viernes, 24 de julio de 2009

Book II, Capítulo II, Caleb


Aquí teneis el segundo capítulo del libro. Gracias a Miyaly_, Isha y a todos los demás que leen.

“Tan solo una sonrisa
es necesaria para dejar atrás el pasadoy encarar el futuro con positivismo
sonríe…”

NeoGabox Autoretrato

Capítulo II

Caleb

Isis apretó los puños sintiendo como sus uñas se le incrustaban dentro de su carne, y un nudo se formó en su garganta. Zane no podía estar secuestrado, él no. Zane era el Rey de los elfos y también Rey del mundo de la luz, se suponía que era el ser mejor protegido del mundo brillante y el más fuerte entre todos los seres, o eso era lo que ella creía. Debía haber un error, además ¿Quién se atrevería a jugar con la vida del Rey de la luz?

-¿Cuan…? ¿Cómo…? -trató de preguntar pero su garganta estaba cerrada por el miedo.

-Fue ayer por la noche que desapareció, -Explicó Eclipse –desapareció cuando él se dirigía hacia el mundo de la oscuridad, ahí se reuniría con su primo y estaría con él una semana hasta la reunión de líderes que se iba a realizar en el palacio Nocturno. Pero algo paso en el camino Isis, porque Zane jamás llego con su primo, y Dorado, que era el caballo que iba con Zane, regresó al palacio de Luz y no recuerda nada de lo sucedido.

-Lo último que recuerdo es haber atravesado el árbol de los mundos con mi amo pero eso es todo -agregó tristemente Dorado.

-¡El caballo habla! -exclamó April y todos la miraron fulminantemente.

-Veo que tenemos una nueva visitante -dijo Eclipse viendo a April -Soy Eclipse, un placer conocerte -agregó haciendo una reverencia.

April se quedó paralizada viendo a la mujer de cabello rizado que le había hablado, sin duda era una de las mujeres más bellas que hubiese visto, sus rasgos sin equivocación no eran humanos, y recordó lo que había dicho Kevin acerca de las criaturas mágicas, esa mujer debía ser una de ellas. Kevin notó la ausencia de su amiga y le dio un ligero golpe en el brazo para que reaccionara lo que funcionó muy bien pues dio un pequeño respingo.

-¡Ah! Lo siento Soy April Stand -Se presentó lo mas cortésmente que pudo al lo que Eclipse solo curvo sus labios en un intento fallido de sonrisa y se volvió hacia Isis.

-April -susurró Kevin cerca del oído de su amiga para que solo ella pudiera escucharlo -Será mejor que no intervengas por el momento, yo te explicaré todo después.

April asintió en silencio y se dedicó a observar a Eclipse e Isis, parecía que la persona de la que hablaban significaba mucho, más bien demasiado para su amiga y esa persona, por lo que hasta ahora había escuchado, estaba en graves problemas.

-¿Y qué podemos hacer para encontrarlo? -preguntó Isis volviendo a la conversación que se había interrumpido por la intervención de April.

-Por eso estoy aquí, -contestó Eclipse -estaba segura de que vendrías pronto, más sabiendo que tenías un collar de perlas Falmes, lamentablemente no podemos poner a todo el ejercito de la luz a buscar a Zane, como sabes nuestro pueblo aun no se recupera del desastre hecho por Alberich y si supieran que su Monarca fue secuestrado entrarían en pánico temiendo otra guerra, así que estamos ocultando la desaparición, por eso queremos que su búsqueda se haga en secreto, sé que esto lo hará más difícil, pero no tenemos otra opción y además quien mejor para buscarlo que “la liberadora”. No sabemos en que Mundo puede hallarse, así que deberán buscarlo en los seis Mundos Mágicos.

-¿Cómo haremos eso? Solo somos tres, conocemos la Tierra y apenas conocemos el Mundo de la Luz y ni hablar de los otros cuatro mundos -recordó Kevin.

-Lo sé, por eso también las chicas están buscando a Zane, ellas lo están buscando en el mundo del agua y fuego, y ustedes tendrán un guía, el primo de Zane estará con ustedes, ahora mismo los está esperando en el mundo de la oscuridad, la Reina Akassia y yo nos encargaremos de buscarlo en este mundo. En una semana se reunirán con nosotras en el mundo del aire así que por favor no se atrasen, el punto de encuentro será el árbol de los mundos. -dicho esto Eclipse caminó hacia los caballos que estaban cargados de bolsas y sacó tres de las cinco que llevaba Dorado y las abrió en el suelo mostrando así su contenido -Será mejor que se cambien de ropa antes de partir al mundo oscuro -agregó y sacó dos hermosos vestidos negros.

Isis tomó los vestidos sin ninguna expresión en particular, después de todo, aun recordaba con claridad lo que había dicho la maga Mariza acerca de la limitación que significaba la ropa humana. Tomó uno de los vestidos que había recibido de Eclipse y se lo dio a April.

-Vamos, tenemos que cambiarnos de ropa -dijo Isis a la chica señalando detrás de unos árboles, y pronto las dos se perdieron detrás de estos, después de haberse ocultado, sonrió, en el mundo de la luz nunca harían falta árboles.

-Tú también debes de que cambiarte -informó Eclipse a Kevin, mientras le extendía otro paquete de ropa –hazlo aquí yo iré con Isis y April.

Minutos después estaban los cuatro junto con los dos caballos de pie frente al árbol de los mundos, el aire estaba lleno de una indescifrable fragancia, como el suave olor que precede a la tormenta, algo grande estaba empezando, y tal como había sucedido el año anterior las grandes cosas sucedían a la sombra de ese inmenso árbol.

-Es hora de que se marchen, -dijo Eclipse colocándose al frente de los humanos -había preparado dos caballos pensando que vendrían solo tú y Kevin, pero espero que se arreglen solo con dos. En la silla de Dorado coloque dos bolsas de provisiones, así que espero que eso les sirva en su viaje.

-Entiendo -susurró Isis cuando montaba a Dorado y tomaba las riendas del caballo.

-Vamos -dijo Kevin a April y seguido, la ayudó a montar a Ror -tú vendrás conmigo porque dudo que Dorado te deje que lo montes.

-Bien, pero te advierto que soy un desastre a caballo -sentenció April, y dejo que Kevin se colocara delante de ella.

-Lo tendré en cuenta -respondió él sonriendo, seguro que en este viaje tendría compañía en los momentos peligrosos.

-Isis, -llamó Eclipse caminando hacia la castaña con una pequeña caja, que parecía de cristal repleta de frasquitos que brillaban en distintos colores a la luz del sol -tengo otra cosa para ti, llévate estos Forisen, les serán útiles en el viaje. No te vayas a preocupar por que se rompan, la caja y los frascos están hechos de diamante.

Isis tomó la pequeña cajita y la introdujo en su bolsa, tomando antes el pequeño bote de contenido negro. Cabalgó hasta las raíces del frondoso árbol y vertió rápidamente una cuantas gotitas del espeso líquido, lo que hizo aparecer el arco de los mundos y sus ya familiares versos tallados, y por primera vez desde que conocía los mundos mágicos el arco daba a una total oscuridad.

-Gracias, Eclipse -dijo Isis para luego adentrarse en la oscuridad seguida por sus amigos.

La oscuridad los tragó y el arco no tardó en cerrarse a sus espaldas eliminando así cualquier rastro de luz. Todo era oscuridad, pero era de esperarse, sabiendo que se llamaba el Mundo de la Oscuridad. Las tinieblas eran tan envolventes que Isis no podía ver nada, no podía distinguir si tenía los ojos abiertos o cerrados, solo después de pestañar varias veces comprendió que sus ojos estaban abiertos. Miró hacia arriba y vio un cielo sin estrellas, y algo parecido a una luna opaca que resplandecía con pereza en un tono anaranjado, rápidamente se dio cuenta que era diferente a la luna de la Tierra cuando esta llena y naranja, y era aquella esfera parecía totalmente lisa, mientras que el satélite que ella acostumbrada a ver desde el Mundo Humano a pesar de estar muy alejado, podía observar y distinguir muy bien los cráteres que adornaban su superficie.

Una helada brisa le dio en el rostro y un olor a brea inundó el lugar. Era una suerte tener ese vestido de tela gruesa que la protegía del frío. Isis giró su cabeza tratando de distinguir a sus amigos, pero le fue inútil, la oscuridad era total, ella estaba acostumbrada a la oscuridad pero no estaba tan segura de que April y Kevin lo estuvieran, así que sería mejor hacer algo pronto.

-Isis, no veo nada, ¿Podrías poner algo de luz en este lugar? -le preguntó Kevin al lado de la castaña.

-Enseguida lo arreglo -contestó ella, después de todo sus visitas al reino de la luz no habían sido en vano y no por nada el Rey de ese mundo había sido su maestro -Pih[i]

Una esfera del tamaño de un melón brillo sobre la mano extendida de Isis, ella elevó su mano por sobre su cabeza para iluminar todo a su alrededor.

-Creo que estaba mejor antes -dijo April con una sonrisa nerviosa, y la vos entrecortada por la tensión y la sorpresa que le provocaba estar en un lugar que ella había pensado existiera, ni siquiera en su buena imaginación de futura periodista.

Y la verdad, ese nerviosismo era de esperarse, estaban en medio de un desierto de arena negra similar a la ceniza e Isis supuso que era la responsable del agrio olor que inundaba el ambiente. Débilmente se elevaban unos troncos delgados y secos sin hojas que parecían totalmente carbonizados, cosa que le daba un aspecto profundamente lúgubre al inmenso lugar, porque sin duda aquellas debían ser las únicas plantas que podían crecer en esa total oscuridad, pues eran lo único que había en el suelo.

Estudió un poco más el suelo y vio como este era pegajoso, agradeció estar montada en Dorado, pues odia arruinar los hermosos vestidos de tela elfica que tanto le agradaban. El viento corría cada vez más fuerte y el frío empezó a calarle hasta los huesos, inconscientemente llevo sus manos a sus hombros buscando aminorar el frío. Volteó a la derecha y si no hubiera tenido las riendas enredadas en su muñeca seguro se habría caído de bruces al suelo por la impresión que tuvo al ver unos penetrantes ojos turquesa que la observaban desde la oscuridad, donde la luz de su hechizo no llegaba. Respiró hondo, no podía dejarse llevar por el miedo, ¿Qué hubiera dicho Zane si hubiera percibido sus sensación de profundo temor?, recompuso su postura, no podía permitirse flaquear.

-¿Quién está ahí? -preguntó con mal lograda firmeza.

Una extraña y contagiosa risa de tono burlón pero al mismo tiempo agradable llenó el ambiente, y que por alguna razón, hizo que toda la presión que había estado presente desde que llegaron desapareciera por completo, y sin notarlo una ligera sonrisa curvo los labios de Isis haciendo que todos los músculos que habían estado tensos se relajaran.

El sujeto salió de entre la oscuridad con ágil paso hasta Dorado y delicadamente bajo la mano de Isis, que sostenía la esfera luminosa con la suya propia, el contacto no era para nada brusco lo que hizo que Isis no se opusiera a la acción realizada.

-Zane tenía razón eres un poco imprudente, en este mundo no puedes andar por ahí con una esfera mágica brillando en todo su esplendor, si te miran seguro que te matan - dijo sonriendo el sujeto mientras colocaba su mano sobre la esfera haciendo que poco a poco fuera aminorando su tamaño y brillo -Veo que tampoco mintió cuando dijo eras hermosa, soy Caleb.

La voz de Caleb era realmente alegre y su tacto era tibio y relajante, Isis pudo reaccionar cuando él quito su mano de sobre la suya dejando la gran esfera convertida en una bola, del tamaño de una de billar. El chico era alto y de cabello castaño claro, con ligeros destellos rojos que le daban un tinte anaranjado. Tenía la piel blanca, y unos preciosos brillantes ojos de color turquesa que parecían dos joyas y sonrisa, Isis tuvo que hacer un esfuerzo para no empezar a reír con él, esa sonrisa preciosa, que al formarla hacía que se le vieran dos ojuelos a ambos lados de las mejillas muy cerca de la comisura de sus rosáceos labios.

-Eres tan… Soy Isis -se apresuró a corregir ella, y no pudo evitar que un ligero sonrojo se apoderara de sus mejillas, pero con el frío aire que corría seguramente alguien a quien culpar.

-¿Y ustedes? -preguntó alegremente Caleb volteando hacia Kevin y April quienes habían guardado silencio al ver al recién llegado.

--Yo me llamo Kevin -se presentó el chico de pelo azabache sonriendo, Isis supo que no había sido la única a la que se le había contagiado la sonrisa de Caleb.

-Yo soy April -dijo embobada su amiga, reaccionando luego con ayuda de un empujoncito de parte del brazo de Kevin.

-Bonito nombre -mencionó Caleb -será mejor que empecemos con nuestro camino o no llegaremos nunca a nuestro destino, ¡Hey, Carly ya están aquí! -agregó lo ultimo gritando, para después voltear y hablar con aquella hermosa sonrisa surcando su rostro -Carly es mi yegua -explicó.

Dicho esto, una hermosa yegua de pelaje plateado y de crines un poco más oscuras que su pelaje trenzadas en varias partes, apareció por la dirección de la que había llegado Caleb, y no tardó en colocarse al lado de él y ver expectantes a los tres humanos que la veían deslumbrados ante tal belleza, pues para Isis esa yegua parecía más a como se retrataba a los unicornios, solo que sin el cuerno.

-Ya era hora, me estaba aburriendo, seguro que si esperaba un poco más ahí de pie, esta arena me habría tragado -dijo Carly mientras movía la cabeza para apartar las crines de sus oscuros ojos.

-No seas mal educada Carly, preséntate primero antes de protestar -respondió Caleb.

-¿Qué? -dijo atónita la yegua viendo a Caleb -pero si Dorado ya me conoce, tonto.

-Carly -dijo Caleb de manera amenazante pero aun divertida.

-Yo solo me presento con seres como yo, bellos e importantes -dijo la yegua.

-Ves -susurró Caleb a Isis -es muy terca, a veces pienso que hubiera preferido a Ror como caballo cuando tía Amber nos regaló los caballos a Zane y a mí.

El de ojos turquesa suspiró y se alejó de Isis con un mohín en el rostro, ella sonrió. Con ágil movimiento Caleb se montó en Carly, tomó las riendas y la guió hacia los tres humanos con esa bella sonrisa de oreja a oreja haciendo que se le marcaran de nuevo los ojuelos de las mejillas, sin duda era la sonrisa más bella que Isis hubiera visto, una sonrisa llena de sentimientos, una sonrisa verdadera. Recordó que Zane le había dicho que en los elfos era muy extraño ver que mostraran sus sentimientos, pues para ellos era una debilidad, usualmente eran muy cuidadosos al momento de enamorarse y rara vez se sabía que lo estaban, hasta las madres eran sumamente sutiles con el cariño hacia sus hijos, pero Caleb era diferente, su simple presencia hacia que el ambiente a su alrededor fuera cargado de sus sentimientos, él era diferente. Isis supuso que aun estando enojado vería ese brillo de alegría en su rostro.

-Tenemos que irnos, -dijo Caleb de manera casual dando una rápida mirada a Isis, Kevin y April - ¿Están Listos?

-Claro, vamos -contestó Isis.

Caleb marcaba el camino, a su derecha iba Isis y a la izquierda iba Kevin con April inmersos en una conversación en la que el chico le explicaba a la rubia algo que sin duda debía ser lo acontecido en la batalla del año anterior, por la forma en la que Kevin movía las manos. Isis sonrió, Ror era un excelente caballo para guiar a su jinete sin que este se diese cuenta, pues Kevin apenas y tocaba las riendas o más bien nunca las tocaba.

-Caleb -llamó Isis y el chico volteó la cara hacia ella sonriendo -¿Hacia dónde vamos?

-Vamos hacia Bladow, uno de los pueblos oscuros. Bladow es el centro del mundo Oscuro, seguro ahí encontraremos pistas -contestó sonriendo Caleb.

-Entiendo -susurró Isis e inconscientemente llevó su mano hacia el dije de mariposa que descansaba en su pecho apretándolo delicadamente, cuanto deseaba tocar la piel de Zane en vez del la fría plata de la que estaba hecho el dije.

-Él estará bien, Isis -dijo Caleb, esta vez con una sonrisa consoladora -lo traeremos de vuelta sano y salvo.

Isis le sonrió, Caleb tenía razón, esta vez debía dar todo de su parte para encontrar a Zane y traerlo de vuelta, debía alegrarse, esa Isis triste no era ella, levantó la vista y sonrió, esta vez fue una sonrisa sincera con autentica alegría, alegría pues sabía que con esfuerzo traerían de vuelta a Zane, debía ser fuerte, pero fuerte por ella y por Zane.

-¿Qué tipo de criaturas viven aquí? -preguntó Isis recuperando su usual tono alegre, él volteó.

-Como lo más que brilla el sol de este mundo es como está ahora, habitan solo criaturas que son nocturnas en cualquier otro mundo, hay ogros, vampiros, la mayoría de gigantes y enanos viven aquí. Pero los que más llenan este mundo son los Shinigami…

-¡Shinigami! -interrumpió April, sin duda su amiga podía estar entretenida en una conversación y pendiente de otra -¿hablas de los dioses de la muerte japoneses?, vaya de la mitología celta te pasas a la japonesa.

-Bueno, no es que me cambie de cultura, es solo que muchas de las criaturas mágicas solo se dejaban ver en ciertos lugares, por eso es que tal vez para los humanos los dividía la cultura o los llamaban de diferentes nombres -explicó Caleb con calma -Además a los Shinigami se les conoce con muchos nombres, algunos los llaman dioses de la muerte, Muerte, o hasta Ángeles de la muerte, pero en realidad ellos prefieren que se les llame Shinigami. ¡Ah! También hay seres llamados Penumbra ustedes les conocerán como demonios.

-No pensé que hubiesen demonios en el Mundo Humano -Mencionó Kevin.

-Habitan pero son muy pocos y además los humanos no pueden verlos. No puede hacerles daño, solo se encargan de asustarlos un poco y de perseguir almas de muertos -Explico Caleb para luego guardar silencio.

-¿Qué es lo que hacen los Shinigami? -preguntó Isis con clara duda.

-Se encargan de llevar las almas de los muertos al jigoku o al cielo según sea el caso, también se encargan de controlar el número e Penumbra que habitan el mundo humano, en realidad no son dioses, más bien son trabajadores o mensajeros -aclaró Caleb.

-¿Qué es el jigoku? -preguntó Kevin

-Es la forma en la que los japoneses llaman al infierno -respondió April rápidamente, seguro que ya se había hecho propietaria de una gran cantidad e libros de mitología, considerando quien era su amiga -entonces ¿Los Shinigami son buenos?

-Nadie lo sabe, como tratan con ángeles y demonios, no es seguro que sean buenos o malos, solo son fieles a sí mismos -contestó Caleb, mientras cruzaba hacia la izquierda después de un árbol de ciprés -Este es el pueblo de Bladow.

Isis subió la vista, el pueblo de Bladow apenas estaba iluminado por unas farolas que brillaban con pereza dejando todo en lúgubres sombras. En el lugar habían algunas casas que estaban perfectamente alineadas creando un efecto de cuadricula en el fantasmagórico pueblo de calles empedradas.

-Será mejor que te deshagas del hechizo -le dijo Caleb a Isis cuando se adentraban en el pueblo vacío.

Isis se deshizo rápidamente de la esfera de luz que había mantenido brillando en todo el camino con un suave susurro y se dedico a contemplar las vacías calles, nadie se asomaba por ningún lado, salvo curiosas sombras que se a apresuraban atravesar las negras paredes de las casas, Isis se preguntó si serían aquellos los Shinigami, pero tenía el leve presentimiento de que pronto lo sabría.


[i] Pih = luz

1 comentario:

  1. hola :) como siempre un hermoso capitulo, aqui pasando para decirte q sigas escribiendo y q sepas q siempre sonrio con tus descripciones de personajes, son muy hermosos. espero con ansias el proximo capitulo. mayi (miyaly)

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