viernes, 31 de julio de 2009

Book II, Capítulo III, Hellen



Un hermano puede no ser un amigo,

Pero un amigo será siempre un hermano.”

Demetrio de Falero


Capítulo III

Hellen



El camino empedrado se ensanchaba cada vez más conforme avanzaban, Isis se alegró que también aumentara su visibilidad, supuso que empezaba a acostumbrarse a esa densa oscuridad propia del mundo nocturno. Un suave rumor a música les llegó, ese rumor le recordó a cuando escuchó a Zane cantar en el camino a su casa. Era una melodía sumamente triste, que hizo que la melancolía inundara el ambiente, aun estaba demasiado lejos para comprender las palabras en lengua, que apenas distinguió, era la élfica.

Poco más de cuatro metros los separaba de lo que parecía ser un pequeño parque con algunas bancas hechas de la madera negra de aquellos árboles secos que habían visto en el desierto. En el centro del parque había una gran fuente de mármol blanco en la que se elevaba la estatua de un ángel, también de mármol que resplandecía. Isis contempló al ángel que le resultaba vagamente familiar, aunque no recordaba donde había visto esa imagen tan finamente elaborada. Ese ángel tenia estéticamente definidos los hermosos rizos que formaban su cabello, los rasgos de su rostro eran afilados y masculinos, tenían una expresión que recordaba a la de un juez justo, al igual que cruel. Sus alas estaban abiertas, parecía medir fácilmente un metro cada una, vestido con una túnica negra y en sus manos una prominente hoz que aun siendo de piedra Isis podía jurar que fácilmente los cortaría, de la punta de la hoz salía un fino hilo de agua cristalina que caía hacía la base de la fuente rodeada de gente.

Escudriñó el rostro del apuesto ángel y recordó haberlo visto en uno de los libros de su madre, era un libro de cómo se representaba la muerte en las diversas culturas, recordaba que entre el capítulo ilustraban al ángel que guiaba a las almas para ser juzgadas, Azrael, el ángel de la muerte. La escultura que se hallaba en la fuente era la de Azrael. Era cierto, los Shinigami tenían cierta similitud con aquel ángel que mencionaba el libro, su madre estaría feliz de saber que existían criaturas como los Shinigami, más bien, le encantaría saber que todas aquellas criaturas de las que tanto hablaba en sus clases de mitología en la universidad, eran reales. Algún día se lo diría se recordó.

Isis volvió su vista y vio que sentada sobre la base de la fuente se encontraba una mujer de cabello negro lacio hasta la cintura, unos rebeldes cabellos enmarcaban su rostro de piel blanca. Tenía los ojos ligeramente rasgados de un color rojo sangre, la nariz ligeramente respingada y para completar la belleza de su rostro unos labios de color rosa fuerte. Iba vestida con una túnica negra igual a la que usaban todos los seres a su alrededor, con forme se acercaba, podía ver que tenia las uñas pintadas de carmesí que rasgaban las cuerdas de un objeto similar a una guitarra con la diferencia que no tenía mástil, era la chica la que cantaba en lengua elfica:

Perjrubec do zuopa

Lruer do dapar

Nio masjopes su eszopa

Beyesdapa do lorgar

-¿Qué significa? -preguntó Isis a Caleb, cuando aquella chica terminaba de cantar la estrofa y los de su alrededor aplaudían con sordos aplausos.

-Lo que ella cantó, es una melodía muy conocida para los Shinigami, creo que traducida diría:”Lagrimas de hielo, frías de dolor, que congelan mi anhelo matándolo de fervor” -Contestó Caleb dirigiendo a los caballos hacia unos troncos para atarlos -dejemos los caballos aquí, mientras estemos en Bladow no los necesitaremos.

Los demás bajaron de los caballos y los ataron a los troncos, un poco apartados del parque y caminaron juntos hacia la multitud que había vuelto a quedarse estática y la mujer cantaba una nueva canción, esta vez en lengua humana, ahora era una balada que parecía llegar al alma, pues con cada palabra que cantaba podía sentirse el dolor que rasgaba el aire.

-La tristeza, el desamor y la soledad

Tristeza palabras que tocan

El fondo de nuestro corazón

Dejándonos una desilusión

Día con día

Es un hueco

Es un vacío a lo mejor

Pero es como una esperanza

Que no sabrás si algún día sonará.

Como el canto de las aves

Como el susurro de mi alma en cautiverio

Canto esta canción llorando

Una dulce melancolía

Que remueve mi corazón y entristece mi alma

Como la tristeza de un ave en cautiverio sola

Y cantando sin parar

Aunque nadie la escuche

O sin que nadie la alimente

Su alma y su espíritu

Ansiando libertad

Buscando el amor perdido.

Encerrada en sí misma

Y en mi propia soledad

En un mundo donde solo

La palabra tristeza existe

Esperando que algún día

Suene mi melodía

Mi canción de soledad

Tristeza y amor.

Como el aire pasa y pasa

Sin cesar un solo momento

Así mismo transcurre el tiempo

Y no hay modo de frenar cosa alguna

Pero lo que si sé

Es que con el pasar del tiempo

Pierdo la ilusión

De volver a tener algún día

El amor y la libertad del corazón.

Con las últimas líneas de la canción la mujer fulminó con la vista a Caleb y no la apartó aun cuando el público empezó a aplaudir sin mucha gracia, Caleb sonrió, cuando los aplausos cesaron ella bajó la vista para guardar el instrumento que tocaba en un delicado estuche de cuero azul oscuro lo más rápido que pudo y se apresuró a alejarse de la multitud que se dispersó por el lugar.

-Cuanto tiempo sin vernos, Hellen -dijo Caleb cuando la mujer pasaba a su lado sin detenerse, sin embargo detuvo su paso en cuanto escuchó su nombre con una extraña mueca como si hubiera probado algo extremadamente ácido.

-Tenía esperanza que no vinieras a buscarme -murmuró la mujer viendo por el rabillo del ojo a Caleb.

-¡Que mala eres con tu amigo de la infancia! -se quejó sonriendo Caleb.

-No me hace gracia Caleb, ¿Qué quieres? -dijo fríamente Hellen, mientras volvía a caminar lejos de ellos con largas zancadas que pronto la dejaron bastante lejos de los chicos.

-Solo, quiero preguntarte algo, no te pongas en ese plan, es importante -le dijo él, comenzando a caminar detrás de ella, que había dado una vuelta a la derecha para hallarse en un pequeño camino.

-Tú tienes un raro concepto de la palabra importante -mencionó ella doblando de nuevo a la derecha, en la siguiente bifurcación que encontraron.

-¡Anda! esto sí es importante -le habló el elfo haciendo una mueca graciosa en el rostro simulando una súplica, Hellen se detuvo y lo vio por unos segundos para volver a caminar por el estrecho camino.

-Esos trucos no funcionan conmigo, te conozco demasiado bien como para caer en tus juegos -le informó ella cuando se detenía delante de una puerta de hierro negro que abrió con una llave que había sacado de una bolsa en su túnica -me he metido en muchos problemas por tu culpa, Caleb, y no quiero volver a meterme en otro. Así que busca a otra persona que te pueda ayudar.

Dicho eso, Hellen se disponía a perderse en el interior del oscuro cuarto cuando Caleb se lo impidió tomándola del brazo, haciendo que ella volviera a fijar su mirada sobre sus ojos turquesa con una mirada asesina que hizo retroceder a los tres humanos que habían estado siguiendo a Caleb y Hellen sin pronuncian palabra alguna, sin embargo él no se movió ni un ápice, simplemente su rostro se volvió serio.

-Esta vez el problema no es mío, Hellen, se trata de Zane, él está…, lo secuestraron -dijo seriamente Caleb con un deje de preocupación en su voz, una preocupación que no solo caló su voz si no también sus ojos, Isis no podía dejar de cuan sorprenderse cuan emotivo era aquel elfo.

Hellen escudriño el rostro del joven como buscando algo que le dijera que era una mentira lo que había dicho pero no lo encontró, su corazón empezó a latir fuertemente, la preocupación estaba entrando en ella, Zane siempre había significado mucho para ella. Miró detrás de los hombros del elfo y vio a los tres chicos humanos que la miraban, se liberó del agarre del joven y abrió la puerta en su totalidad, apartándose para que los cuatro entraran, debía que escuchar lo que Caleb tenía que decirle.

La casa de Hellen al contrario de lo que Isis había visto del mundo oscuro estaba llena de cosas hermosas de colores llamativos y alegres, aunque opacados por la pobre iluminación, sin perder del todo el suave rumor a hogar que propinaban, lo que claramente contrastaba con la apariencia que Hellen transmitía con su sola presencia, se preguntó si habría sido ella la que decoró la casa.

-Te quedaste con la misma decoración que deje la vez anterior que estuve aquí, ¡Qué gran amiga eres! -dijo alegremente Caleb para luego dejarse caer en el sillón negro lleno de cojines de colores, sin duda otra de sus ideas.

-Lo dejé, sólo porque no he tenido tiempo para cambiar el desastre que hiciste con mi casa -le informó ella manteniendo el semblante serio -Ahora dime, cabeza hueca, en que has metido a Zane esta vez.

-¡Oye! Lo dices como si siempre fuera el causante de los problemas de mi primo -gruñó el castaño inflando ligeramente las mejillas, Caleb sin duda era lindo.

-Porque es cierto, Zane casi no se mete en problemas y en los que se ha visto envuelto son casi todos tu culpa -le recordó Hellen y luego se sentó en una silla forrada de tela roja que estaba al lado del sillón en el que se había sentado Caleb, luego miró a los chicos como si por primera vez los hubiese vistos -Siento mi descortesía, tomen asiento por favor.

-No hay problema -contestó Isis y se sentó junto a April y Kevin en un sillón con tres plazas repleto de cojines de colores como en el que se había sentado Caleb.

-Por cierto, Hellen, aun no te he presentado a los humanos que me acompañan, creo, ella es Isis, April y él es Kevin -dijo Caleb señalando a cada uno de ellos, a lo que Hellen no prestó mucho atención, por lo que Caleb decidió seguir hablando sobre Zane antes que el ambiente se pudiera cortar con un cuchillo

-mmm, esta vez el problema en el que se metió Zane no es mi culpa…-continuó Caleb nerviosamente aparentando estar ofendido por la acusación que le había hecho Hellen, para luego adquirir un semblante serio -Zane fue secuestrado, mientras se dirigía hacia aquí, aun no sabemos la razón, o el ser que lo secuestro, pero sea quien sea, no lo podemos divulgar, por eso te pediré que lo que se hable aquí no lo repitas. Si la nobleza se llega a enterar de que el Rey de la luz fue secuestrado en este mundo los delgados lazos que mantienen la paz entre los dos mundos se romperán y se desatara la guerra. Por ello necesitamos actuar en secreto, y apuesto que para llevarse a Zane, seguro que usaron un poderoso hechizo captor, el cual suele tomar la forma de una burbuja, así que no me extrañaría que lo hayan transportado en un carruaje. Cerca de donde mi primo fue secuestrado encontré marcas de ruedas, pero sus captores fueron muy astutos pues lo guiaron por el río, seguí el río y a poco más de unos kilómetros las marcas de ruedas volvían a aparecer para perderse en la carretera donde la roca impedía seguir cualquier rastro, y si Zane sigue en este mundo debió haber pasado por Bladow, y alguien seguramente debió haber visto el carruaje, porque no es nada común ver algo así en el mundo oscuro.

Ella meditó un momento las palabras de Caleb con una expresión sombría y no tardó en susurrar -¡mientes!

-No miento, por si no te has fijado, los humanos que vienen conmigo no son humanos comunes, ella -dijo Caleb señalando a Isis -es la salvadora.

Hellen se puso de pie y fijó su profunda mirada carmesí en Isis que no apartó su mirada, estar acostumbrada a los profundos ojos de Zane ayudaba mucho. Caleb ya había supuesto aquello, sabía muy bien que Hellen no le creería por eso había preferido esperar a que Isis llegara al mundo nocturno antes de hablar con ella, pues viendo a la salvadora ella no podría conjeturar que él mentía y no se negaría a ayudar.

-Lo que Caleb dijo acerca de Zane lastimosamente es cierto, él fue secuestrado -dijo Isis a Hellen y luego extendió la palma de su mano que tenía cuatro pequeños cortes en forma de media luna donde sus uñas se habían enterrado en su piel haciendo que pequeñas gotas de sangre fresca brotaran de las heridas -cesjro rojote yi seyirepohe[i] -su palma emitió un ligero brillo verde, que segundos después se extinguió.

-Pues no puedo ayudarlos -dijo Hellen después de un tiempo -acabo de llegar a Bladow, he estado recogiendo almas en el mundo humano, cada día en ese mundo mueren cientos de personas, seguro que si sus mujeres no fueran tan fértiles se hubieran extinto hace tiempo. -ella suspiró -Pero…creo que si….pregunto a…algunos Shinigami tal vez consiga algo.

-Por favor Hellen esto es muy importante, si a mí me hablaran, yo les preguntaría -mencionó él, mientras Hellen caminaba hacia la puerta de la casa.

Ella volteó y lo miró a los ojos, sus labios se arrugaron en un mueca, que quizás era una sonrisa, pero en ese rostro tan inexpresivo era difícil saberlo, le recordó a él, y luego a Isis le pareció ver arrepentimiento en los ojos de Hellen pero fue tan fugaz que no sabía si en realidad lo hubiera visto.

-No tardaré -dijo Hellen con un tono neutro, cuando sus labios volvieron a estar lisos y luego se perdió entre la penumbra de la calle.

Isis se levantó del sofá y un pequeño destello de celos estaba presente en su alma, volvió a clavar sus uñas en la piel de sus palmas. Hellen había hablado de Zane como si lo conociera de mucho tiempo atrás, y eso la llenaba de celos. Aunque ella llevara un año de conocer a Zane y ella supiera que el color favorito de él era el azul oscuro y todos los tonos de verde, aunque supiera que amaba el helado y la gelatina élfica, que su fruta favorita era el melón y que cualquier lugar en el que estuviera por más de dos segundos se llenaba de su fragancia a canela, aunque supiera que le encantaba que se sentaran bajo un árbol con ella entre sus piernas y que recostara la cabeza sobre su pecho. Siempre habían cosas que le encantaría saber de él, pero por la distancia no las conocía, y que alguien como Rose o Hellen las supiera sin duda la enojaba.

-Caleb, de ¿Dónde conoce Hellen a Zane? -preguntó Kevin e Isis volteó a verlo de inmediato, sin duda su amigo la conocía muy bien, eso era lo que ella estaba a punto de preguntar.

-Bueno, Hellen y yo crecimos juntos, y Zane solía venir a jugar conmigo muy seguido, pues no nos llevábamos mucho tiempo de diferencia y ya que él nunca se llevo con Alberich… -Contestó Caleb con una de sus hermosas sonrisas en el rostro -Hellen y Zane no tardaron en hacer amistad, como podrán ver tienen un carácter muy similar -él rió por lo bajo -y como la mayoría de las mujeres que conocen a Zane, Hellen, aunque lo niegue terminó enamorada de él -Isis frunció el ceño, a lo que Kevin y Caleb rieron aun más fuerte -pero no te preocupes Isis, mi primo era demasiado frío como para aceptar sus sentimientos, al principio me enfadé por la forma en que la rechazaba, pero ahora me alegro que lo haya hecho, porque tú quedas mejor con él, sin duda tú estas descongelando el témpano de hielo que es mi querido primo.

Caleb rió más fuerte y esta vez Isis lo acompañó, era realmente difícil no reír cuando Caleb lo hacía, su risa era sumamente contagiosa, sin duda Caleb alegraba a Isis en los peores momentos, sería divertido pasar más tiempo con él.

[i] Cesjro rojote yi seyirepohe = sangre revela tu naturaleza

1 comentario:

  1. caleb esta tan bueno como su primo jiji, cada vez se va conociendo mas de ellos, y la historia sigue poniendose interesante, espero el proximo cap, mayi

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