jueves, 16 de julio de 2009

Prólogo, La Magia del Verdadero Amor II, Barreras

Gracias a todos, gracias a Nat y a Isha por sus comentarios, es agradable saber que a alguien le agrade lo que escribo. Pensaba colgar el segundo libro hasta la proxima semana pero creo que es mejor recompensar como ya lo había dicho las 500 visitas, así que aqui les traigo el prólogo del libro La Magia del Verdadero Amor II, Barreras. Espero sus comentario.

Prólogo

Oscuro Comienzo

El silencio del camino era roto solo por el sonido de los cascos del caballo dorado que se precipitaba por recorrer toda la extensión del camino. El jinete sonrió, era realmente fácil cruzar el mundo de la Luz tanto de día como de noche, la luminosidad de las plantas y la buena iluminación prestada por la perfecta luna plateada que se abría paso en el firmamento hacían que todo estuviera perfecto para un viaje nocturno.

No faltaba mucho para llegar al prominente árbol rodeado de luciérnagas en el que acababa el amplio camino bordeado de árboles y su llegada al otro mundo no sería esperada. Estaría ahí un buen tiempo lejos de presiones y problemas que resolver, sabía que su estancia en aquel mundo seria agradable con la compañía de viejos amigos, aunque hubiese deseado que ella lo hubiese acompañado. Jamás pensó necesitar de ese modo a un ser, ni pensó desear estar siempre a su lado, deseo que se veía ofuscado por la distancia que los separaba, pero ese no era un problema, sabía que en el instante que la necesitase, en el momento en el que él deseara una salida, ella estaría a su lado para salvarlo con esa valentía y esa luz interior que la caracterizaban tan bien.

La delicada franja de oro que adornaba su oscuro cabello destelló cuando el caballo se detuvo por completo al frente del árbol dejándole así una buena posición para que vertiera las gotas de Forisen en las raíces del árbol, que no tardaron en reaccionar y se abrieron de par en par. El jinete agitó las riendas que ataban al caballo y rápidamente ambos entraron en el arco formado por el frondoso tronco del árbol.

Detuvo el avance cuando cruzó el árbol y se vio envuelto en la fría atmósfera de ese nocturno lugar, el arco se cerró segundos después dejando todo mucho más oscuro de lo que ya estaba, pero un parpadeo bastó para que sus pupilas se contrajeran y la magia de su sangre corriera hasta ellas dándole una visión tan clara del lugar como si aun estuviera en su iluminado mundo.

Estaba por agitar las riendas del caballo cuando un sonido alertó sus sentidos, agudizó el oído, y primero pensó que serian cascos de caballos pero enfocó más su oído y entonces se corrigió, definitivamente no eran cascos, sonaba más como garras que raspaban el suelo al caminar. Eso no era buena señal, debían de ser Penumbra, sin embargo solo era uno, debía estar preparado para cualquier cosa, agitó las riendas pues, no se podía dar el lujo de detenerse por mucho tiempo. De nuevo sus sentidos lo alertaron, oía más garras raspar el suelo tan rápido como iba su caballo, se estaba preocupando, si no estaba mal lo seguían unos cuatro. Aceleró el avance del caballo que resopló debido al fétido olor que se había apoderado del aire, un olor a carne en descomposición, eso significaba que los Penumbra habían estado de caza, y él tenía muy claro que no quería formar parte de ella.

Jaló las riendas lo más rápido que pudo cuando una de esas criaturas se cruzó en el camino quedando al frente del caballo que a resbalones logro detenerse. Maldijo por lo bajo, y cuando estaba por maniobrar al caballo para virar a la izquierda, otro monstruo se abalanzó sobre él haciéndolo caer, susurró un hechizo que hizo bolar al monstruo que se había arrojado sobre él y se paró lo más rápido que pudo, no podía mostrar debilidad. Apretó su abdomen con una mano, y sin duda sintió que debía de tener unas costillas rotas. Dos monstruos más aparecieron mucho antes de que se pudiera acercar al caballo que habían logrado alejar de él.

-Docyrino[i] -alcanzó a gritar cuando los dos Penumbra lo acechaban, el hechizo logró derribar a uno pero el otro acertó a darle un tajo en el hombro izquierdo con sus afiladas garras. Un destello cruzó el cielo estrellándose en la cabeza del caballo que calló inerte al suelo, había alguien más que estaba usando magia y no estaba de su lado.

-Gape osorjue[ii] -gritó de nuevo tratando de esquivar los ataques de los Penumbra, ahora eran cinco los que lo atacaban, esto iba mal y su magia se estaba agotando, sería mejor llamar a su arma antes de quedarse sin energía. Grito dos hechizos destructores y muy en contra de su voluntad se hecho a correr rápidamente a la vertiginosa velocidad heredada de su raza.

Tres Penumbra lo perseguían de cerca y no podía dejarlos atrás aunque corriera más rápido, la falta de magia, las costillas rotas y la herida de su hombro punzaban y debía encontrar una salida pronto o acabaría en las garras de esas criaturas. Corrió hasta hallarse al borde de un río, recordaba el lugar, y muy a su pesar sabía que en kilómetros no habría nadie que pudiera ayudarlo, debía encarar a los monstruos que lo perseguían. Volteó lentamente hacia los tres Penumbra, si estos no eran los únicos enemigos que lo atacarían estaría en problemas pues su magia se estaba agotando.

Los Monstruos lo acecharon, esperando cualquier movimiento, él colocó sus manos cerca de su cadera izquierda listo para convocar su arma pero antes de poder hacerlo el segundo destello de la noche se abalanzó sobre él, a duras penas logró esquivarlo, y se dio cuenta de que sus reflejos se estaban volviendo torpes y los Penumbra empezaron a atacarlo, uso sus últimas reservas de magia para destruir a dos de los tres Penumbra, enfocó el resto de magia en su mano y estaba listo para usarlo en contra del monstruo cuando esté asestó un golpe en su espalda con el espinoso mazo que llevaba. Cayó de rodillas por el brutal golpe y por un segundo soporto el peso del Penumbra quien ya aullaba victorioso, el monstruo volvió a levantar el mazo buscando atacar de nuevo, lo que él aprovecho para girarse y golpearlo fuertemente.

El Penumbra murió cuando el puñetazo impregnado de magia lo golpeó y él logro levantarse, se tambaleó hacia el río, sabía que si se dejaba llevar por la corriente llegaría a un poblado y alguien lo reconocería y estaría a salvo, pero no olvidaba que aun quedaba alguien entre las arenas que deseaba matarlo, pero ya no tenía fuerza. Llegó a la orilla del río y sintió como un fuerte hechizo se estrellaba en su espalda y su cuerpo caía sin fuerzas al río, su vista se nublo y su mente se estaba apagando.

-Esto esta mal -alcanzó a decir antes de que cayera en un profundo trance.


[i] Docyrino = destruye

[ii] Gape osorjue = bola energía

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