pequeño parque con algunas bancas hechas de la madera negra de aquellos árboles secos que habían visto en el desierto. En el centro del parque había una gran fuente de mármol blanco en la que se elevaba la estatua de un ángel, también de mármol que resplandecía. Isis contempló al ángel que le resultaba vagamente familiar, aunque no recordaba donde había visto esa imagen tan finamente elaborada. Ese ángel tenia estéticamente definidos los hermosos rizos que formaban su cabello, los rasgos de su rostro eran afilados y masculinos, tenían una expresión que recordaba a la de un juez justo, al igual que cruel. Sus alas estaban abiertas, parecía medir fácilmente un metro cada una, vestido con una túnica negra y en sus manos una prominente hoz que aun siendo de piedra Isis podía jurar que fácilmente los cortaría, de la punta de la hoz salía un fino hilo de agua cristalina que caía hacía la base de la fuente rodeada de gente.

Escudriñó el rostro del apuesto ángel y recordó haberlo visto en uno de los libros de su madre, era un libro de cómo se representaba la muerte en las diversas culturas, recordaba que entre el capítulo ilustraban al ángel que guiaba a las almas para ser juzgadas, Azrael, el ángel de la muerte. La escultura que se hallaba en la fuente era la de Azrael. Era cierto, los Shinigami tenían cierta similitud con aquel ángel que mencionaba el libro, su madre estaría feliz de saber que existían criaturas como los Shinigami, más bien, le encantaría saber que todas aquellas criaturas de las que tanto hablaba en sus clases de mitología en la universidad, eran reales. Algún día se lo diría se recordó.

Isis volvió su vista y vio que sentada sobre la base de la fuente se encontraba una mujer de cabello negro lacio hasta la cintura, unos rebeldes cabellos enmarcaban su rostro de piel blanca. Tenía los ojos ligeramente rasgados de un color rojo sangre, la nariz ligeramente respingada y para completar la belleza de su rostro unos labios de color rosa fuerte. Iba vestida con una túnica negra igual a la que usaban todos los seres a su alrededor, con forme se acercaba, podía ver que tenia las uñas pintadas de carmesí que rasgaban las cuerdas de un objeto similar a una guitarra con la diferencia que no tenía mástil, era la chica la que cantaba en lengua elfica:

Perjrubec do zuopa

Lruer do dapar

Nio masjopes su eszopa

Beyesdapa do lorgar

-¿Qué significa? -preguntó Isis a Caleb, cuando aquella chica terminaba de cantar la estrofa y los de su alrededor aplaudían con sordos aplausos.

-Lo que ella cantó, es una melodía muy conocida para los Shinigami, creo que traducida diría:”Lagrimas de hielo, frías de dolor, que congelan mi anhelo matándolo de fervor” -Contestó Caleb dirigiendo a los caballos hacia unos troncos para atarlos -dejemos los caballos aquí, mientras estemos en Bladow no los necesitaremos.

Los demás bajaron de los caballos y los ataron a los troncos, un poco apartados del parque y caminaron juntos hacia la multitud que había vuelto a quedarse estática y la mujer cantaba una nueva canción, esta vez en lengua humana, ahora era una balada que parecía llegar al alma, pues con cada palabra que cantaba podía sentirse el dolor que rasgaba el aire.

-La tristeza, el desamor y la soledad

Tristeza palabras que tocan

El fondo de nuestro corazón

Dejándonos una desilusión

Día con día

Es un hueco

Es un vacío a lo mejor

Pero es como una esperanza

Que no sabrás si algún día sonará.

Como el canto de las aves

Como el susurro de mi alma en cautiverio

Canto esta canción llorando

Una dulce melancolía

Que remueve mi corazón y entristece mi alma

Como la tristeza de un ave en cautiverio sola

Y cantando sin parar

Aunque nadie la escuche

O sin que nadie la alimente

Su alma y su espíritu

Ansiando libertad

Buscando el amor perdido.

Encerrada en sí misma

Y en mi propia soledad

En un mundo donde solo

La palabra tristeza existe

Esperando que algún día

Suene mi melodía

Mi canción de soledad

Tristeza y amor.

Como el aire pasa y pasa

Sin cesar un solo momento

Así mismo transcurre el tiempo

Y no hay modo de frenar cosa alguna

Pero lo que si sé

Es que con el pasar del tiempo

Pierdo la ilusión

De volver a tener algún día

El amor y la libertad del corazón.

Con las últimas líneas de la canción la mujer fulminó con la vista a Caleb y no la apartó aun cuando el público empezó a aplaudir sin mucha gracia, Caleb sonrió, cuando los aplausos cesaron ella bajó la vista para guardar el instrumento que tocaba en un delicado estuche de cuero azul oscuro lo más rápido que pudo y se apresuró a alejarse de la multitud que se dispersó por el lugar.

-Cuanto tiempo sin vernos, Hellen -dijo Caleb cuando la mujer pasaba a su lado sin detenerse, sin embargo detuvo su paso en cuanto escuchó su nombre con una extraña mueca como si hubiera probado algo extremadamente ácido.

-Tenía esperanza que no vinieras a buscarme -murmuró la mujer viendo por el rabillo del ojo a Caleb.

-¡Que mala eres con tu amigo de la infancia! -se quejó sonriendo Caleb.

-No me hace gracia Caleb, ¿Qué quieres? -dijo fríamente Hellen, mientras volvía a caminar lejos de ellos con largas zancadas que pronto la dejaron bastante lejos de los chicos.

-Solo, quiero preguntarte algo, no te pongas en ese plan, es importante -le dijo él, comenzando a caminar detrás de ella, que había dado una vuelta a la derecha para hallarse en un pequeño camino.

-Tú tienes un raro concepto de la palabra importante -mencionó ella doblando de nuevo a la derecha, en la siguiente bifurcación que encontraron.

-¡Anda! esto sí es importante -le habló el elfo haciendo una mueca graciosa en el rostro simulando una súplica, Hellen se detuvo y lo vio por unos segundos para volver a caminar por el estrecho camino.

-Esos trucos no funcionan conmigo, te conozco demasiado bien como para caer en tus juegos -le informó ella cuando se detenía delante de una puerta de hierro negro que abrió con una llave que había sacado de una bolsa en su túnica -me he metido en muchos problemas por tu culpa, Caleb, y no quiero volver a meterme en otro. Así que busca a otra persona que te pueda ayudar.

Dicho eso, Hellen se disponía a perderse en el interior del oscuro cuarto cuando Caleb se lo impidió tomándola del brazo, haciendo que ella volviera a fijar su mirada sobre sus ojos turquesa con una mirada asesina que hizo retroceder a los tres humanos que habían estado siguiendo a Caleb y Hellen sin pronuncian palabra alguna, sin embargo él no se movió ni un ápice, simplemente su rostro se volvió serio.

-Esta vez el problema no es mío, Hellen, se trata de Zane, él está…, lo secuestraron -dijo seriamente Caleb con un deje de preocupación en su voz, una preocupación que no solo caló su voz si no también sus ojos, Isis no podía dejar de cuan sorprenderse cuan emotivo era aquel elfo.

Hellen escudriño el rostro del joven como buscando algo que le dijera que era una mentira lo que había dicho pero no lo encontró, su corazón empezó a latir fuertemente, la preocupación estaba entrando en ella, Zane siempre había significado mucho para ella. Miró detrás de los hombros del elfo y vio a los tres chicos humanos que la miraban, se liberó del agarre del joven y abrió la puerta en su totalidad, apartándose para que los cuatro entraran, debía que escuchar lo que Caleb tenía que decirle.

La casa de Hellen al contrario de lo que Isis había visto del mundo oscuro estaba llena de cosas hermosas de colores llamativos y alegres, aunque opacados por la pobre iluminación, sin perder del todo el suave rumor a hogar que propinaban, lo que claramente contrastaba con la apariencia que Hellen transmitía con su sola presencia, se preguntó si habría sido ella la que decoró la casa.

-Te quedaste con la misma decoración que deje la vez anterior que estuve aquí, ¡Qué gran amiga eres! -dijo alegremente Caleb para luego dejarse caer en el sillón negro lleno de cojines de colores, sin duda otra de sus ideas.

-Lo dejé, sólo porque no he tenido tiempo para cambiar el desastre que hiciste con mi casa -le informó ella manteniendo el semblante serio -Ahora dime, cabeza hueca, en que has metido a Zane esta vez.

-¡Oye! Lo dices como si siempre fuera el causante de los problemas de mi primo -gruñó el castaño inflando ligeramente las mejillas, Caleb sin duda era lindo.

-Porque es cierto, Zane casi no se mete en problemas y en los que se ha visto envuelto son casi todos tu culpa -le recordó Hellen y luego se sentó en una silla forrada de tela roja que estaba al lado del sillón en el que se había sentado Caleb, luego miró a los chicos como si por primera vez los hubiese vistos -Siento mi descortesía, tomen asiento por favor.

-No hay problema -contestó Isis y se sentó junto a April y Kevin en un sillón con tres plazas repleto de cojines de colores como en el que se había sentado Caleb.

-Por cierto, Hellen, aun no te he presentado a los humanos que me acompañan, creo, ella es Isis, April y él es Kevin -dijo Caleb señalando a cada uno de ellos, a lo que Hellen no prestó mucho atención, por lo que Caleb decidió seguir hablando sobre Zane antes que el ambiente se pudiera cortar con un cuchillo

-mmm, esta vez el problema en el que se metió Zane no es mi culpa…-continuó Caleb nerviosamente aparentando estar ofendido por la acusación que le había hecho Hellen, para luego adquirir un semblante serio -Zane fue secuestrado, mientras se dirigía hacia aquí, aun no sabemos la razón, o el ser que lo secuestro, pero sea quien sea, no lo podemos divulgar, por eso te pediré que lo que se hable aquí no lo repitas. Si la nobleza se llega a enterar de que el Rey de la luz fue secuestrado en este mundo los delgados lazos que mantienen la paz entre los dos mundos se romperán y se desatara la guerra. Por ello necesitamos actuar en secreto, y apuesto que para llevarse a Zane, seguro que usaron un poderoso hechizo captor, el cual suele tomar la forma de una burbuja, así que no me extrañaría que lo hayan transportado en un carruaje. Cerca de donde mi primo fue secuestrado encontré marcas de ruedas, pero sus captores fueron muy astutos pues lo guiaron por el río, seguí el río y a poco más de unos kilómetros las marcas de ruedas volvían a aparecer para perderse en la carretera donde la roca impedía seguir cualquier rastro, y si Zane sigue en este mundo debió haber pasado por Bladow, y alguien seguramente debió haber visto el carruaje, porque no es nada común ver algo así en el mundo oscuro.

Ella meditó un momento las palabras de Caleb con una expresión sombría y no tardó en susurrar -¡mientes!

-No miento, por si no te has fijado, los humanos que vienen conmigo no son humanos comunes, ella -dijo Caleb señalando a Isis -es la salvadora.

Hellen se puso de pie y fijó su profunda mirada carmesí en Isis que no apartó su mirada, estar acostumbrada a los profundos ojos de Zane ayudaba mucho. Caleb ya había supuesto aquello, sabía muy bien que Hellen no le creería por eso había preferido esperar a que Isis llegara al mundo nocturno antes de hablar con ella, pues viendo a la salvadora ella no podría conjeturar que él mentía y no se negaría a ayudar.

-Lo que Caleb dijo acerca de Zane lastimosamente es cierto, él fue secuestrado -dijo Isis a Hellen y luego extendió la palma de su mano que tenía cuatro pequeños cortes en forma de media luna donde sus uñas se habían enterrado en su piel haciendo que pequeñas gotas de sangre fresca brotaran de las heridas -cesjro rojote yi seyirepohe[i] -su palma emitió un ligero brillo verde, que segundos después se extinguió.

-Pues no puedo ayudarlos -dijo Hellen después de un tiempo -acabo de llegar a Bladow, he estado recogiendo almas en el mundo humano, cada día en ese mundo mueren cientos de personas, seguro que si sus mujeres no fueran tan fértiles se hubieran extinto hace tiempo. -ella suspiró -Pero…creo que si….pregunto a…algunos Shinigami tal vez consiga algo.

-Por favor Hellen esto es muy importante, si a mí me hablaran, yo les preguntaría -mencionó él, mientras Hellen caminaba hacia la puerta de la casa.

Ella volteó y lo miró a los ojos, sus labios se arrugaron en un mueca, que quizás era una sonrisa, pero en ese rostro tan inexpresivo era difícil saberlo, le recordó a él, y luego a Isis le pareció ver arrepentimiento en los ojos de Hellen pero fue tan fugaz que no sabía si en realidad lo hubiera visto.

-No tardaré -dijo Hellen con un tono neutro, cuando sus labios volvieron a estar lisos y luego se perdió entre la penumbra de la calle.

Isis se levantó del sofá y un pequeño destello de celos estaba presente en su alma, volvió a clavar sus uñas en la piel de sus palmas. Hellen había hablado de Zane como si lo conociera de mucho tiempo atrás, y eso la llenaba de celos. Aunque ella llevara un año de conocer a Zane y ella supiera que el color favorito de él era el azul oscuro y todos los tonos de verde, aunque supiera que amaba el helado y la gelatina élfica, que su fruta favorita era el melón y que cualquier lugar en el que estuviera por más de dos segundos se llenaba de su fragancia a canela, aunque supiera que le encantaba que se sentaran bajo un árbol con ella entre sus piernas y que recostara la cabeza sobre su pecho. Siempre habían cosas que le encantaría saber de él, pero por la distancia no las conocía, y que alguien como Rose o Hellen las supiera sin duda la enojaba.

-Caleb, de ¿Dónde conoce Hellen a Zane? -preguntó Kevin e Isis volteó a verlo de inmediato, sin duda su amigo la conocía muy bien, eso era lo que ella estaba a punto de preguntar.

-Bueno, Hellen y yo crecimos juntos, y Zane solía venir a jugar conmigo muy seguido, pues no nos llevábamos mucho tiempo de diferencia y ya que él nunca se llevo con Alberich… -Contestó Caleb con una de sus hermosas sonrisas en el rostro -Hellen y Zane no tardaron en hacer amistad, como podrán ver tienen un carácter muy similar -él rió por lo bajo -y como la mayoría de las mujeres que conocen a Zane, Hellen, aunque lo niegue terminó enamorada de él -Isis frunció el ceño, a lo que Kevin y Caleb rieron aun más fuerte -pero no te preocupes Isis, mi primo era demasiado frío como para aceptar sus sentimientos, al principio me enfadé por la forma en que la rechazaba, pero ahora me alegro que lo haya hecho, porque tú quedas mejor con él, sin duda tú estas descongelando el témpano de hielo que es mi querido primo.

Caleb rió más fuerte y esta vez Isis lo acompañó, era realmente difícil no reír cuando Caleb lo hacía, su risa era sumamente contagiosa, sin duda Caleb alegraba a Isis en los peores momentos, sería divertido pasar más tiempo con él.

[i] Cesjro rojote yi seyirepohe = sangre revela tu naturaleza